Después de mucho tiempo, paseando hoy por algunas calles de nuestro barrio, Villaverde Alto, he podido darme cuenta de que parece haber otra alegría en las gentes. He observado que las calles comienzan a estar más limpias y, pese al calor, los vecinos se nota que tienen otro ánimo.
En el paseo de Alberto Palacios, frente al mercado, un conjunto amenizaba la mañana con sus melodías, y todo parece dispuesto para el optimismo. Milagrosamente, después de más de dos años sin que las fuentes del parque Huerta del Obispo funcionasen, vuelven a tener agua.
¡Eso sí!… Igual que digo una cosa, digo la otra: ahora lo que hace falta es que las pocas mejoras que se van viendo —por favor—, ¡hay que respetarlas! Digo esto porque los pulsadores de los grifos recién puestos ya han sido saboteados, y hay que pulsar de mala forma sin que los niños más pequeños sean capaces de poder saciar su sed. Asimismo, las noches de paseo dejan ver bien a las claras que no sabemos respetar el trabajo de los limpiadores de las calles, ya que, aunque existen papeleras y contenedores, latas, botellas y restos de bocadillos son arrojados al suelo.
Tenemos que poner de nuestra parte y demostrar nuestro civismo para después poder exigir a los nuevos mandatarios municipales que cumplan con todas esas mejoras que nos prometieron durante la campaña electoral y que parece ser que efectivamente se van haciendo realidad. A ver si es verdad… Que yo, que tantas veces a través de estas páginas me he quejado del mal estado del barrio en general, a partir de ahora, cuando tenga la oportunidad de expresarme, sea para manifestar mi agrado y satisfacción por los cambios que se empiezan a ver.
Francisco Herranz González