LEA.
Malditos los que os matan, os explotan, malditos los que os maltratan, los que os marginan, malditos los que no os quieren ni aman; me avergüenzo de estar en su mismo barco porque soy su mismo género, pero también os digo que son una minoría con sus facultades mentales alteradas o disminuidas. Ninguna persona que no tenga su mente contaminada no verá vuestro papel en la sociedad absolutamente indispensable para que funcione. Gracias por vuestra capacidad de sacrificio y dedicación a vuestras familias, por atender todas las necesidades que requiere vuestro hogar (trabajo que cada día asumen también más vuestras parejas), por el amor y cariño con vuestros hijos y mayores, gracias por estar ahí siempre sin pedir nada a cambio, gracias por ser así.
Adelante con vuestra lucha, porque también es la nuestra, y así honráis la memoria de las fallecidas en la fábrica Triangle de Nueva York aquel 25 de marzo de 1911, donde a causa del incendio que se produjo en el edificio y al estar encerradas no pudieron salir fuera. Decir al mundo que sin vosotras no gira ni se mueve, que sin vosotras esta maravilla que es la vida no sería posible y que además tenéis la capacidad de darla. Reclamar un lugar en este mundo ganado día a día. Doy las gracias por el regalo de poder contemplaros y de disfrutar de vosotras cada día. Los que no lo sientan así son unos malditos y desgraciados, y peor para ellos, porque vuestra inteligencia y sabiduría solo la compartiréis con todos los que os respetamos admiramos y os querremos siempre.