ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.
Los datos del Ayuntamiento de Madrid revelan un elevado número de talas en 2023 y grandes desigualdades en las nuevas plantaciones por distritos
La Dirección General de Gestión del Agua y Zonas Verdes ha publicado los datos actuales del arbolado y masas arbóreas presentes en los distritos y parques históricos, singulares y forestales de mantenimiento municipal de la Ciudad de Madrid. Los distritos de la capital han visto desaparecer 6.225 árboles de sus calles y zonas verdes a lo largo del año 2023, si se comparan los datos con los del año anterior. Los parques históricos, forestales y singulares pierden 2.699 árboles, especialmente Madrid Río (773) y el Parque Lineal del Manzanares (1.437). Solo siete distritos incrementan su arbolado en calles y zonas verdes, concentrándose las nuevas plantaciones en Fuencarral-El Pardo (997) y Hortaleza (3.599). Mientras los parques históricos, forestales y singulares o pierden árboles o se mantienen, Valdebebas crece en número de árboles, con 264 nuevos ejemplares. Aunque la ganancia neta de arbolado sea positiva, los datos revelan un grave desequilibrio entre la pérdida de arbolado entre distritos, demostrando que mientras la mayoría de los barrios pierde árboles a un ritmo alarmante, las nuevas plantaciones se vinculan principalmente al Parque Forestal de Valdebebas y el Monte de El Pardo. Por otro lado, los datos estadísticos dicen que el arbolado recién plantado y no consolidado en 2023 asciende a 5.920 en parques, 61.063 en distritos. Esto podría significar una pérdida bruta mucho mayor. La pérdida de arbolado maduro a lo largo de 2023 se sitúa en 896 ejemplares menos en parques históricos, forestales y singulares.
Ecologistas en Acción Madrid denuncia que, aunque en los datos se incluyan los árboles que se han debido talar por motivos de enfermedad o mal estado del ejemplar, muchas de las talas realizadas se han llevado a cabo amparadas en la Ley 8/2005 de Protección y fomento del arbolado urbano de la Comunidad de Madrid. Dicha ley fue aprobada para “(…) regular un sistema de autorizaciones que (…) garantice las precauciones suficientes y necesarias para evitar (…) las talas o apeos de arbolado, (…) a fin de asegurar su carácter de último recurso y no como un procedimiento al servicio de urgencias o actuaciones coyunturales”. En el articulado de la ley se prohíbe la tala del arbolado y solo si va a ser “necesariamente” afectado por obras que no puedan ejecutarse sin tocarlo, entonces deberá procederse a su trasplante. En la redacción original de 2005 se expresaba que “si por motivos técnicos no puede trasplantarse se permitirá su tala por parte del Ayuntamiento responsable, previa acreditación de la inviabilidad de otras alternativas”. En la modificación de la Ley 9/2015, este último requisito se eliminó.
El objetivo de la Ley de Arbolado Urbano 8/2005 es claro: las talas han de ser actuaciones de último recurso. Así lo revalida el vigente Plan Director de Arbolado Viario del Ayuntamiento de Madrid. Pero los promotores y las Administraciones se acogen a la vaguedad de algunos aspectos como “necesariamente afectado” o el genérico “motivos técnicos” para justificar las talas.
Ecologistas en Acción recuerda que durante los últimos años, en la ciudad de Madrid, han sido innumerables las obras y actuaciones que han resultado en talas de centenares de ejemplares. La dinámica habitual es talar y apear especímenes como primera opción. En las actuales obras de la línea 11 de Metro de Madrid se ha conseguido salvar 676 árboles simplemente porque los técnicos han tenido a bien reconsiderar el uso de rampas inclinadas en lugar de túneles verticales para la evacuación de materiales. Ha quedado demostrado que existían alternativas técnicas a la tala y no se tuvieron en cuenta hasta la protesta ciudadana.
Ecologistas en Acción afirma que, aunque la ley establece la obligación de reposición de los ejemplares talados (“la plantación de un ejemplar adulto de la misma especie por año de edad del árbol eliminado”), la realidad es que el reemplazo de los mismos tiene lugar en zonas alejadas de las áreas en obras, como revelan los datos estadísticos mencionados. Otro ejemplo de inoperancia lo constituye la gran cantidad de plantones almacenados en los viveros municipales en cumplimiento de la Ley de Arbolado, donde permanecen durante meses sin poder darles salida ante la imposibilidad física de plantarlos en el municipio.
Alternativamente, la ley plantea como posibilidad el trasplante de los ejemplares afectados por las obras. El Estándar Europeo de Plantación de Árboles cuantifica en 16 cm de circunferencia (unos 5 cm de diámetro) el perímetro máximo del árbol a plantar para limitar el shock post-trasplante. Este mismo estándar establece la duración aproximada del shock en un año por cada 8 cm de circunferencia. El trasplante constituye una medida extrema, pues la tasa de supervivencia del ejemplar, especialmente si se trata de árboles maduros, de más de diez años, y con diámetros de troncos superiores a 50 centímetros, es nula. Dichos trasplantes, además, se concentran asimismo en zonas alejadas de las áreas de origen, como en el caso de los trasplantes de las obras de la Línea 11 de Metro, que se han realizado, de nuevo, en el Parque Forestal de Valdebebas.
Ecologistas en Acción lamenta que en el marco del proyecto de la nueva Estación Pasante de Atocha se haya optado por el trasplante como alternativa a la tala inicialmente propuesta por ADIF de 246 ejemplares, en lugar de estudiar cambios en el proyecto que permitan su conservación. Todos los árboles afectados por esta obra son maduros, con grandes cepellones, y por lo tanto, además de costosísimo, su probabilidad de arraigo en unos meses será nula. La modificación de ADIF no es más que una réplica en la confrontación entre Administraciones de distinto signo político que dejará pronto paso a otros temas de actualidad, aunque para la ciudadanía de Madrid supondrá otra pérdida de bienestar y salud incuantificable en el centro mismo de la ciudad y un gasto de recursos públicos abocado al fracaso.
Ecologistas en Acción exige a todos los representantes políticos y a todas las Administraciones que pongan en el centro de sus prioridades el arbolado urbano por los beneficios inmediatos que supone para la salud y el bienestar de la ciudadanía, máxime en mitad de la crisis climática y de biodiversidad que estamos atravesando, y dejen de lado sus polémicas diarias y su obsesión por seguir con el “business as usual”, al menos en este ámbito.