JAVIER DE LUIS.
Este año algo se ha quebrado, como si de repente las raíces de un árbol milenario ya no dieran más agua. Este año todo ha ido a una velocidad extrema, y el mundo se ha retorcido sobre sí mismo, delirante y virulento. Ante este escenario descorazonador, el grupo de teatro Bambalina ViBa se ha dado la mano, se ha encerrado en un aula y ha decidido plantarle cara a la vida con el oficio más bello del mundo (si me permiten la osadía), el teatro.
Antes de esbozar algunos pensamientos sobre la pieza de este año, quería recordar a nuestro compañero Gregorio Palacios, persona fundamental del grupo, que se marchó el pasado octubre. Compañero, te echamos de menos. En nuestra obra hay un huequito para ti. El escenario se recorre distinto, hemos intentado seguir con el juego. Sea tuyo el canto a trece voces que el próximo 31 de mayo pondremos sobre el escenario.
Hace ya un tiempo curé una madrugada de insomnio escuchando las conversaciones entre Jesús Quintero y Antonio Gala en aquel programa Trece Noches. Una frase del escritor andaluz me conmovió: “¿Por qué no hay una comunidad de los vivos que nos enseñe a vivir? La comunidad de los vivientes anónimos”. En ese momento intuí que tan inspiradoras palabras podrían ser el inicio de una puesta en escena.
Decidí, pues, este año, proponer este punto de partida. Este sueño colectivo. Abrir las puertas de un tren y ponerlo en marcha con este grupo de intérpretes que se han tirado a una piscina sin agua, llenos de alegría, como siempre, valientes.
¿Se puede aprender a vivir? ¿Hasta qué punto el mundo ensordecedor que nos rodea nos impide ver y disfrutar del camino? ¿Hay camino? ¿Se puede enseñar a vivir? Este año nos hemos llenado de preguntas y nos subimos al escenario para no encontrar respuestas. Con un sueño, un objetivo: tan solo habitar.
Hemos querido habitar en cuerpo, voz e imaginario las preguntas que Jesús Quintero le hizo a Antonio Gala en sus Trece Noches. Hemos querido escenificar esas trece veladas, habitando la duda quinteriana e intentando dar respuestas y abrir otras preguntas con la entrega, poesía y pasión de Antonio Gala. Serán trece escenas, trece intentos por salvar la vida. Trece conflictos. Trece cuentos.
Están todos invitados a este delirio colectivo. El teatro les espera paciente e ingenuo, a pesar del mundo, a pesar de todo. Vengan, habrá vida, se lo aseguramos.
