Querido retoño:
Este mes cumplirás doce semanas en mi vientre. Se que es muy pronto para escribirte, pero pronto descubrirás que tu madre utiliza cualquier pretexto para contar una historia. Navidad es una época bonita para nacer, y tú serás el mejor regalo del 2021. Estas fiestas serán especiales porque llegas tú y porque tus abuelos, ya vacunados, podrán venir a conocerte. ¡Por fin podremos juntarnos todos! Y es que la humanidad acaba de superar una pandemia que ha restringido nuestros movimientos, obligándonos a todos a quedarnos en nuestras casas. Bueno, a casi todos.
Hay quienes entienden que su libertad está por encima de la salud de su familia y amistades, vecinos y compañeros de trabajo, y se han saltado todas las medidas del confinamiento. Los mismos que han organizado fiestas, no se han puesto la mascarilla ni respetado la distancia de seguridad y han puesto en duda incluso la propia existencia del bicho, mientras en nuestros hospitales morían miles de personas. Y algunos hasta instrumentalizan esa falta de “libertad” para su propio beneficio.
Menos mal que aún estás ahí dentro, porque de haber estado fuera estos meses pensarías que la libertad en Madrid es no tener que encontrarte a tu ex por la calle. Mi legado como madre será enseñarte que la libertad es más grande y más valiosa que beberte una caña en un bar. Para tu madre el auténtico significado de la palabra “libertad” se materializa, desde hace una década, en nombres y apellidos del país de tus ancestros, Siria. Estoy deseando contarte todas las historias que guardo dentro para cuando llegue el día en que las puedas comprender.
Al borde de tu cama te contaré cómo Basel Shehade, la joven promesa del cine, renunció a la prestigiosa beca Fulbright para documentar la represión del régimen en diferentes puntos del país y para entrenar a otros ciudadanos a filmar y editar imágenes de vídeo.
O cómo Razan Zeitune, una prominente abogada que documentaba las violaciones de derechos humanos bajo amenazas, consiguió cofundar los Comités de Coordinación que sustituyeron organizativamente el vacío que fue dejando el Estado sirio en la estructuración de los servicios básicos. Qué bonitos legados nos dejaron: la libertad pensada para ayudar y proteger a los demás. Decidir el camino más difícil porque es el correcto es la libertad que intentaré inculcarte desde la cuna.
Con un poco de paciencia sabrás identificar a los que utilizan la libertad para los gestos más nobles, haciéndonos a todos un poco más libres: enfermeras que nos cuidan las 24 horas del día en los hospitales públicos, vecinos que quitan la nieve de la acera del portal para que otros no tropiecen o voluntarias en la orilla de Ceuta esperando para dar algo de agua, un abrazo y consuelo a un migrante que acaba de cruzar la frontera.
Cuando el clamor de esa libertad te alcance, ya no podrás escuchar otra cosa.
LAILA MUHARRAM
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