¿Puede un diamante hacerse a sí mismo?
Mª Eugenia Sánchez Carrero
Mi alumno es un trocito de cariños y gamberradas,
es una prueba a mi paciencia y un desafío;
es una música inacabada,
un interrogante en su mirada,
un ser expectante o un griterío.
A mi alumno le asusta su incierto futuro
como el monstruo de una noche desierta y fría,
y está buscando un lugar seguro
que ilumine su camino oscuro,
y sin buscarlo yo hago de guía.
Desde mi alma le muestro este vasto mundo,
pongo para él mi voz y mi talento,
le enseño lo breve y lo profundo,
le doy lo que soy en un segundo
e intento ser leal cada momento.
Me gustaría que la confianza no te faltase,
acompañarte en todos tus años;
que tu pasión por vivir triunfase,
que el entusiasmo no te fallase
y estar contigo en tus desengaños.
Mas mi sino es que poquito a poco te vayas yendo,
que a mis oídos lleguen tus andaduras;
que otros alumnos vayan viniendo,
yo te imagine feliz viviendo
y en mi recuerdo guarde ternura.
Echarás la vista atrás un día de invierno
y a tu memoria volverán dulces sensaciones:
olor nuevo de libros de texto,
los lápices de un estuche abierto,
y el sonido alegre, de alegres canciones
Echarás la vista atrás un día de invierno
y la nostalgia vendrá a visitarte.
¡Ojalá volver a vivir el momento,
la vida sencilla en tiempos de colegio,
con mi profesor que fue mi estandarte!