ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
Ecologistas en Acción ha presentado su informe sobre la calidad del aire en la capital durante 2023
El informe de Ecologistas en Acción sobre la contaminación durante 2023 en la ciudad de Madrid describe una situación muy diferente del triunfalismo y autocomplacencia que estos días exhibe el Gobierno de Martínez-Almeida.
Dióxido de nitrógeno, NO2
Efectivamente, este año se han cumplido por segundo año consecutivo los límites legales en relación al NO2. Sin embargo, analizando la serie histórica de este contaminante, el punto de inflexión de la contaminación por dióxido de nitrógeno ocurrió en 2019, con Madrid Central. El número de estaciones que superaban el valor límite anual entre 2010-2018 era de unas once al año, mientras que en 2019 pasó a ser dos, y a partir de 2020 (con las restricciones de la movilidad de la pandemia) solo una.
De modo que se podría decir que la principal acción del Gobierno municipal de Almeida ha sido incumplir su programa y no abolir Madrid Central, hasta ahora la medida que más ha bajado la contaminación por NO2 (un 22% en su primer año de ejecución dentro del perímetro de la zona de bajas emisiones).
Seguramente una de las principales causas de la reducción del NO2 esté relacionada con la disminución en el consumo de diésel de automoción, que es la principal fuente de este contaminante. Por un lado, la emergencia sanitaria debida a la COVID-19 conllevó restricciones sin precedentes en la movilidad desde marzo de 2020. Posteriormente, para hacer frente a la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania, desde finales de 2022 se adoptaron medidas de apoyo al transporte público, como la gratuidad de los trenes de Cercanías y Media Distancia o la reducción de entre el 50% y el 60% de las tarifas del transporte público de la ciudad. Estas medidas han supuesto una sensible reducción del consumo de combustibles de automoción en la Comunidad de Madrid. Así, en comparación con el año 2019, el consumo de diésel descendió un 20% en 2020 (el año del confinamiento) y en torno a un 15% en los años 2021 y 2022. El dato final de 2023 no está disponible aún, pero considerando el periodo entre enero y octubre, el consumo de 2023 es un 17% inferior al de 2019.
Por otro lado, conviene recordar que los niveles que ahora (por fin) cumplimos eran obligatorios desde 2010. Pero los estándares de protección de la salud avanzan a medida que se profundiza en el conocimiento sobre los efectos adversos de la contaminación y la sociedad toma conciencia del problema. Y los nuevos estándares nos van a situar de nuevo fuera de la ley.
Hasta ahora, la normativa admite no rebasar los 40 microgramos de dióxido de nitrógeno por cada metro cúbico de aire (µg/m3). Pero la nueva directiva que se prevé aprobar en este 2024 rebaja ese nivel admisible a 20 µg/m3, lo que hará que prácticamente la totalidad de las 24 estaciones madrileñas incumplan la ley. Y sin olvidar que la OMS recomienda no superar el valor de 10. De modo que bien está que la contaminación por NO2 en Madrid se reduzca, como está ocurriendo en muchas otras grandes ciudades, pero queda todavía mucho por hacer para alcanzar una calidad del aire saludable, lo que quiere decir que hay que adoptar más medidas de reducción del tráfico.
Ozono troposférico, O3
Por otro lado, el significativo incremento de los niveles de contaminación por ozono en Madrid en 2023 es un hecho preocupante. Se constata que la contaminación por ozono en la ciudad va en aumento, tras la tregua que supusieron las excepcionales medidas de restricción de la movilidad de los años 2020 y 2021 a consecuencia de la pandemia. Y es previsible que en los próximos años la situación tienda a agravarse, por el efecto de las intensas y continuas olas de calor en verano, debido al cambio climático.
Así, los datos de O3 de 2023 son los peores desde 2015. En 2023 hubo 59 superaciones del Umbral de Información a la Población en Madrid, mientras que en 2022 se registraron 10 y ninguna en 2020 y 2021. La contaminación por O3 va en aumento mientras no hay actuaciones del Ayuntamiento ni de la Comunidad de Madrid en este tema. Efectivamente, ninguna de las dos Administraciones cuenta con protocolos frente a picos de contaminación por ozono, como sí tienen París o Valladolid. Tampoco hay planes específicos de reducción de la contaminación por este contaminante.
¿Madrid por fin respira?
Con los resultados de los dos últimos años, el Ayuntamiento de Madrid ha lanzado sendas campañas de promoción con los lemas: “Madrid por fin respira” y “Madrid tiene otro aire”, destacando el hecho de que la ciudad de Madrid ha dejado de incumplir los límites legales vigentes de NO2. Concluyen que la ciudad ya ha alcanzado niveles de calidad del aire saludables por lo que, básicamente, no contemplan introducir medidas adicionales de reducción de la contaminación. Teniendo en cuenta que muchos estudios cifran en más de 2.000 muertes prematuras a causa del NO2 en la ciudad de Madrid, esta actitud resulta irresponsable: toda ambición para reducir la contaminación es poca.
En definitiva, para garantizar una calidad del aire saludable, no basta con cumplir con unos valores límite que ya se han quedado obsoletos. Madrid se encuentra muy lejos de cumplir con los nuevos valores de referencia sobre contaminación atmosférica. Así pues, queda poco margen para la complacencia y mucho trabajo por delante para lograr un aire saludable en la ciudad.