Dado lo nombrado y renombrado del asunto en estas últimas semanas, no vamos a ser menos ni más originales dedicándole un espacio a tan energética cuestión y desde aquí concienciar y acercar más su impacto en nuestra salud.
Las bebidas energéticas, con sus llamativos envases y anuncios de aumento de rendimiento y energía, han escalado puestos con respecto al resto de refrescos en estos últimos tiempos. Sin embargo este auge ha llegado hasta un sector delicado: niños y adolescentes. A medida que estos productos se vuelven cada vez más accesibles, se hace fundamental profundizar y dar a conocer los efectos negativos que pueden tener sobre nuestros chavales.
Ingredientes estrella: cafeína y otros estimulantes. Ya solo con leer esto deberían ponerse los vellos de punta, y más si estamos hablando de los niños. A menudo sus altas cantidades de cafeína pueden superar a las de una taza de café, y además pueden contener otros estimulantes como el guaraná y la taurina, cuya combinación puede llevar a un aumento de la frecuencia cardíaca, tensión arterial, palpitaciones, incluso estados de ansiedad.
¿Cómo afectan al sueño y a la concentración? Con todos los síntomas anteriormente mencionados parece quedar claro su posible interferencia en el ciclo del sueño infantil y adolescente, por ende a la concentración y rendimiento escolar. La falta de horas y sueño reparador puede llevar a un mayor cansancio y menor capacidad para retener lo aprendido en el centro escolar.
¿Y a largo plazo qué nos podemos encontrar? El consumo excesivo de este tipo de bebidas se ha relacionado, dados los síntomas descritos, con enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad. Los chavales son especialmente vulnerables a estos riesgos, ya que aún están en desarrollo. Con frecuencia se consumen con alcohol, lo que les hace arriesgar más en determinadas situaciones y sus efectos se acentúan. Una sobreexposición a altas dosis de cafeína puede llevar a una dependencia a ésta.
Recomendaciones. Dada la creciente preocupación social por este problema, es fundamental tomar medidas. La familia y resto del entorno de los niños y adolescentes deben concienciarse y concienciarlos y aprender sobre sus riesgos fomentando hábitos de vida saludables.
En conclusión, si bien las bebidas energéticas resultan tentadoras y llamativas para ellos, porque van en busca de un impulso de energía, es muy importante comprender, no solo por el entorno sino por ellos mismos, el impacto sobre la salud que suponen.
La conciencia y la educación saludable son esenciales para hacer que tomen decisiones fundamentadas y razonadas priorizando su salud y bienestar.
TAMARA JIMÉNEZ CARO
Enfermera escolar y especialista de Pediatría
@tuenfermerainquieta