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CÓMO EMPLEAMOS LOS MAYORES NUESTRO TIEMPO

CENTRO CULTURAL AGATA

Después de toda una vida de trabajo y sacrificios para sacar adelante a nuestras familias, las personas mayores tenemos derecho a tener una vejez tranquila y lo más agradable posible.

Algunos empleamos nuestro tiempo (que es mucho) en la lectura de libros que antes no tuvimos ocasión de leer, a otros nos gusta hacer algún viaje de vez en cuando, otros empleamos tiempo en practicar algún deporte o juegos como la petanca, juegos de cartas, gimnasia, etc. Otros nos vemos obligados a echar una mano a nuestros hijos e hijas cuidando a nuestros nietos mientras ellos trabajan. Otros por diversas causas solo estamos en casa viendo la televisión.

De cualquier manera, todos podríamos encontrar algo de tiempo y emplearlo en alguna causa con la cual podamos beneficiarnos nosotros y en el futuro nuestros hijos y nietos, y que al mismo tiempo nos genere una sensación de bienestar interior al pensar que estamos haciendo algo importante para toda la sociedad.

En Villaverde Alto, en el Centro Cultural Ágata, nos reunimos todos los martes a las diez de la mañana un grupo de pensionistas que estamos organizados para luchar en defensa del sistema público de pensiones. Si decides emplear algo de tu tiempo y colaborar con nosotros en esta causa, te esperamos cualquier martes a la hora señalada. Tu presencia y tu voz son importantes.

JUAN PRESA

NUTRICIÓN PARA EL 2020

NUTRICION-PARA-EL-2020

Seguimos estrenando año, ¿quieres conocer qué nos espera en nutrición y alimentación para el 2020? El gran desarrollo de las tecnologías en los últimos años facilita nuestro día a día, y también ha llegado a la nutrición. Este año será tendencia tener a tu profesional de la salud en tu móvil u ordenador. Imagina por un segundo hacer la consulta con tu nutricionista de confianza desde casa… o desde el hotel donde duermes hoy porque te encuentras en un viaje de trabajo… No pinta mal, ¿verdad?

Hablamos de otras cinco tendencias en este nuevo año.

• Alimentación consciente: centrar tu atención en entender qué son los alimentos y qué nos aportan son los pilares para que te alimentes de una forma consciente basándote en las demandas del cuerpo.

• El comer emocional: ¿sabes que las emociones modifican nuestra alimentación? Te invito a hacer un ejercicio… Cuando un familiar cumple años, ¿cómo se celebra esa emoción? Nada más y nada menos que con una comida, en la que no faltará la tarta para soplar las velas. Debemos conocerlo, y será en este año cuando aprendamos a manejar esas conductas.

• Reducción total de azúcares añadidos: en este 2020 eliminaremos el azúcar añadido de forma completa; llevamos un camino recorrido y seguiremos trabajando. Si te encuentras en plena “reducción”, ¡ánimo! Tu paladar se está acostumbrando poco a poco.

• Alimentos de proximidad y menor consumo animal: promocionar el consumo de alimentos de proximidad y de temporada, y reducir el excesivo consumo de carne y pescado.

• Me preocupa mi salud: ser consciente de cómo tus actos afectan directamente en la salud te invitará a cuidarte desde la alimentación, el ejercicio, la relajación…

Actúa en este 2020, ¡sin obsesiones!

Nutricionista Sarai Alonso SeguraSarai Alonso Segura
Nutricionista

nutricion@saraialonso.com
www.saraialonso.com

LA ESTAFA DE LOS BITCOIN

Victima-fraude-bitcoin

Está habiendo por internet una gran estafa a personas desesperadas con apuros económicos que pican en estas inversiones con la engañosa oferta de que en un mes o dos duplicas tus inversiones de dinero.

En mi caso, yo me apunté a una página de éstas (https://topbrokerexchange.com/compare-s/) y me han hecho una estafa de 1.250 euros. Al rellenar con mis datos, me imponían una inversión mínima de 250 euros. El bróker de la plataforma o administrador quería que ingresara más, y yo me negué: le dije que quería probar si funcionaba, y tuve beneficios con los 250 que invertí. Me llamó a la semana diciendo que le diera la cuenta, que me iba a reponer los 250 euros de ganancias, y como mi cuenta del Banco Sabadell estaba con 48 euros, me dijo que le diera la cuenta de La Caixa, pues trabajan más con dicha entidad. El caso es que le di mi número de tarjeta de La Caixa, que tenía 800 euros, y en vez de ingresarme los 250 que me prometió, me sacó 790 y dejo la cuenta con 10 euros. Por eso aconsejo que no den los números de tarjeta con los tres números de detrás de la tarjeta, porque les pueden dejar a cero su cuenta con la cantidad que tengan.

A mí el engaño me lo hicieron desde estos dos teléfonos: +34911232112, y otro del extranjero, creo que ponía Estonia, +3728824048, y hasta me dio nombre en mensaje de voz, “Gabriel García”, con acento argentino. Yo, con los resguardos del banco adonde fue mi dinero, voy a denunciarlo a la comisaría, pero creo que con poca esperanza de recuperarlos. Hay un periodista que está intentando localizar a los estafadores y a los estafados para entre todos hacer una denuncia en conjunto. La web es www.maldita.es, y pueden contactar al correo contacto@maldita.es.

Creo que son miles de personas las que están siendo estafadas con estas plataformas bitcoin, así que ojo avizor con estas ofertas ganga para ganar dinero rápido y en cantidad, no sea que les vayan a timar. Un saludo.

MANUEL GOZALO HERNANDO

CAMBIO CLIMÁTICO, SÍ NOS AFECTA

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Hay un refrán que se adapta muy bien a la situación actual: “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.

El cambio climático es uno de los problemas ambientales más graves, o quizá el más grave al que nos enfrentamos en la actualidad, pero a pesar de las múltiples evidencias científicas, todavía existe una parte de la población que niega esta realidad apoyándose en falsos mitos y mentiras repetidas una y otra vez.

La ciencia del cambio climático es, probablemente, el área más estudiada de todas cuantas conforman la ciencia moderna, sin embargo la industria energética y los grupos de presión económicos/políticos llevan años intentando sembrar dudas sobre esta emergencia climática.

Las evidencias, no solo científicas, son innegables: aumento de la temperatura media; desertificación de territorios; aumento de desastres naturales como huracanes, incendios e inundaciones; alteración de ecosistemas con importante disminución de la biodiversidad; contaminación de aguas para necesidades humanas; mayor virulencia de parásitos y aumento de especies invasoras… y podríamos seguir mucho más.

Es por tanto evidente que el cambio climático no es solo un fenómeno ambiental: tiene profundas consecuencias económicas y sociales que afectan a las condiciones de vida de todas las personas que vivimos en este planeta. Por ello es importante aclarar algunas afirmaciones confusas o directamente falsas que intentan, de forma interesada, crear dudas sobre el mismo. A continuación mostramos algún ejemplo.

“El cambio climático no existe”. Más del 97% de la comunidad científica afirma que el cambio climático es una realidad. Un grupo formado por 2.000 científicos de todo el mundo (IPCC), independiente de Gobiernos o empresas, desde hace más de 25 años valora y publica investigaciones sobre él, y sus resultados reflejan sin lugar a dudas la incidencia del ser humano en el calentamiento global.

“El cambio climático es un proceso natural del planeta”. Es verdad que la Tierra está en constante cambio desde su formación y ha pasado por diferentes eras como las glaciaciones, entre otras, pero el actual aumento de la temperatura media del planeta desde la época preindustrial está sucediendo a una velocidad que no se corresponde con los ciclos naturales del planeta. Al buscar la causa de esta aceleración los científicos encontraron una relación directa entre el calentamiento global y el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, provocado por las sociedades humanas industrializadas.

“No podemos frenar el cambio climático”. El cambio climático es un problema ambiental global, pero que sea un problema tan grande no significa que no se pueda hacer nada. Es imprescindible aplicar unas políticas basadas en una economía más sostenible, que mejore el bienestar humano y la equidad social, conciliando el desarrollo económico con el respeto por el medio ambiente y el consumo responsable de los recursos naturales, que no son infinitos. Además, en nuestra vida diaria podemos cambiar nuestros hábitos y nuestra forma de consumo, evitando así la emisión de toneladas de CO2.

“Frenar el cambio climático supondría empeorar nuestra calidad de vida”. Nuestra calidad de vida se está viendo ya afectada por los efectos del cambio climático. No solo el medio ambiente corre peligro, sino también las actividades económicas de las que dependemos, como la agricultura, la ganadería, la pesca… y nuestra salud.

“El cambio climático es algo que solo afectará en el futuro”. Los cambios necesarios para frenar el cambio climático se pueden planificar con antelación, mientras que las consecuencias del mismo llegan sin avisar y violentamente, como los huracanes, la sequía, etc. Por tanto, es muy importante entrar en acción ya.

“El cambio climático supone un aumento muy pequeño de la temperatura”. En el último siglo las temperaturas han aumentado aproximadamente un grado en todo el planeta, un grado y medio en España. Estos cambios de temperatura pueden parecer pequeños, sin embargo esas mínimas diferencias para nosotros son devastadoras para la agricultura, la flora, los océanos y las especies de insectos y animales cuya supervivencia está regulada al milímetro por las condiciones climatológicas. De hecho, un importante porcentaje de la biodiversidad planetaria lo está sufriendo ya.

“El cambio climático es una invención de las multinacionales para ganar más”. El hecho de que el cambio climático exista de verdad no excluye que haya empresas y multinacionales que busquen beneficiarse de ello o incluso que intenten engañarnos con falsas campañas de imagen para vendernos la sostenibilidad de sus productos y servicios, aunque no lo sean (el llamado “greenwashing” o “lavado verde” de imagen). Por ello hay que apostar por una economía verdaderamente sostenible, por un sistema energético basado en renovables y con un aumento importante de las inversiones en sectores ligados al medio ambiente y la regeneración del planeta.

Resumiendo, el debate sobre el cambio climático, sus causas y las acciones a tomar ofrece distintas perspectivas, pero lo que sí es indispensable si queremos seguir habitando este planeta es abandonar la actual economía depredadora e insostenible, basada en el consumo sin límites de los recursos naturales y que produce cada vez más residuos que la naturaleza es incapaz de absorber y regenerar.

No existe un planeta B, y el que tenemos hay cuidarlo entre todos y todas.

F.C.B.

REFORMA Y CONTRARREFORMA EN LA ESTACIÓN DE TREN DE PUENTE ALCOCER

Puente-Alcocer

Buenos días, muy señores  míos. Querría, por favor, que expusieran en su digno periódico mi más enérgica protesta, porque una vez más, bajo mi punto de vista, se han equivocado o no lo han hecho bien. Porque la entrada a la estación de Puente Alcocer la han dejado como estaba anteriormente: han hecho otra escalera de subida, es decir, sin tener acceso a la estación para personas impedidas y viajeros con equipaje pesado, al no contar con una escalera de bajada o un ascensor. Este error lo ve un ciego, no sé si es que hay una piedra de pico o un yacimiento romano y “no pueden hacerlo por eso”. Si es así, que nos lo digan, porque entonces los tacharemos de inútiles mentales. La solución es que, simplemente, en vez de otra escalera automática de subida hubieran hecho un ascensor,  con lo cual podían haber subido y bajado todos.

Esperando que lo publiquen en su periódico en la mayor brevedad posible, les saluda atentamente,

ANTONIO

UN FEBRERO PERFUMADO PARA ROMPER ESTEREOTIPOS

Jardin-perfumado

Quien tome a diario yema de huevo en ayunas o quien la coma con cebolla picada durante tres días, verá crecer su apetito sexual. Quien hierva espárragos y después los fría con manteca, vertiendo encima yema de huevo con especias aromáticas molidas, y lo tome habitualmente, verá redoblada su potencia sexual y enardecida su voluntad de copular.”

¿De dónde creéis que he sacado este párrafo? ¿Quizá de un artículo encontrado en Google sobre remedios para tratar la disfunción eréctil? ¿O los consejos de algún chamán cuya propaganda aparece en el parabrisas de nuestros coches? Pues no. Ni del aquí ni del ahora. Estas palabras provienen del siglo XV de la pluma de Al-Nafzawi; un sabio, un alfaquí musulmán, un doctor en las ciencias del matrimonio que vivía en lo que hoy es el sur de Túnez y autor de una de las joyas de la literatura árabe clásica en su género erótico: El jardín perfumado.

Si alguien todavía pensaba que en el mundo árabe-musulmán solo ha existido el salafismo, el yihadismo y todos esos conceptos ideológicos retrógrados que han ocupado desgraciadamente muchos espacios informativos durante las últimas décadas, os sorprenderá descubrir que el género erótico clásico es especialmente rico en la literatura árabe.

Y es que la riqueza cultural y la capacidad de crear no son excepciones en la cultura árabe, sino que han sido, desde sus orígenes, su verdadera esencia. La erotología es un género que se remonta a los primeros tiempos del califato abasí y que ha seguido durante siglos, dando como resultado una serie de tratados, relatos, anécdotas y poemas dedicados a la erótica vista desde el mundo árabe.

Según el prólogo detallado y extenso de Ediciones de Oriente y del Mediterráneo, realizado por los traductores Ignacio Gutiérrez de Terán y Naomí Ramírez Díaz, El jardín perfumado responde “al texto de asueto e instrucción que tanto predicamento alcanzaron en los palacios y salones de los ámbitos aristocráticos y acomodados de las urbes musulmanas de la época medieval, desde Bagdad a la propia Túnez”. 

Y es que, al contrario de lo que pasa hoy en día, donde todo es tabú y se censura —este libro está prohibido por los ulemas más rigoristas, y si se hallase en público podría ser quemado—, en aquellos tiempos existía una liberalidad basada en el precepto islámico “No hay vergüenza en la religión”, que viene a decir que nadie debería sentirse avergonzado de aprender todo tipo de conocimiento.

Durante la lectura de este libro podréis encontrar, entre cosas, listados de los nombres que se utilizaban para mencionar los órganos reproductivos, de las posturas del acto sexual e incluso afrodisiacos para potenciar su apetito, como el extracto que abre este artículo.

El libro, sin embargo, respira un falocentrismo recalcitrante, siendo preocupante la visión de que las mujeres están “siempre deseosas de un miembro viril de buen tamaño”. Esa y otras ideas del imaginario musulmán acerca de la mujer han provocado, según la feminista árabe Fátima Mernissi, ese empeño de la jurisprudencia en sojuzgarla.

¿Es por tanto un libro que reforzó estereotipos que no tenían nada que ver con la realidad? Espero que, por lo menos, su lectura en la actualidad nos ayude a deshacernos de nuestros propios prejuicios occidentales.

LAILA MUHARRAM

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EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA ‘BARRERAS ARQUITECTÓNICAS’

AMIFIVI-BARRERAS
REDACCIÓN

Después de haber pasado la mayor parte del mes de enero en el Centro Cultural Los Rosales, la exposición fotográfica de AMIFIVI Barreras arquitectónicas visita el Centro Cultural Marconi (acceso a la Colonia Marconi, 4), donde podréis visitarla desde el día 3 hasta el 28 de febrero. No os la perdáis, pues las fotografías que la componen resultan un recurso excelente para atraer nuestra atención y concienciarnos sobre un problema que afrontan bastantes vecinos de nuestro distrito (no solo las personas con diversidad funcional, sino también personas con lesiones puntuales o nuestros mayores: es algo que nos afecta o afectará a todos en algún momento) y que les resta una libertad fundamental, la de moverse sin trabas a su voluntad por Villaverde. Esto no puede seguir así, no debe haber ciudadanos “de primera” y “de segunda”, y la muestra que hoy recomendamos juega en este sentido un papel de primer orden para remover conciencias.

DESPEDIDO 

Fani Iglesias

No sé si fue un aire o un desaire. La verdad, no sé muy bien qué me pasó. Ya estaban las luces del templo encendidas y Néstor, el joven sacerdote cantor de Aguadas, se aprestaba a saludar a los que solemos acudir a la misa dominical de las nueve de la mañana con la voz potente de alguien que cree en lo que hace. Fue en la Señal de la Cruz cuando se me vino el sofoco encima. Primero fueron los sudores, me sudaba toda la cabeza y de la frente me caían goterones ácidos que resbalaban por las mejillas y se estrellaban silenciosamente contra el arrodilladero del banco que tenía delanteEché la culpa a las ventanas, porque con los ojos empapados en sudor no podía distinguir si estaban cerradas o abiertas para ventilar. Desde luego si allí hubo alguna vez aire ya no lo recordaba. Y justo cuando peor me sentía, después del acto penitencial, durante el Gloria, me encontré encajonado entre dos venerables ancianas que llegaron tarde con caras de marido. Sumaban tantos años entre las dos que podía entreverse la eternidad en sus ojos. Entre tiras y aflojas y a tirones, manejando bien los codos sobre mi cuerpo, lograron inmovilizarme entre sus generosas carnes y hacerse un buen hueco en el bancoEl color negro de sus sobrios vestidos desentonaba con la extremada palidez de mi cara. Durante la Liturgia de la Palabra, mientras Pilar y Antonio leían el Salmo y la segunda lectura, yo no dejaba de preguntarme el motivo de mi repentino malestar, pensaba si no se trataría del recuerdo inconsciente de algo que me hubiera ocurrido en esos días y no fuera capaz de recordar pues, como es sabido, los desafectos, por muy menudos que sean, siempre brotan de cualquier manera en los momentos más inoportunos. Estaba claro que ese no era mi día, apenas me estaba enterando de las lecturas y no conseguía dar con ningún recuerdo fuera de lugar causante de aquel creciente malestar, así que mantuve el mismo rictus de rabia y permanente enfado con el mundo, en contraste con el resto de los feligreses, que parecían felices acompañando los cantos de la celebración aunque desafinaran en más de una estrofa. 

Néstor, el joven cura, se movía, cantaba oraba con una soltura encomiable. Acabadas las lecturas, comenzó su homilía hablándonos de los ricos, de los pobres y de Dios, decía que los ricos, por ser ricos, no necesitan a Dios y los pobres, por ser tan pobres, para qué iban a querer un Dios que los mantenía en la miseria. Yo escuchaba pero no levantaba cabeza porque las náuseas mareantes iban y venían  al mismo ritmo con el que las dos señoras forcejeaban con mi cuerpo para acomodarse mejorEn sus caras, llenas de surcos excavados por los ríos secos de sus lágrimas, se veía que la plática del sacerdote era uno de los pocos momentos que disfrutaban con pleno convencimiento, un fulgor de dicha brillaba en sus ojos marchitos mientras me empujaban de un lado a otro. Cualquiera que se fijara en mi cara hubiera creído ver reflejada en ella una conmovedora declaración de pobreza. Y no. Así fue pasando el Credo, la oración de los fieles y la presentación de las ofrendas. Yo me sentaba y me levantaba del banco según lo que tocara pero los sudores y el sofoco no menguaban y no me atrevía a cantar. Notaba en mi espalda el dolor de los empellones y en mi pecho el pálpito de una corriente como la de un río bajando tan rápida que resquebraja las piedras. 

Miraba con envidia los bancos de las otras filas, por ejemplo el que ocupaba José Antonio, todo el banco para dos personas, en ellos la gente, aunque había bastante, podía respirar y moverse con cierta soltura. Yme dejaba llevar por el ritual eucarístico que tan bien conocía inmerso en mi baño de sudor nerviosopreguntándome el porqué de esta decrepitud pasajera de todos mis sentidos. Inclusive pensé en los miles de pecados que tengo pendientes de confesar y miré hacia el Cristo colgado detrás del altar, pero no vi que me hiciera ninguna señal y, por supuesto, no me atreví ni por lo más remoto a pedirle nada sobre mi salud, escarmentado como estoy desde que una vez que hice algo así en la Parroquia de Santa Cruz. Y es que no se me ocurrió nada más estúpido que pedirle cara a cara a San Judas Tadeo que me tocara una bonoloto, ¡es que hay que ser tonto de capirote!, San Judas, muy generoso, me obsequió al día siguiente con un buen dolor de garganta, lo curioso es que no se lo pedí por avaricia ni para acumular dineropero ¡en fin! La imagen de la Virgen María que está junto a Cristo tampoco vino a salvarme cuando la miré confiado, así que, resignadamente, después del Padrenuestro dejé que las dos señoras me estrujaran a base de bien para darme lo que ellas entendían como darse la paz, pero que para mí fue como entrar y salir de una guerra de besos y abrazosMe sentía arrastrado como un fardo por todo el banco rodeado de sonrisas y expresiones de buenos sentimientos, por lo que, milagrosamente, apenas si pude balbucear que la paz sea contigoPude tomar aire durante la comunión, cuando las dos benditas que me tenían aprisionado en el banco se acercaron a Néstor con verdadera presencia de ánimo y enorme fe para tomar la hostia consagrada o el Cuerpo de Cristo, como murmura el sacerdote en el momento de ponerla en la mano o empujarla hacia la boca. Un par de minutos más tarde fui abatido de nuevo por los codos de estas dos venerables ancianas, que se mostraban encantadas empujándome la una hacia la otra como una pelota de ping-pong. 

Cuando Néstor dijo las palabras de despedida,  “Que el Señor esté siempre con vosotros” y añadió “podéis ir en paz”, ¡ahí, ahí se me encendió una lucecita! ¡Q digo una lucecita, un faro así de grande!  Entonces se abrieron las compuertas de mi obtuso cerebro para dejar pasar una luz blanca que iluminó el camino de mi tozuda inteligencia. Lo que me había estado produciendo tanto malestar durante la celebración era una palabra que enhebré inmediatamente con la despedida de Néstor: DESPEDIDO. Seguro, todos mis sudores y mal cuerpo, provenían de ese dañado rinconcito de mi corazón. Después de tantos años de ser recadero de todo y nada, de hacer recados y recadillos o de inventármelos para sentirme útilAlda me había despedido como mensajero. Bueno, no, fue peor aún, me había dicho con pasmosa serenidad en esa cara poetiana a la que apenas le da el Sol, que ella nunca me mandaba hacer recados ni comprar nada, que solo sugería  y anotaba las cosas que faltaban. Al escuchar esas palabras dolorosamente tranquilas de su boca, dichas con sus reposados ojos cargados de razón, me había derrumbado sintiéndome repentinamente inservible. Ya me imaginaba visitando las obras municipales y estatales para entretenerme, como hacen un millar más de jubilados, viendo cómo abren la tierra y las zanjas y las aceras allá donde la tierra, las zanjas y las aceras están perfectamente y solo se trata de que los constructores consigan la obra y los gobernantes una buena comisión. 

Yo, que hderribado numerosas paredes al intentar clavar un pequeño clavo o introducir una escarpia para colgar un marco, que me he llevado por delante los enchufes de la pared porque los dedos se me ponen más gordos que las herramientas y que ni tan siquiera sirvo para arreglar el goteo de un grifo debido el desamaño de mis manos, me encontraba despedido de la única cosa, aparte de atar paquetes con destreza y rapidez nunca superadas, que alguna vez llegué a pensar que hacía bien. 

Era Felipillo para mis compañeras de almacén y de oficina, tráeme esto o lo otro porfa”, y si sales en tiempo de bocadillo me traes una chocolatina y luego hacemos cuentas guapo, hermoso, culito rico… y no te olvides de…”, y Felipillo memorizaba todo y a todas contentaba y sus ojos, que se apagaban si nadie le pedía nada y nada podía traer, se encendían como candiles cuando le daban las gracias. Era Felipín para mi jefe, Don Urbano, el padre, dádselo a Felipín”, decía, que lo lleve él a Correos, al abogado, a la gestoría… y Alfredo, el contable calvorota tontorrón, me llamaba por el interfono, me daba instrucciones, me llenaba las manos de carpetas, sobres, documentos y me ponía un metrobús en la boca, y yo me marchaba más feliz que unas castañuelas. Para la secretaria de oficina, Ana “la cardo”, era Felipe a secas, me hablaba muy bajito y me llenaba la cabeza de encargos: “Vas al INSS, luego a Hacienda y, cuando acabes, vas al Banco y sacas un millón, que ya les he llamado yo diciendo que vas”. Y Felipe, Felipillo, FelipínLipito para mi hermana y mi padre, salía escopetado escapando del almacén y del azoramiento de tener que tratar con tantas chicas para beber la calle con los ojos y respirar despacio el espacio, aunque fuera contaminado. No podía comprender por qué la gente iba tan despacio y no me daba cuenta de que era yo el que iba demasiado deprisa. 

Cuando salí de San Camilo el viento me zarandeó, “miajas” de lluvia picoteaban mi blanca cara enferma. No esperé a nadie para saludar, no me encontraba ni medio bien. Me apresuré a comenzar el camino del kilómetro y medio pero, más que andar, deambulaba notando en mi espalda una mochila de preocupaciones. Avanzaba ladeado mientras pensaba en el día siguiente, lunes y en el martes y en toda la semana entera, ¿qué me quedaba? Hacer la caminata, comprar el pan y subirme a casa. ¿Y los recados? ¿Quién iba a saludar a Carmelo, el frutero, a Santi y a Miguel, en el puesto del fiambre, a Pedro y a Iván en la carnicería y a Tere y Amador, los pescaderos de León? Toda mi vida se había convertido en una minucia. Acababa de comprender qué era y qué significaba la nada. Confuso por estos negros pensamientos, ni me di cuenta de que Alda, que venía a la carrera, me acababa de alcanzar. Yo seguía mojándome por fuera y ardiendo por dentro. Los ojos me brillaban como fogatas desparramadas por el asfalto, el viento atraía el rumor de los coches lejanos y los gritos de los niños jugando al balón martilleaban dolorosamente mi oído. Pensaba que al menos ellos le daban un sentido a su niñez. 

Andar se ha convertido en un martirio, pero no puedo dejar de hacerlo, aunque sea con la cabeza gacha, sin ninguna esperanza de descubrir otros horizontes que los que se ven desde mi pequeña terraza, un trozo de cielo entre un millar de bloques. Como el pie chillaba, no era capaz de andar con cierto orden, me movía a trompicones y Alda, con su carita pálida, exenta de luz y de sol, no se atrevía a decirme una palabra, no sabía muy bien lo que me pasaba y, como siempre cuando me ve así, silencioso, hosco y ausente, espera, solamente espera… Yo marchaba inclinado hacia delante, con los pies empinados como un Monsieur Hulot en blanco y negro, con esa dignidad perdida del que ya no tiene nada que hacer. Cuanto más quería yo avanzar, más me retrasaba el dolor. ¡Cuánto cuesta vivir! Querer y no poder desprenderse. Estar atado a la tierra y andar por la tierra sin ver ni sentir el nudo que nos une.  Alda me seguía sin intentar adelantarme. Yo trataba de olvidarme del dolor y de la angustia de tener que levantarme todas las mañanas tambaleándome con la oscuridad como único asidero. 

La luz nublada de contaminación se mezclaba con el polvo de las infernales taladradoras manejadas por los obreros. Primero cubrir la tierra original con cemento y baldosas grises formando aceras y calzadas de asfalto negro, luego descubrirla ahondando salvajemente en sus entrañas y volver a taparla después con las mismas o con otras baldosas y cemento primario, para dejarla igual de irreconocible, porque la tierra de una ciudad jamás volverá a ser tierra virgen ni volverá a verse a  misma como antes. Y todo por el dinero.  

Al llegar al portal, un día más, otra vez más, todo se quedó quieto, el tiempo suspendido en mi recuerdo y yo parado junto a los macetones, encogidocomo esperando la noche para guardarme del miedo dentro de mi cama. 

No deseaba entrar y, sin embargo, nada había que me retuviera fuera, Alda había desmontado mi coartada. Aquellas cortas escapadas al Centro de un par de horas para ver y ojear libros y películas y para calmar mi sed de encontrar que todas las cosas tienen un sentido porque todo está en su sitio, aunque cambien de estanterías. Los libros siguen siendo libros, las películas, películas… Y volver a casa con unas bolsas de lechuga, una tableta de chocolate puro, pan especial y algún fiambre fingiendo que todo eso era realmente necesario. Pero ahora, seguía sin querer verlo, ya se acabó el oficio de recadero, burro de carga, traedor de cosas, aunque ella nunca vaya a dejar de anotar cosas que supuestamente hacen falta en papelitos repartidos por toda la casa y de guardar cartoncitos con el nombre de unas hierbas especiales o papeles ilustrados con determinadas rebanadas de pan integral. 

Las ramas de los árboles tullidos se agitaron y la tierra comenzó a girar de nuevo como mi pensamiento dentro de mi cabeza. Entré en el portal como en un mausoleo. El buzón estaba vacío, mudo, era domingo, uno más y la cartera, Cristina, no iba a aparecer, ese día no. Subir los peldaños de dos pisos para alguien tan fatigado, es un mundo. Entre los dos pisos hay un descansillo, un pequeño rectángulo oscuro donde nunca me paro salvo que me falten las fuerzas. Tomé aire para bucear manoteando la penumbra y la pared blanca hasta el otro descansillo donde está la puerta de casa. Cerrada. Ya sólo pensaba en entrar, despachar las sandalias libremente donde cayeran, sentarme en el viejo sillón que según Alda es tan incómodo y ponerme una película seria sobre aprender a vivir, por ejemplo Sopa de ganso de los Hermanos Marx. Nada tendré que hacer ya. En casa no puedo agacharme ni auparme para coger un libro o limpiar el polvo de los muebles, necesito ayuda para hacer la cama y para ducharme, así que es razonable que mis días de recadero traecosillas hayan muerto. 

Me sentía como un vagabundo que puentea bajo los techos de las habitaciones de la casa, que vive otras vidas, la de Quico y Valeria, los niños que no paran de corretear por el piso de arriba; la del festival de martillo, sierra y taladradora del vecino de al lado, el ucraniano, que debe llamarse “buenos días”, las únicas palabras que intercambiamos mientras sonrío y sigo subiendo o bajando, algún día le explicaré que yo no me llamo así; la vida de la hermana de María, mi vecina de abajo, que todas las mañanas cuando va de visita se pone a dar arcadas depresivas, tampoco sé su nombre pero más de una vez la he visto en su casa, si nos encontramos en el portal y le doy los buenos días, ella me agarra fuerte del brazo, esboza una media sonrisa y sigue su camino murmurando entre dientes. 

Alda no dijo nada cuando entramos, es más, desde que formalizó oralmente mi despedida, no hemos vuelto a hablar del tema. Medio adormilado, con una postura desgalichada y el runrún lejano de la película zumbando en mis oídos, fui asimilando, ¡qué remedio!, que la nada existe. Y a pesar de todo pienso que la vida sigue y sigue... y que le debo una buena misa, participativa y concelebrada a Néstoryo solito y feliz en el último banco. 

Felipe Iglesias Serrano 

HACE 14 AÑOS… EL COMERCIO EN EL DISTRITO

comercios

Recuperamos este mes un extracto de una entrevista colectiva a algunos de nuestros comerciantes que realizábamos en dos entregas a caballo entre 2005 y 2006. Como podéis ver, resulta de lo más curioso leerla hoy, década y media después, y comprobar cómo
las cosas no han cambiado demasiado

REDACCIÓN

En los números 118 y 119, correspondientes a diciembre de 2005 y enero de 2006 respectivamente (14 años ya, madre mía cómo pasa el tiempo…), abríamos una sección dedicada al comercio en Villaverde con la que queríamos agradecer el apoyo de los comerciantes del Distrito a este periódico durante los diez años que entonces llevaba de andadura y “tomar el pulso” a algo tan importante como la actividad comercial de nuestros barrios. Releyendo hoy aquellos textos, resulta interesante comprobar lo poco que han cambiado las cosas con respecto a la situación hoy en día, década y media y un par de crisis económicas después. Por eso, esperando que os resulte tan curioso como a nosotros, recuperamos hoy un extracto de aquellos contenidos en este espacio.

Los negocios entrevistados para confeccionar las dos entregas de aquella sección fueron: Telvid, empresa de servicios de reparación y telefonía de Villaverde Alto; la Clínica Veterinaria Nuestra Señora de Begoña, también en Villaverde Alto; El Trenecito, tienda para bebés de Los Rosales; la Clínica Podológica El Espinillo; la cafetería-restaurante Casa Gallardo, en la Ciudad de los Ángeles; Artecasas, inmobiliaria de Villaverde Bajo; Persianas El Espinillo; Icono Madrid, empresa de informática ubicada en Villaverde Alto; la peluquería Vanessa Sanz, en Villaverde Alto; Zayra Sport, tienda de ropa y calzado deportivo, también en Villaverde Alto; Alarca Piel, peletería de Villaverde Bajo; y la Floristería de Gloria, situada en la Ciudad de los Ángeles.

¿Cuáles son los principales problemas con los que os enfrentáis en el día a día?

Telvid: El acceso al local, ya que hay problemas de circulación en nuestra calle y está complicado.

Ntra. Sra. de Begoña: La inseguridad es lo peor. Es el tema del día. Tenemos que estar pendientes de la puerta continuamente, y eso que somos tres hombres y parece que se cortan más de entrar a robar.

El Trenecito: La competencia con los grandes almacenes: a ellos les facilitan más las cosas, les ayudan más.

Clínica Podológica El Espinillo: La falta de apoyo y los impuestos abusivos. Tienes que trabajar mucho para ver algún fruto.

Casa Gallardo: Que la población cada vez es más mayor y cada vez se nota menos clientela. También la inseguridad: el otro día, por ejemplo, nos entraron por la noche y se llevaron la recaudación de las tragaperras.

Artecasas: En nuestro caso, el precio de la vivienda: necesitamos que pare de una vez por todas. También la inseguridad.

¿El futuro del pequeño comercio pasa por recibir más apoyo de las Administraciones o debéis vosotros mover ficha y apostar, por ejemplo, por nuevas tecnologías, acciones de marketing…?

Telvid: Entiendo que el pequeño comercio en Villaverde debería movilizarse y colaborar entre todos para que la gente compre aquí y no se vaya a las grandes superficies. Debería haber más unión del comercio para hacer promociones, ofertas, actuaciones conjuntas para incentivar a los clientes.

Ntra. Sra. de Begoña: Necesitamos más apoyo por parte de la Administración y más también por nuestra parte, hay que ponerse al día continuamente.

El Trenecito: Por mucho que trabajemos, el pequeño comercio tiende a desaparecer porque la gente va al centro comercial el fin de semana y pasa el día. Contra eso no podemos competir.

Clínica Podológica: Está claro que nosotros tenemos que promocionarnos más. Por parte del Estado no vamos a recibir nada, ningún apoyo. Somos nosotros quienes tenemos que invertir en nuestro propio negocio.

Casa Gallardo: La Administración no se preocupa por nosotros para nada, somos nosotros quienes tenemos que hacer las cosas.

Artecasas: Nuestro caso quizás es distinto, porque lo que más nos influye es el precio de las viviendas y que la gente las compre.

Del 1 al 10, ¿cómo calificáis el apoyo de las Administraciones al pequeño y mediano comercio?

Telvid: Un 6. Podrían apoyar más, sobre todo a los autónomos, que estamos marginados.

Ntra. Sra. de Begoña: Un 5. Es bastante mejorable.

El Trenecito: Un 0. No hacen nada por nosotros, aquí te lo tienes que trabajar todo tú solito.

Clínica Podológica: Un 4: escaso.

Casa Gallardo: Un 0.

Artecasas: Normal.

Uno de los problemas del pequeño comercio es la competencia con las grandes superficies. Del 1 al 10, ¿cómo valoráis el impacto de éstas?

Persianas El Espinillo: A nosotros nos afecta menos que a otros, pero en general yo pondría un 7.

Icono Madrid: A nosotros nos perjudica bastante: un 9.

Peluquería V. Sanz: En particular no nos afecta mucho, pues la clientela de la peluquería es fiel. Pero hay sectores como la alimentación donde vemos que afecta mucho, por lo menos un 9.

Zayra Sport: Un 7-8. La verdad es que nos afecta bastante.

Alarca Piel: Un 8. Nuestra clientela viene porque pide calidad, pero lo cierto es que se nota la influencia de las grandes superficies.

Floristería de Gloria: Hay sectores muy afectados. Somos distintas formas de trabajar y de atender al cliente. La competencia en nuestro sector también se nota a veces.

Para afrontar este problema, ¿qué crees que tendría que hacer el pequeño comercio?

Persianas El Espinillo: Hay que quejarse menos y hacer más. Yo veo mucha desgana, y se pueden hacer cosas. Por ejemplo, que los comercios se asocien para comprar juntos y así poder comprar más barato. Otra idea es que se pueda llevar la compra a casa a personas mayores o que no puedan salir a comprar porque estén impedidas.

Icono Madrid: Tiene que haber más unión del pequeño comercio, y también la gente tiene que hacer más publicidad.

Peluquería V. Sanz: Es muy difícil competir. Es más una cuestión del estilo de vida actual, que hace que no tengamos tiempo para comprar y al final vayamos al centro comercial y compremos todo en un rato. De todas formas, sí es cierto que el pequeño comercio puede hacer más cosas.

Zayra Sport: Hay que hacer más campañas y también tendríamos que recibir más ayudas, por ejemplo para comprar a mejores precios y así poder también bajarlos nosotros.

Alarca Piel: Quizás sería bueno que el pequeño comercio se asociara en momentos puntuales, y también hay que hacer más campañas publicitarias.

Floristería de Gloria: Es difícil competir, porque es difícil bajar los precios. En mi caso, yo dependo del precio que me fije el proveedor. Lo que sí tenemos es que aprender a trabajar con competencia y a mirar no solo la de las grandes superficies, sino también la competencia que hay entre los pequeños comercios.

¿Estáis haciendo ya algo para competir y no quedaros estancados?

Persianas El Espinillo: Sí, nosotros nos anunciamos, hacemos publicidad y siempre estamos en contacto con clientes.

Icono Madrid: Nosotros hacemos publicidad y también apostamos por las nuevas tecnologías y por la presencia en internet.

Peluquería V. Sanz: Nos renovamos continuamente y hacemos cursos para crecer profesionalmente. Lo que está claro es que no te puedes quedar estancado. También hacemos publicidad.

Zayra Sport: Siempre tenemos descuentos en nuestros productos y precios competitivos. También hacemos publicidad para que la gente nos conozca.

Alarca Piel: Nosotros competimos con los precios. Llevamos tres o cuatro años sin mover los precios de las chaquetas de cuero, por ejemplo, aunque a nosotros sí nos suben los costes. Subsistimos gracias a la relación calidad-precio.

Floristería de Gloria: Ofrecemos una atención personalizada. Aquí viene un cliente y te tiras 20 minutos explicándole cosas de las plantas. Eso la gente lo agradece, viene mucha gente a comprar porque se llevan algo más, el trato es distinto al de un gran centro.

V FERIA DE ANDALUCÍA

GENTE DE VILLAVERDE

Vuelve a Villaverde la Feria de Andalucía, que ya va por su quinta edición. Tras un lustro de esta iniciativa, y sobre todo como homenaje a nuestros vecinos andaluces por la llegada del Día de Andalucía, hemos decidido ampliar la cita a dos días, 16 de febrero a las 11.00 horas y el 23 de febrero a las 12:00 horas, en el centro Sociocultural Santa Petronila. 

Para poder disfrutar del espectáculo se necesitará entrada, que se repartirá en el centro cultural minutos antes de empezar el espectáculo. Este año se encargará de ello el propio centro.

Desde Gente de Villaverde, y también el profesor y coreógrafo Alberto Alonso, queremos agradecer a la Junta Municipal de Villaverde, al Centro Sociocultural Santa Petronila y a los colaboradores el poder llevar a cabo esta quinta edición de la Feria de Andalucía, y a todos nuestros vecinos andaluces desearles un feliz Día de Andalucía.

CENTRO SOCIOCULTURAL SANTA PETRONILA
C/ María Martínez Oviol, 12 – 28021 Madrid
Tel.: 917 10 97 10
https://www.facebook.com/CentroSocioculturalSantaPetronila/