MAX RIGEL
Palomas cojas de San Cristóbal que no pueden saltar por el pan, entre gorriones que se lo roban y naves cósmicas de los perros al orinar.
La guerra de los mundos está al llegar al mundo de la guerra. De gente y animales que no escaparán.
Aunque pregunten en la plaza de Paz, de la torre las cigüeñas no responderán.
¿Quién sabe si el agua de las fuentes tiene algo que decir?
A la escuela ni de casualidad te asomes. Al terreno de fútbol tampoco. No mires hacia ningún lado buscando el porvenir.
Ya están aquí entre la lluvia de marzo y los trenes hundidos. La plaza Pinazo y aquella canosa mujer que asusté por dejarla pasar. Más asustada estaba antes de mirarme. Tal vez lo sabíamos todo ya.
Aunque estén aquí, no pueden pasar.



