Recientemente ha llegado a mis oídos una historia cuando menos curiosa, no he podido constatar si es cierta o simples delirios de un pobre diablo que escapó de la muerte por puro azar. Dicha historia me la transmitió un médico amigo mío, quien atendió a uno de sus pacientes aquejado de unas intensas fiebres que le hacían delirar de continuo.
Este paciente aseguraba pertenecer a un grupo de matemáticos que habían hecho de esta ciencia la razón de ser de sus existencias. Llevan un tiempo indeterminado ejerciendo sus habilidades, así como emulando a los pitagóricos, cuyos teoremas siguen todavía hoy en vigor y son utilizados frecuentemente para infinidad de cálculos. Este grupo no tiene nombre definido, lo único que les identifica es un tatuaje de color marrón oscuro que llevan en la palma de la mano derecha y que representa al número imaginario i, cuyo valor es raíz de -1. i = −𝟏‾‾‾√
Parece ser que la tinta de dicho tatuaje está elaborada con una sustancia autodegradable inventada por ellos, la cual tiene la propiedad de que, al contrario que los tatuajes normales, los cuales van deteriorándose paulatinamente con el paso del tiempo, el suyo cada año que transcurre va cogiendo una tonalidad más viva, hasta que pasados un par de lustros desaparece de la noche a la mañana sin dejar ni rastro, y es necesario volver a tatuarlo.
Este extraño grupo, del cual se desconoce prácticamente todo, vive actualmente en la isla de El Hierro aunque se mueven también por La Gomera, La Palma y La Graciosa. Desde que se levantan hasta que se acuestan están realizando ejercicios matemáticos y analizando sus resultados, sobre los cuales postulan conjeturas y elaboran nuevos teoremas. A diferencia de Pitágoras y sus discípulos, no dan a conocer sus hallazgos, sino que estudian si pueden tener alguna aplicación fuera de las matemáticas, y en caso de que resulten susceptibles de esto último, contactan con especialistas para que les elaboren determinados proyectos sin indicarles nunca el fin al que están destinados.
Según dijo el paciente de mi amigo, habían creado en base a las propiedades matemáticas de sus elementos un combustible sintético de muy bajo consumo y de un gran poder energético. Con dicho combustible proveen de electricidad los hogares en los que viven, así como alimentan los motores de los vehículos en los que se mueven. De este modo no tienen necesidad alguna de pasar por gasolineras ni de tener contratado ningún tipo de suministro en sus diferentes viviendas.
Los miembros de este grupo tocan todas las ramas de las matemáticas y dedican un tiempo muy especial a los diferentes tipos de números. Sienten verdadera veneración por los números imaginarios, pero su devoción también se extiende a los números indeterminados, a los recurrentes, a los algebraicos, a los trascendentes, a los palíndromos, a los números amigos, a los números perfectos, a los imperfectos, a los abundantes, a los superabundantes, a los números deficientes, a los números triangulares, a los cuadrados perfectos, a los cuadrados mágicos, a las series del triángulo de Pascal, del triángulo armónico, del triángulo de Sierpinsky, a los números primos, a los números de Mersenne, y en general a tantas clases de números como existen.
No se sabe si este grupo de personas tiene un líder que les guíe. Según parece, de vez en cuando venden alguna que otra patente de sus inventos, aunque se ignora a ciencia cierta cuál es su fuente de ingresos. En definitiva, en torno a ellos todo es pura conjetura. El paciente que tuvo mi amigo se recuperó satisfactoriamente de su crítico estado febril, y a medida que se iba encontrando mejor y la razón sustituía al delirio, disminuía la información que iba dando sobre su grupo, hasta que, una vez que hubo recuperado la consciencia por completo y se le preguntó sobre el tema, llegó a afirmar con vehemencia que todo lo que había dicho en su estado febril era pura fábula, negándose en redondo a tratar más sobre el asunto. Sucedió que cuando vinieron a recogerle dos personas una vez que le dieron el alta, mi amigo se las ingenió para mirarles la palma de la mano derecha y ambos llevaban tatuado: i = [Ecuación]
DAVID MATEO CANO