En un entorno complejo, difícil e incluso hostil en ocasiones, donde además la contradicción suma puntos, se aboga por una cuestión y su contraria. Hipocresía patente. Sociedad que hace aguas.
Después de Halloween, el culto a la muerte, que nos lo quieren vender como sea, llega la Navidad, en la que se celebra la vida. ¿Realmente saben las nuevas generaciones lo que se celebra?
Después de un robo vergonzoso, una empresa aprovecha el tirón para vender más productos, igual que en la pandemia se aprovechó para ganar dinero con las mascarillas y las pruebas. A río revuelto…
¿Cómo se asumen un cazador vegano, un juez injusto, un político corrupto, un periodista desinformado, un policía comprado, un profesor no empático?
Ya no sé escuchar noticias sin poner filtro; se informa y desinforma a la vez porque se introducen datos que venden o enganchan pero no están contrastados.
Hay vidas que valen mucho y por un daño causado sorpresivamente (aunque últimamente no se lleva) un político dimite. Pero después de la muerte de más de 200 personas, a otro político le cuesta más de un año dimitir.
¿Los derechos son para unos sí y para otros no, son para todos o no son para nadie? Todos cometemos errores, pero hay que afrontarlos y responder.
Si nos duele la cabeza o cualquier parte del cuerpo, tomamos un analgésico, pero lo ideal sería que no tuviésemos que calmar los dolores porque todo el organismo está sano. Si nos duele el corazón, no sabemos qué tomar. La inacción, o el intento de evadirse de una realidad que no nos gusta o no compartimos, puede llevarnos a sitios peores. Por eso los proyectos, las aficiones, la socialización, el ejercicio físico pueden ser “remedios” que nos alivien la ansiedad y la frustración por las injusticias. La lectura es quizás una evasión sana, que enriquece, más que cualquier pantalla. Y en muchos casos, también escribir.
Llegan las fiestas navideñas, buen momento para leer y compartir o regalar libros.
Deseo para todos los implicados en el magnífico proyecto del periódico de Villaverde y, por supuesto a los lectores, unas Navidades conscientes, felices y a ser posible profundas, que lo uno no está reñido con lo otro y es muy conveniente.
Que no nos anestesien ni el exceso de comida y menos el exceso de bebida. La anestesia para las operaciones quirúrgicas, no para el día a día, no para existir. Cuestionarse lo que sucede, lo que sentimos, nuestra posición, es importante y saludable.
Echo de menos que el amor / se despierte en algunas personas / y que la generosidad vuele y llegue / a los rincones de las almas. / Echo de menos el silencio de las armas, / la risa de los que están en suelos devastados. / Echo de menos los niños jugando / en el parque sin peligro, / los ancianos respetados y escuchados. / Echo de menos las miradas de rostros / que solo miran sus móviles. / Echo de menos el respeto para todos, / y, sobre todo, echo de menos rostros… / sonrientes.
¡Feliz Navidad para todos!



