Jorge Lacasta, cineasta escritor, ha realizado su primera incursión en la novela con ‘Las aguas del Leteo’
Jorge Lacasta es un cineasta escritor que ha sabido radiografiar en sus películas la realidad de la chavalería en Villaverde huyendo de los tópicos. En su primera incursión en la novela, Las aguas del Leteo, se adentra en una relación en la que el amor duele y en la que los diálogos son tan ágiles como atrayentes. Un paso más en un creador que siempre ofrece un prisma diferente.
La escritura siempre ha formado parte de ti, pero más en el guion. ¿Cómo surge la necesidad de escribir una novela?
Con los últimos cortometrajes que realicé acabé un poco decepcionado, no por el resultado, sí por la distribución. Si no cuentas con algún actor famoso en tu elenco o tienes los medios para pagar a una distribuidora, es complicado competir en los festivales. Por esta razón, empecé a escribir la novela, ya que era algo que luego no tenía que rodar. Cuando acabara de escribir lo tendría terminado.
Para mí eres el director que mejor ha sabido reflejar la realidad de la juventud en Villaverde. Tu corto No hay futuro lo sigo poniendo a mis alumnos y sigue impactando. ¿Pensaste en algún momento en el formato guion antes de la novela?
Ésta es una idea que tuve en mi cabeza durante mucho tiempo, pero me parecía algo complicado para realizar un corto o una película de esta historia con los medios de los que dispongo. Al estar ambientado en un futuro cercano, se necesitaría cierto presupuesto para recrear alguna escena. Empecé a escribir con la idea de que fuese un cuento, pero luego fui desarrollándolo y vi que podía hacerse un libro con esta historia.
Las aguas del Leteo parece mantener un diálogo con propuestas como Olvídate de mí o El efecto mariposa. ¿Qué referentes has tenido a la hora de enfrentarte a la escritura?
Aparte de esas dos películas que comentas, también me he fijado mucho en la serie Black Mirror. Me gustan las series o películas que traten de un futuro cercano, que sea algo que pueda llegar a ocurrir sin llegar a ser Star Wars o sagas de ese tipo que tienen un estilo más de ciencia ficción.
Es una historia eminentemente romántica; el amor está tratado en todas sus variantes. ¿Cómo te enfrentaste a escribir sobre él sin caer en lugares comunes?
Quería escribir una historia de amor que se sintiera fresca y cotidiana. Que partiera de situaciones comunes y tuviera unos diálogos directos, sin caer, como dices, en frivolidades que distanciasen al lector de la historia. Lo que he intentado es que la historia ocurra en un futuro próximo pero que se sienta como una historia normal que puede ocurrirle a cualquier pareja.
¿Ha sido duro el proceso de escritura?
He disfrutado mucho al escribir la novela. Había dejado de lado la escritura en estos últimos años y volver a escribir me ha encantado. Empecé sin ninguna pretensión, y si el libro no hubiera llegado a buen puerto igualmente estaría contento de haberlo escrito.
La intimidad en el texto está tratada muy bien, al igual que los diálogos, algo que manejas a la perfección. ¿Quieres hacer algo en imagen con la novela?
Sí es cierto que hay partes en el libro que se parecen más a un guion que a una novela, pero es el estilo que prefiero. No me gusta describir en exceso los lugares. Prefiero que el lector use la imaginación y centrarme más en la historia, los personajes y los diálogos. Aun así, no quiere decir que no haya capítulos que sean más descriptivos, pero no me gusta recrearme. Los capítulos también son más cortos, tratados como si fueran escenas de una película.
¿Qué estás escribiendo ahora?
Tengo un par de ideas para escribir otra novela y también otra historia para hacer un corto de temática social, pero aún son cosas que hay que pulir mucho. De momento me quiero centrar en la distribución del libro. Mientras tanto, trabajaré en estas ideas para ver si alguna tiene futuro o se une al cajón de las ideas descartadas.