Inicio Blog Página 328

Cercanías Madrid, lejos de la accesibilidad universal

Casi el 30% de las estaciones siguen sin ser accesibles, según informan Adif y Renfe a la Oficina de Atención a la Discapacidad tras una queja del CERMI. Entre ellas se encuentran las de Puente Alcocer y San Cristóbal de los Ángeles, en nuestro distrito

De las 89 estaciones que componen la red de Cercanías de la Comunidad de Madrid, el 29,21% de ellas sigue presentando carencias en materia de accesibilidad, por lo que este servicio esencial de transporte sigue estando muy lejos de la plena accesibilidad universal. Así se desprende de sendos informes remitidos por Renfe y Adif a la Oficina de Atención a la Discapacidad (OADIS), dependiente del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, organismo ante el que el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) presentó una queja por las carencias que siguen sufriendo los usuarios con movilidad reducida.

En concreto, un total de 26 estaciones de Cercanías Madrid presentan problemas de accesibilidad universal, frente a las 63 que sí son ya accesibles y que dan servicio a casi el 84% de los usuarios de Cercanías Madrid.

Las estaciones que siguen sin ser plenamente accesibles y que son competencia de Adif son Alcalá de Henares, Aluche, Aranjuez, Doce de Octubre, Fanjul, Laguna, Las Águilas, Madrid-Recoletos, Puente Alcocer, San Fernando de Henares y Vicálvaro. Por su parte, de Renfe dependen Alcalá de Henares-Universidad, El Goloso, La Serna-Fuenlabrada, Móstoles-El Soto; Alpedrete; Orcasitas; Collado Mediano; Ciempozuelos; Las Rozas; Meco, San Cristóbal de los Ángeles, Galapagar-La Navata, Pinar de Las Rozas, Getafe Industrial y Ramón y Cajal. En los últimos meses han concluido las obras en dos estaciones (Colmenar Viejo y San José de Valderas) que presentaban barreras arquitectónicas y que han dejado ya de existir.

Tanto Renfe como Adif expresan su compromiso con el avance hacia la plena accesibilidad de la red de Cercanías y señalan que se dará prioridad a las de mayor tránsito de viajeros “sin olvidar el resto de las estaciones”, pues todas se encuentran bien en fase de licitación, redacción o al menos en proceso de estudio y se irán incluyendo en planes de reformas.

Máxima celeridad

El CERMI Estatal saluda este compromiso y los avances que se van produciendo, pero exige que la accesibilidad universal de la red sea una prioridad que se atienda con la máxima celeridad, pues las barreras en trenes y estaciones excluyen a una parte de la ciudadanía que se ve limitada en su libertad de movimiento de forma autónoma. A su juicio, no es admisible que se excluya por razón de discapacidad a una parte de la población de un servicio esencial como es el transporte público.

Además, recuerda que esta situación atenta contra la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, al igual que vulnera obligaciones de la propia legislación nacional, dado que el Estado español fijó en el año 2003 el 4 de diciembre de 2017 como fecha tope para que todos los bienes, servicios y entornos de interés fueran plenamente accesibles. Como no cabe duda de que el transporte público lo es, tanto el CERMI Estatal como CERMI Comunidad de Madrid vienen denunciando reiteradamente las carencias en este sentido para que sean subsanadas cuanto antes.

CERMI

COSAS DE CINE

Cosas de cine. No pude resolver el caso dos semanas atrás, un problema burocrático mío, un despeñe anímico de mi amigo Pepe “Tarzán” y un hecho perturbador en la agenda de Anselmo “spaghetti”, nos impidió ir juntos al cine ese día.

Entonces mi hija Claudia me sugirió ir a ver la película y de mutuo acuerdo visual, decidimos ir ella y yo al cine en la matinal del domingo.

Debía andar listo, había visto a Joaquín ”el metrónomo” el sábado en un pis-pas y debía pasarle su bolsa de películas clásicas al “Olimpo” el mismo domingo antes de acudir al cine. Coleccionistas, ¡Ufff!

El “Olimpo de Perales” fue puntual, maldijo a Joaquín por el peso de la bolsa y yo respire aliviado por quitármela de encima. A las once y veinte llegue a casa. Claudia estaba preparada, hice un único comentario a Alda, el “Olimpo” está enamorado y partimos veloces escaleras abajo.

El trayecto hasta Legazpi fue monótono. Claudia llevaba los cascos puestos y no hablamos, pase el resto del viaje mirando al cielo. El tiempo se estaba encabritando, la luz parecía indecisa, había gruesas nubes blancas de tormenta y una luna insomne.

El Metro, tramos de escaleras, pasillos, más pasillos, pasos rapiditos y por fin el cine, un monstruo solitario entre tendidos eléctricos.

Anselmito “spaghetti” nos esperaba en la puerta. Si no fuera por sus ojos de inefable “trasto”, se diría que es un cuerpo más sin vida del paisaje hermético donde se ubica el faraónico edificio  de dieciséis salas de cine.

Le pregunté, ¿dónde?, sala 13, ahora voy a veros dijo él, avivando antiguos recuerdos en su voz.

Con el trágico suspense y la parafernalia que envuelve a este hombre, el “sheriff” Anselmo con su walkie a modo de pistolera, volteando su linterna con cierta habilidad asmática, nos visitó en la sala semioscura, prometiendo volver a vernos a la salida. Ahora tenía que dejar preparadas las proyecciones en todas las cabinas de las salas de las que era encargado. La ventana del proyector emitía un brillo cegador que refulgía y manchaba su figura al marcharse. Parecía un personaje de cómic a punto de disolverse. Claudia guardaba un agradable silencio, yo estaba cansado y convine conmigo mismo en reposar gratamente sobre el respaldo si la película era mala. La sala era pequeña, pero cómoda. Había un cogollito de personas en las filas centrales, varias más estaban dispersas, estiradas como sombras fugitivas a punto de saltar hacia la pantalla misteriosa. Nosotros nos sentamos en el esquinazo de la última fila, desde allí pudimos oír el clamor de varios truenos, que anunciaban tormenta en el exterior. Al final tuve que levantarme, porque se está convirtiendo ya en costumbre cerrar la puerta de la sala, una vez empezada la sesión. Parece que solo me molestara a mí la luz y el ruido de las palomitas que entra de fuera. De vuelta, me recosté en la butaca, abandonandome sobre el asiento, estire las piernas y me quedé quietecito dentro de un apacible sopor. Mis parpados asentían como pesadas losas, sobre el oscuro paisaje inmóvil, alterado solo por la sucesión de imágenes danzarinas y el galopar de palabras sobre la tela blanca. Dos horas después me desperté sobresaltado.

Terminada la proyección, nos esperaban más sorpresas. A una señal de Anselmo, la guapa Sara, peinada a lo “Verónica Lake” nos condujo, por varios recovecos y pasillos cortos, desiguales. Atravesamos a buen paso dos pasillos más, descendimos por una escalera con la moqueta de un rojo violento, que contrastaba con la belleza salinica de la muchacha. Unos segundos después con enorme seguridad y gran dominio de sí misma, nos depositó en la calle.

Anselmo vendrá en un momento- Gracias, le dije, pero no me oyó. Vimos como se encaminaba en dirección a las taquillas. Su imagen desaparecía de nuestra retina y con ella su particular manera de andar.

Mientras esperábamos, observe el cielo. El tropel de nubes blancas seguía encima de nosotros, habían variado sus formas, el viento racheado parecía retorcer sus blandos cuerpos, tirando de ellos simultáneamente. Caía una llovizna fina, tan ingrata y fea, como el suelo pavimentado. Anselmito, con su cara de actor secundario, apareció de repente, como siempre hace y nos llevó sigilosamente, tocándose el walkie, hasta su coche. Miraba de izquierda a derecha con recelo, como si esperara la pronta acometida de algún jefe suyo escondido tras alguna de las columnas del garaje. Pasamos por delante de Sara, que hacia el relevo en la taquilla. Anselmito abrió el maldito maletero y sacó un paquete de no menos de diez kilos. Para ti, me dijo y recordé la pesada bolsa de Joaquín. ¿Es este el precio de la amistad? ¿Estás loco?,- le contesté. El miércoles en Casablanca [1] me dijo él y añadió, acompañarme cinco minutillos que os voy a presentar a Alberto Cid, ¿te acuerdas?, ya te he hablado de él, es por si queréis venir al cine y no estoy yo. Al ver mi gesto de duda, puntualizó,- Alberto “el sobrino del Woody Allen” no, el otro Alberto, el que escribe guiones, el trekkie, esperar un momento que hablo con él y os le presento.

-¡Eh!…, pero… ¡vaya por Dios! La flojera emocional de mi amigo Anselmo que funciona a base de impulsos amistosos y convulsiones sentimentales, ya se había puesto en marcha sin yo saberlo. Era como una combinación del Gran Cañón del Colorado y las cuevas de Hércules.

Esperadme en el hall, ahora estoy con vosotros-dijo, y nos palmeamos amistosamente las paletillas.

Paseamos arriba y abajo durante unos pocos minutos hasta que, por fin, apareció Anselmo acompañado de su amigo y compañero de trabajo. Alberto andaba deprisa sin descomponer la figura. La delgadez de su cuerpo armonizaba con su estilizado rostro. Según se iba acercando noté mejor su cara huesuda, su manera de moverse. No lo dudé, veía a John Carradine apresurando el paso por orden de John Ford en cualquier rodaje. Nos saludamos sin hablarnos y simplemente se volatilizo dejando electrificado el aire.

Claudia y yo dimos media vuelta y comenzamos a andar casi sin despedirnos de Anselmo, que ya se marchaba a preparar las siguientes sesiones.

-Tengo que llamar a Pepe “Tarzán”, musite por el camino. Pepe era un hombre de pensamiento transparente, educado en una selva civilizada y aspecto de tabla de planchar, su rostro infantil, se asemejaba a toda la gama de tarzanes cuyas caras parecen esculpidas en cartón piedra. Su rasgo común con todos ellos, es que posee un primitivo e inquebrantable principio de fidelidad hacia todos sus amigos. El recuerdo de Pepe, me transporto en el tiempo al recuerdo del mejor grito de Tarzán que jamás he oído.

La primera vez que oí hablar de Tarzán fue un verano durante las clases de recuperación, en el colegio Nuestra Señora del Buen Consejo. El padre Eusebio, que además era el prefecto, por razones que ignoro, no acudió aquel día a dar clases de Historia.

Fue en esa hora tranquila de la siesta, entre el murmullo general del “¿qué pasará?”, cuando un musculoso y granulado muchacho moreno que se sentaba al lado de la ventana, ignorado por todos, articuló en su garganta un grito febril, mitológico, como pidiendo ayuda. Todos levantamos la cabeza sobresaltados, como animales olfateando el peligro pero él, sin dejarnos reposar, ya estaba lanzando el segundo gorjeo, más largo y sostenido.

Con el paso del tiempo comprendí, que lo que yo entonces definí como alarido crucial e instintivo, era en realidad, una sinfonía nacida en el corazón.

Nunca, con todo el cine de Tarzán que he visto, he encontrado a nadie que voceara mejor. Enrique lo hacía tan bien, con tal convencimiento y pasión, que pronto todos fuimos sus admiradores. Con esa energía salvaje que desprendían sus palabras vírgenes, torpes, lograba sumergirnos en toda clase de aventuras imaginarias, amenizando nuestros ratos de ocio.

En el intervalo entre clase y clase, abría la ventana y, con pulcra puntualidad, lanzaba varios gritos al patio vacío, se aporreaba el pecho y nos contaba quiénes eran para él los mejores tarzanes del cine. La vehemencia de sus frases, el ardoroso pleito que él mismo se marcaba para desentrañar al mejor, nos encandilaba de tal forma, que incluso muchos minutos después de que empezara la clase, seguíamos todos cabizbajos, mirando la superficie del pupitre como una selva inexplorada.

Enrique repitió curso y le fui perdiendo la pista hasta llegar a no saber nada de él, pero yo me aficioné, y mucho, a ese cine encantador e ingenuo, pura y simple aventura, que nunca vi mejor representado que por aquel chico de la cuarta fila de pupitres, al lado de la ventana.

Claudia, muda, siguió tras de mi muy serena, hasta que con dos pasitos de “tejo” se puso a mi altura para empezar nuevamente esa especie de juego de miradas cómplices, en las que nos mangoneábamos el paisaje, que no era nada del otro mundo. La carretera tendida hacia abajo se difuminaba hasta donde llegaba la vista. El terreno que pisábamos era blando y caminábamos rodeados por laderas de cemento, llenas de rastrojos y hierba muerta. Todo era desmayado y gélido. Marchabamos tranquilamente, cuando de pronto nos sobrepasó una muchacha de no más de quince años. Usaba uno de esos auriculares de colores que tan de moda están ahora y al andar flexionaba las piernas, arqueándolas, hasta límites imposibles de reconciliación. Todo su cuerpo zozobraba en un mar de carne prieta sin caerse. Yo me quede mirando y dije, -Madre mía, qué chulería. Claudia me miró extrañada, la miró a ella y se volvió para decirme con mucha seguridad,-No papa, eso no es chulería, eso es tontería.

¡Ay!, si yo hubiera sabido lo que esos seres de otra realidad llamados destino y casualidad, aliados con mi hija, me preparaban, espontáneamente, ¡claro!, para el día siguiente.

Claudia había intentado durante todo el día quedar con alguien, encontrar un plan. Noa y la Feria del Libro eran su último asidero. A las once de la noche cuando desde la cama oí el clic del teléfono al colgar. comprendí que algo gordo me preparaba.

Alda dormía abrazada a un Asterix y yo todavía tenía un ojo a medio cerrar. Un cohete humano en aceleración entró en el cuarto y se apostó junto a la mesilla de noche buscando el objetivo sin dejar de moverse.

-Papá ya puedes buscar una película en la cartelera para mañana, no tengo a nadie, ni planes. El estallido de palabras resonó en mi oído al mismo tiempo que mi medio ojo abierto hacia ¡blof! Debí rumiar una especie de contestación, pues no volví a sentir ruido alguno. Frases sueltas se habían incrustado en mi cerebro y no dejaba de darle vueltas en las profundidades del sueño.

Al día siguiente desperté con la sensación de que algo extraño había ocurrido por la noche. No estuve seguro hasta un poco antes del mediodía. La voz de mi hija, recién levantada, me recordó autoritariamente nuestra cita. El autómata que hay en mi zarandeo las páginas del periódico hasta llegar a la cartelera. Tras un tira y afloja dialéctico, concertamos antidemocráticamente la peli que queríamos ver.

Una pizca más y el termómetro callejero señalaría pronto los 42º. Faltaba poco más de media hora para el comienzo de la película y yo continuaba observando la temperatura embobado. Pensaba en un desierto sin cactus, lleno de rocas grises. No había mucha gente en la cola de las taquillas, ríos de sudor corrían a nuestro alrededor. La calle seguía levantada por las obras y un sol asesino reflejaba su odio veraniego en el polvillo blanco de los adoquines. Mi consuelo era pensar en Pepe “Tarzán”, que pasaba sus vacaciones en Almería, visitando los poblados donde antiguamente se rodaban los “spaghetti western”, seguramente con temperaturas no inferiores a 50º. Mísero alivio. A punto de deshidratarnos, conseguimos sacar fuerzas de flaqueza para comprar la entrada y abrazándonos entre nosotros y prestándonos ayuda unos a otros, conseguimos llegar hasta la puerta de entrada. Según pasábamos nos íbamos abrazando al portero que nos ayudaba a subir un pequeño tramo de escaleras, nos sentábamos en los bancos del vestíbulo, frente al bar, a la espera de que el aire acondicionado nos fuera reanimando. Un ratito y tres botellitas de agua después, nos diseminamos en silencio por todas las salas del edificio.

Antes de entrar en la sala oscura, todavía tuvimos tiempo de ver fugazmente a Anselmito. Hablamos sobre el grosor y las medidas de nuestros televisores, los “spaguettis”, las películas perdidas, las recuperadas. En un cruce rápido de palabras, vaciamos el cargador de la lengua.

Alberto libraba, el “rudo bajito”, Marty Feldman, que siempre saluda cortésmente enarcando una ceja y ”el hermano alto de Eli Wallach” estaban de vacaciones, en taquilla nos había despachado “la sobrina de Shelley Winters”, porque la mujer de Farley Granger en Extraños en un tren, Laura Elliot, (Strangers an a train, Hitchcock, 1951), también estaba de vacaciones, pero “el rubio” ha vuelto y nada más verme me ha presentado a José “el de las guías”, pero yo prefiero llamarle Charles Laughton, porque se le parece en lo regordete y feúcho. Está haciendo las suplencias de acomodador. Conoce al “gran LLopis”, dueño de Casablanca, y conoce también a Pepe “el mudo” socio de Llopis. Hablamos de tonterías, pero, ¡se estaba tan bien en el vestíbulo del cine, charlando con personas agradables sobre la gratitud y la belleza relacionado con todo lo que nos rodea. La muchacha de las palomitas nos oye desde su aburrido mostrador, participa en la conversación y se muestra interesada en los carteles. La película de su marido bombero es, Llamaradas (Backdraft,1991). Le he prometido el cartel si lo tienen en Casablanca. Para agradecerme el interés me asesora sobre las mejores patatas fritas. Un ratito deliciosamente intemporal de generosidad humana.

¡Dios mío!, ¡qué forma tan insulsa de empezar!, todo es tan normal, ni una gota de emoción que llevarte a los ojos, avanza la proyección y no pasa nada…

Muchas veces no importa la película, lo importante es ir al cine, sin prisas, parar unos segundos al olor de las palomitas, ver su forma de revolotear dentro las máquinas al hacerse, saludar con parsimonia a la muchacha que las sirve, sonreír con ella contando alguna anécdota banal, reírme abiertamente con la taquillera, mientras equivoco la sala al sacar la entrada, relajarme hundido en la butaca, observando la pantalla en blanco antes del comienzo, fijarte bien, tocar las paredes de moqueta roja con devoción. Pensar que todo es nuevo y sugerente cada  vez y oler la colonia barata con la que perfuman los pasillos. Luego esperar a que apaguen suavemente las luces. Y si voy con Alda, entonces, ladeo mi cuerpo en la butaca y me pongo a mirarla a ella. El rostro oscurecido de Alda en la tiniebla de la sala, me serena. Unas veces ríe, otras (en los tiroteos), coge mi mano sin apenas moverse, de vez en cuando fuerza una mueca y aguanta el pase de la película sin quejarse, mientras yo me sosiego absorto en su cara, iluminada a veces por los reflejos móviles de la pantalla.

No está mal, miente a la salida y yo la aprieto junto a mí como dándole las gracias mientras caminamos hacia la parada del bus con pasos perezosos.

La película ha acabado, Claudia, extrañamente absorta en sus pensamientos, suspira intranquila. Ninguna frase, ninguna palabra. Raro. No está pensando en hoy, ahora, sino en mañana y yo me echo a temblar. Comienzan las famosas rebajas.

-Sabes a quien le gustaría, le digo bajito a Claudia, -a Leonor, mi compañera de trabajo, tiene una risa fácil. Y seguimos caminando salpicados de pureza cinéfila.

Ya son casi las ocho de la tarde en mi reloj de muñeca barato. Tras muchos minutos de charla, y confraternización intercambiando fluidos amistosos, con Anselmito, Alberto, “el rubio”, el rudo bajito”, la chica de las palomitas y la taquillera, ha llegado la hora del adiós. Todos quedamos en vernos más adelante y una vez al mes para tertuliar en la tienda de Llopis, Casablanca.

Según nos íbamos alejando, la figura de Anselmo, que sale a despedirnos, iba quedando empequeñecida, por momentos se hacia invisible en la temprana noche nublada, pero enigmáticamente, a ambos lados de su cara borrosa, emergían dos fulgores rojizos, son sus orejas, que todavía irradiaban calor, después de estar todo el tiempo que dura la película colgado de los walkie talkies, resolviendo problemas de sonido, centrado de imagen, supliendo la ausencia momentánea de algún compañero, con una sombra de infelicidad en su boca, por no hacer lo que realmente le gustaría hacer: dedicarse a enseñar Historia.

El cielo estaba teñido de barro y el horizonte lanzaba destellos dorados que se desmigaban igual que el lomo de cualquier Biblia al abrirse. Sentía dentro de mí una fuerza nueva, un impulso desconocido, porque Claudia me acompañaba y a pesar de nuestros mutuos enfados y discusiones me comprendía, entendía mi lenguaje mudo a veces y ese dolor que me encabrita y que me sale tan de dentro que no se manejarlo bien. Malhumor rabioso, que ella dulcifica con palabras, con sus mil cosas que hace, que la hacen diferente.

De vuelta en el autobús no dejaba de pensar en todos mis amigos, auténticos “personajes”, pero sobre todo en Pepe “el mudo”, su expresión a lo Charles Bronson, nunca variaba, pero sus ojos, como panes morenos, invitaban a tomarle afecto enseguida. Era un sembrador de estrellas.

Fuera del autobús llovía, un cielo de nubes se revolvía contra el viento, llevaban mechas de color castaño. Alguien había abierto su ventanilla, porque el aire helado me ardía en la frente, notaba la cara encendida por los nervios del día siguiente: ¡Rebajas! y con mi hija Claudia. A saber qué nueva aventura me preparaba. Cosas de cine, me dije. Y solo oír esa palabra, me producía un éxtasis tan dulce que me penetraba hasta mi otra alma.

Felipe Iglesias Serrano

[1] Tienda de coleccionismo de cine, situada en la calle Bailén 47, Madrid

Fundación Iniciativas Sur inicia su actividad en el Distrito gestionando la UDC

Impulsando actuaciones para la mejora del entorno urbano, el medio ambiente y la movilidad

La Unidad Distrital de Colaboración (UDC) de Villaverde es un proyecto del Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana (Área de Gobierno de Vicealcaldía) del Ayuntamiento de Madrid, gestionado por la Fundación Iniciativas Sur. El objetivo es la realización de acciones integrales destinadas a mejorar las condiciones de vida y la cohesión social de los ciudadanos y ciudadanas residentes en el distrito de Villaverde; contribuyendo así al reequilibrio territorial de la ciudad.

Desde el día 1 de septiembre el proyecto está en marcha; a lo largo de los próximos 24 meses realizaremos diversas acciones contribuyendo al cuidado y la regeneración de los espacios públicos, promoviendo la concienciación y la implicación ciudadana en el cuidado de su entorno y colaboraremos con los agentes locales en el territorio para mejorar el entorno urbano, el medio ambiente o la movilidad en el Distrito.

Para realizar todo ello se ha contratado a desempleadas y desempleados mayores de 45 años, parados de larga duración, con más de dos años de experiencia laboral en las diferentes especialidades: albañilería, jardinería, pintura, limpieza en el espacio público, así como en intervención social; empadronados en Villaverde, pertenecientes a “colectivos prioritarios”. Conformando de esta forma un equipo de profesionales de diferentes perfiles que impulsarán, a través del proyecto, su empleabilidad y la inclusión sociolaboral.

La Unidad de Colaboración Distrital realizará actuaciones que sean de interés para Villaverde, en el ámbito de la subvención concedida, y que hayan sido previamente consensuadas con la Junta Municipal. Continuamos así nuestra presencia activa en el Distrito, no solo a través de la oferta formativa de los Certificados de Profesionalidad que como centro de formación para el empleo venimos impartiendo en el sur de Madrid desde 1990, sino también como entidad que, de forma muy activa, especialmente desde 2017, viene colaborando con los agentes sociales para mejorar las zonas más degradadas de Villaverde.

FUNDACIÓN INICIATIVAS SUR

Villacís y Fuentes visitan las obras que convertirán un solar en una plaza arbolada

La parcela de la calle Amadeo Fernández dejará de ser un aparcamiento irregular, contará con una zona verde con parque infantil y un espacio para las personas mayores, y mejorará el entorno del barrio y del colegio público Nuestra Señora de la Luz

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, visitaba el 14 de septiembre las obras de rehabilitación de un solar en la calle Amadeo Fernández que actualmente es un espacio abandonado y se emplea como aparcamiento irregular de coches, pero que, con las obras que se han puesto en marcha desde el Área de Desarrollo Urbano, se convertirá en una plaza arbolada que mejorará el entorno del barrio, especialmente el del colegio público Nuestra Señora de la Luz.

El proyecto, que Villacís ha explicado sobre el terreno a la directora del colegio y a representantes de la AMPA, se desarrolla sobre una superficie de 4.448 m2, tiene un presupuesto de 442.500 euros y un plazo de ejecución de cuatro meses. Se da respuesta con esta acción a una antigua demanda de los vecinos, que pedían una solución para ese solar deteriorado que se encuentra entre las calles Amadeo Fernández, Bismuto y Cobalto y el colegio público Nuestra Señora de la Luz.

Tras las obras, los vecinos podrán disfrutar de una plaza arbolada, agradable y segura, con un parque infantil y un espacio para las personas mayores. Además, tendrá un acceso directo al colegio para que los niños puedan salir directamente a la plaza, así como caminos que comunicarán los distintos pasos de cebra existentes en las calles colindantes.

“En este espacio, además de aparcar los coches, había un taller ilegal, se ponía la música muy alta y eso complicaba mucho la vida del colegio que está aquí al lado”, ha explicado la vicealcaldesa. Villacís ha estado acompañada por el delegado del Área de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, y por la concejala presidenta del distrito, Concha Chapa. Según ha indicado Fuentes, esta acción forma parte de la estrategia de renaturalización de espacios urbanos que lleva a cabo el Área y, además, cumple con uno de los puntos de los Acuerdos de la Villa que recoge la creación de plazas de encuentro próximas a los centros educativos.

PRENSA AYTO.

Ayuntamiento y Comunidad tramitan ayudas para rehabilitar 1.400 viviendas en Madrid

Entre las zonas beneficiadas se encuentra la Colonia Experimental de Villaverde

El concejal delegado de Vivienda, Álvaro González, y el consejero de Vivienda y Administración Local de la Comunidad de Madrid, David Pérez, mantuvieron el pasado 8 de septiembre un encuentro de trabajo para tratar la adopción de medidas de impulso y renovación del tejido residencial en la capital a través de un programa dotado con 41 millones de euros que permitirá rehabilitar cerca de 1.400 viviendas distribuidas en diez barrios.

En el encuentro se ha acordado que desde este mismo año 2020, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid financien de manera conjunta los programas de rehabilitación ARRUR que benefician a los barrios de las Colonias de Vallecas, Colonia de Loyola y Virgen de la Inmaculada, Gran San Blas, Ambroz, Poblado Dirigido de Fuencarral, Poblado Dirigido de Orcasitas, Meseta de Orcasitas, Barrio del Aeropuerto, Simancas y Colonia Villaverde.

La buena acogida que ha tenido esta actuación, superando los objetivos previstos, hace que ambas Administraciones sopesen la posibilidad de solicitar una segunda fase del programa que pertenece al Plan Estatal de Vivienda, en el que se declaran nuevos ámbitos de rehabilitación en la ciudad de Madrid, lo que hace que estas medidas puedan extenderse a otros barrios.

De igual manera se buscarán fórmulas de cooperación para poder unificar convocatorias de ayudas a la rehabilitación tanto en los plazos de presentación de solicitudes como en la documentación a aportar por parte de los ciudadanos. De esta manera, se alcanza una mayor simplificación administrativa para el solicitante.

En la reunión, ambos dirigentes se han comprometido, también, a dar continuidad a políticas en materia de vivienda, suelo y rehabilitación mediante fórmulas de colaboración que contribuyan a agilizar el proceso de construcción de pisos protegidos en suelos públicos, dinamizando así la oferta y la demanda de vivienda en la capital y han abordado los distintos planes de rehabilitación de viviendas, edificios y barrios que están en marcha.

Por otro lado, ambas Administraciones han considerado imprescindible desarrollar fórmulas conjuntas que ayuden a construir más viviendas en la capital. Para ello, se realizarán cesiones de suelo en redes supramunicipales o el ejercicio del derecho de tanteo y retracto del suelo público y de las viviendas protegidas en favor de ambas Administraciones.

El objetivo es agilizar la construcción de vivienda pública en aquellos suelos que tenga la Comunidad de Madrid en la capital procedentes de las cesiones obligatorias supramunicipales. Esta misma operación podría realizarse también con varias parcelas que la Agencia de Vivienda Social tiene en la ciudad, de manera que el Ejecutivo regional aporte el suelo y el Ayuntamiento la construcción de los pisos. El objetivo es promover, gracias a esta colaboración, la construcción de más de 700 viviendas del Plan Vive de la Comunidad en la capital, lo que permitirá que los jóvenes puedan acceder a pisos en régimen de alquiler con precios hasta un 50% inferiores a los del mercado.

PRENSA AYTO.

La Comunidad excluye a las familias perceptoras del IMV de la beca de comedor

Aunque parezca mentira, la Comunidad de Madrid no ha incluido a las familias perceptoras del Ingreso Mínimo Vital (IMV) como beneficiarias en las becas de comedor, por lo que pierden esta protección social, que sí tienen aquellas familias en situación de exclusión social que siguen percibiendo la Renta Mínima de Inserción (RMI).

Con la Plataforma RMI Tu Derecho, pedimos una rectificación, recuperando el lema que en pleno estado de alarma se hizo famoso con motivo de los menús de Telepizza para familias empobrecidas: “Ayuso, con la comida no se juega”.

De las 22.493 familias que antes de la entrada en vigor del IMV percibían la RMI, 12.540 son familias con menores a cargo. Para la Plataforma RMI Tu Derecho, de la que forma parte la FRAVM, todas estas familias son nuevamente olvidadas por la Comunidad al no haber modificado la reglamentación para incluirlas como familias con derecho a precio reducido de comedor.

Ésta es una modificación sencilla de hacer. Recordemos que hace no más de dos semanas esta normativa fue modificada para incluir a los hijos de los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

RMI Tu Derecho ya advirtió en junio, con la entrada en vigor del IMV, a Alberto Reyero, consejero de Políticas Sociales, Familias, Igualdad y Natalidad, que deberían modificar la regulación de las becas de comedor para asimilar la situación de las familias perceptoras de IMV a las de RMI, y evitar así que los hijos de las familias en situación de pobreza perdieran esta protección social que en muchos casos asegura una comida caliente a estas familias.

Ahora, la Comunidad vuelve a mostrar total indiferencia ante el derecho a la alimentación de las niñas y niños empobrecidos. Durante la pandemia fue el Telepizza y ahora, en plena crisis social y sanitaria, les excluyen de la especial protección con la que venían contando estas familias.

Hemos escuchado, como argumento de peso, que la cuantía del IMV es superior a la de la RMI y por ello la familia puede asumir ese gasto, pero ambas prestaciones están muy por debajo del mínimo que fija la Carta Social Europea como ingreso para asegurar la superación de la exclusión social de las familias empobrecidas.

Con la RMI una familia de dos miembros (madre e hijo) percibía 512 euros y pagaba de comedor 20 euros al mes. Con el IMV esta misma familia percibirá 599 euros y pagará de comedor 60 euros. Mientras que la renta percibida aumenta un 16%, el gasto en comedor lo hace un 200%. Una familia de cinco miembros pasará de percibir 738 euros de RMI a 1.015 euros de IMV, un incremento del 37%, mientras que si sus tres hijos están en edad escolar pasarán de pagar 60 a 180 euros de comedor al mes, un incremento nuevamente del 200%.

Éste es el enésimo atropello de la Comunidad de Madrid a las familias empobrecidas, mientras Ayuso anuncia una bajada de impuestos de la cual se beneficiarán las rentas más altas. Su política social sigue haciendo caja con las familias en situación de pobreza. Las familias empobrecidas no existen para la presidenta de esta Comunidad, las políticas para la erradicación de la pobreza y el reequilibrio de nuestra sociedad no existen. Se cubre el expediente, muy por debajo de los mínimos exigidos por el estado de bienestar y en cuanto tiene la oportunidad recorta el gasto público destinado a la erradicación de la desigualdad. Lo dijimos con el Telepizza, y lo decimos con la supresión de facto las becas de comedor para familias empobrecidas: “Ayuso, con la comida no se juega”.

Desde RMI Tu Derecho se está preparando por este motivo una queja colectiva al Defensor del Pueblo. Las personas afectadas pueden contactar para unirse a través de WhatsApp (650 010 300) o correo electrónico (rmituderecho@gmail.com).

Fuente: FRAVM

El Ayuntamiento cede a la Comunidad de Madrid dos parcelas para la construcción de un instituto en Butarque

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís; el delegado del Área de Desarrollo Urbano, Mariano Fuentes, y la concejala del distrito de Villaverde, Concha Chapa, han visitado junto a la viceconsejera de Organización Educativa de la Comunidad de Madrid, Pilar Ponce, las dos parcelas que el Ayuntamiento ha cedido a la administración regional para la construcción de un instituto en Butarque, un centro que los vecinos llevaban años reclamando.

En total son siete las cesiones que el Área de Desarrollo Urbano ha realizado este año para la construcción de centros educativos. Con las parcelas de Butarque se ultima la cesión de todas las que había solicitado la Comunidad de Madrid para este fin. Las seis restantes se ubican en los barrios de Las Tablas, Montecarmelo, Aravaca, Ensanche de Vallecas, El Cañaveral y San Fermín.

Villacís se ha congratulado de que los vecinos de Butarque tengan esta instalación “que tanto necesitan” y que ha sido posible gracias “al trabajo codo con codo con todas las administraciones”. Además, ha puesto en valor que la construcción del centro vaya ligada a “entornos seguros y educación de calidad”.

La vicealcaldesa ha destacado que “la finalización de estos expedientes se ha realizado en tiempo record” para posibilitar nuevos institutos en los distritos de Villaverde, Vicálvaro, Usera, Puente de Vallecas, Moncloa-Aravaca y Fuencarral-El Pardo.

Por su parte, Fuentes ha destacado que “es una prioridad asegurar la igualdad de oportunidades para todos los madrileños independientemente del distrito o barrio en el que hayan elegido vivir” y ha afirmado que, con estas siete cesiones, se dota de un total de 125.000 m2 a la ciudad de Madrid para la creación de institutos que ofrecerán cerca de 7.000 nuevas plazas.

“Esta cesión es muy importante para Butarque, porque es un centro muy necesario para el barrio y muestra nuestro compromiso con los nuevos desarrollos, con las familias, la educación y el reequilibrio territorial en Madrid”, ha concluido.

El reto de Butarque

La cesión de terrenos para el instituto de Butarque es la gestión que más se ha demorado por las complejidades que conllevaba, al tratarse de dos parcelas, de 4.675 m2 y 6.325 m2, unidas por un viario que se va a acondicionar para que sirva de conexión peatonal entre ambas.

La Comunidad de Madrid tenía pensado construir el instituto en otra parcela pero al tratarse de un terreno que tenía una calificación de dotacional deportivo no convencía a los vecinos, que no querían perder la posibilidad de levantar allí un polideportivo en el futuro. Por eso, desde el Área de Desarrollo Urbano se buscó otra alternativa y se propusieron dos nuevas parcelas en el mismo barrio, que estarán unidas peatonalizando la calle que está entre ambas. Una solución que satisface a todas las partes. Se acondiciona así un espacio seguro, sin coches, alrededor del centro educativo.

El nuevo IES de Butarque constará de 20 aulas de ESO, 8 de bachillerato, 8 aulas específicas, música, plástica, biblioteca, 5 aulas de apoyo, 3 aulas de desdoble, 10 seminarios, cafetería, administración, gimnasio y pistas deportivas.

Madrid.es

Crónica de un ‘apartheid’

Tras dos semanas de confinamiento en buena parte de los barrios del sur, las limitaciones se amplían a toda la ciudad

Toda la mañana y parte de la tarde del viernes 18 de septiembre la pasamos pendientes de las noticias, pues la cosa pintaba mal para los barrios del sur: estaba previsto que el Gobierno de la Comunidad, en rueda de prensa, anunciara las nuevas medidas que acababa de tomar para hacer frente a la pandemia. El confinamiento, de toda la ciudad o de algunos barrios (los nuestros, claro), estaba sobre la mesa. Tanto, que había convocatoria de las asociaciones vecinales para ir todos a protestar a la Puerta del Sol a las 20:00 si finalmente nos confinaban. Así que nuestra inquietud creció bastante cuando, tras un primer aplazamiento, la rueda de prensa fue trasladada a la tarde. El motivo no era nada tranquilizador: decían estar comprobando cuidadosamente la base legal de las medidas que acababan de aprobar para no dar pasos en falso.

Pues bien, llegó la tarde, compareció la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y anunció lo que todos temíamos: confinadas 37 zonas básicas de salud ubicadas en seis distritos de la capital y otros siete municipios madrileños. En Villaverde, las zonas elegidas fueron San Andrés, San Cristóbal, El Espinillo y Los Rosales. Además, las reuniones sociales se reducían a seis personas, cierre de establecimientos a las 22:00 salvo los esenciales y limitación de aforos al 50%. Los vecinos de los barrios “desgraciados” (pues en esto no cabe hablar de “agraciados”) pueden ir a servir una cerveza al resto de la ciudad, pero no a tomarla, según el ingenioso meme que corre por las redes.

Como estaba previsto, a las ocho de esa misma tarde hay concentración en Sol. Las medidas entran en vigor a las 0:00 del lunes, no habiendo demasiadas posibilidades de evitarlo, ya que el Congreso ha aprobado el miércoles 16 “una ley en la que el Gobierno incluyó a última hora una enmienda para trasladar de los jueces ordinarios a los Tribunales Superiores de Justicia de las comunidades autónomas la competencia para fallar sobre decisiones políticas contra la pandemia que afectan a derechos fundamentales de los ciudadanos”, según informaba el diario 20 Minutos. Los Tribunales Superiores han demostrado en la práctica ser mucho más permisivos con las medidas tomadas por las comunidades autónomas, por lo que cualquier intento de recurrir parece condenado al fracaso. El domingo 20, a las 12:00, hay nuevas concentraciones de protesta, esta vez en todos los distritos afectados. En Villaverde tuvieron lugar frente a los centros de salud de San Andrés y Los Rosales, contando con una nutrida asistencia. Es un último pataleo doce horas antes del inicio del confinamiento.

Empieza el confinamiento

Al día siguiente, los barrios amanecen más o menos como siempre, y los metros, abarrotados, llevan a oleadas y oleadas de trabajadores a los tajos: en esa situación no hay protección efectiva ante el virus. En las zonas confinadas, los vecinos tratan de seguir con sus vidas normalmente, guardando todas las medidas de seguridad, como vienen haciendo desde el principio. Esto es importante destacarlo: desde el inicio de la

pandemia, la precaución ha venido siendo la norma en nuestros barrios, pues nadie quiere contagiar o ser contagiado. Es falso que los habitantes de los barrios del sur se hayan relajado especialmente: ahora nos confinan y nos tratan de estigmatizar, pero nos siguen obligando a ir a trabajar como ganado, y nuestros centros de Atención Primaria sufren carencias y recortes desde mucho antes de que comenzara todo esto. A lo mejor está ahí la clave, ¿no creen? Ese mismo día 21 tiene lugar la reunión de Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso en la sede de la Comunidad. Ante un fondo cubierto de banderas de España y de Madrid, el presidente explica que no ha ido a “criticar”, sino a “ayudar”, lo que en principio da por bueno todo lo que haga el Gobierno autonómico. Se nota mayor presencia policial en la calle, pero en las primeras 48 horas no ponen multas: de momento solo informan.

El jueves 24 hay nuevas movilizaciones frente a los centros de salud de los barrios confinados. En nuestro distrito tienen lugar ante los de San Cristóbal de los Ángeles, Los Rosales y San Andrés, convocando otra vez a una nutrida asistencia, que respeta escrupulosamente las medidas de protección, en defensa de la Atención Primaria y reclamando los medios que la misma necesita, el fin de la segregación de los barrios obreros y medidas efectivas contra la pandemia. Poco después llegan noticias de lo ocurrido en Vallecas, frente a la Asamblea de Madrid: brutales cargas policiales y detenciones, que llenan de indignación y mensajes de solidaridad con los jóvenes represaliados las redes sociales villaverdinas.

El viernes 25, la Comunidad amplía el confinamiento a ocho nuevas zonas, ninguna en nuestro distrito, pero todas ellas también de mayoría de población de clase obrera. El descontento sigue creciendo, y parece que empiezan a notarse las diferencias entre Gobierno y Comunidad, pues poco después del anuncio de las nuevas medidas aprobadas por esta última el ministro de Sanidad comparece ante los medios para pedir a Ayuso que revise sus actuaciones y “escuche a la ciencia”. Por otra parte, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid avala las restricciones impuestas, por lo que esa misma tarde la Policía empieza a multar “en serio”.

Segunda semana

El lunes 28, cuando arranca la segunda semana de confinamiento, Comunidad y Gobierno central siguen sin ponerse de acuerdo: el Gobierno apunta de forma cada vez más insistente que hay que cerrar todo Madrid, pero la Comunidad sigue en sus trece. Mientras, las multas suben como la espuma: el martes 29 leemos en la prensa que “La Policía Municipal de Madrid interpone entre 50 y 60 propuestas de sanción al día por incumplir las restricciones de movilidad que hay en determinadas zonas sanitarias de la capital”. Algo nada sorprendente, pues cuando se establecen sanciones es con la intención de llevarlas a la práctica. Las cuantías son elevadas, a los vecinos de los barrios obreros no les sobra el dinero y seguramente esto dé lugar a más de una tragedia doméstica, pero la empatía no es algo habitual entre “los que mandan”.

Finalmente prevalece el criterio del Gobierno, y el Boletín Oficial del Estado publica el jueves 1 de octubre una resolución sanitaria con el acuerdo alcanzado el día anterior en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, “que incluye el confinamiento perimetral de Madrid y otras nueve ciudades de la Comunidad y limitaciones de horarios y aforos. Según Sanidad, ‘la orden se notificó en la noche del miércoles a las comunidades autónomas, que son las competentes para su ejecución, y no precisa de nueva publicación en el BOE para ser efectiva’, de modo que habría empezado a contar el plazo de 48 horas para la aplicación de las restricciones, que según el Gobierno son de obligado cumplimiento”, según informa El País.

La ciudad de Madrid será confinada al completo a partir de las diez de la noche del viernes 2, en cumplimiento de la nueva normativa del Ministerio de Sanidad y tras su publicación en el BOCM. Más o menos como lo que llevan experimentando en los barrios confinados desde dos semanas antes, pero ya para toda la ciudad, lo que no agrada al Gobierno regional. Éste afirma que cumplirá la normativa, aunque ha recurrido la orden de Sanidad y solicitado medidas cautelares contra ella.

Al cierre de esta edición, todo apunta a que las cosas van a seguir en la misma línea durante bastante tiempo: continuarán las limitaciones y la gresca entre nuestros políticos. Parece que nos lo vamos a tener que tomar con bastante paciencia, vecinos, así que les deseo el mejor confinamiento posible (y sobre todo tranquilo, sin incidencias que reseñar).

ROBERTO BLANCO TOMÁS

Periódico Distrito Villaverde, nº 288. Octubre 2020

Villaverde Alto, Villaverde Bajo, Ciudad de los Ángeles, Los Rosales, Butarque y San Cristóbal de los Ángeles

 

Manifiesto por la dignidad del sur ante la segunda oleada

La Comunidad excluye a las familias perceptoras del IMV de la beca de comedor

Carta abierta de la concejal presidente del Distrito a los vecinos de Villaverde

Fundación Iniciativas Sur inicia su actividad en Villaverde gestionando la UDC

El grupo de Desmontando Tópicos Racistas Villaverde inicia el curso

Mes solidario en Farmacia El Espinillo

Las familias más vulnerables de Villaverde siguen necesitando ayuda

Buscando soluciones para la avenida de los Rosales

Y nuestras secciones: Tu vez y tu voz, Cultura, Colaboraciones, Secciones.

Los Otoños de Villaverde

¿Quieres participar en los Otoños de Villaverde? ¡Demuestra el arte que llevas dentro y haz tu dibujo otoñal!

Puedes presentar tu dibujo en consejería en Pº Alberto Palacios, 13, en horario de 9.00 h a 13.00 h hasta miércoles 21 de octubre.