Tuve la inmensa suerte de acudir a un concierto histórico de órgano, en la Basílica Pontificia de San Miguel. Creo que fue un regalo que me hizo el arcángel, pues había gente para aburrir, en una interminable fila, con 300 entradas disponibles y me dieron el asiento 247. Histórico porque, después de 50 años, se reunían de nuevo el fabricante del espléndido órgano Grenzing, del que disfruta esta parroquia, y la mejor organista de España, Monserrat Torrent, artista longeva, con 99 años, que nos regaló un concierto apoteósico, imposible de describir con palabras. Yo no sabía que se pudiesen producir esas bellísimas melodías con un órgano.
En mi artículo del pasado mes de septiembre les hablaba de otro maravilloso artista, Antonio Oteiza, que falleció en el mes de agosto a la edad de 99 años. Oteiza dejó de pintar solo un año antes de su muerte. ¿Cómo es posible que personas tan añosas sigan dando al mundo esas joyas artísticas?
En un programa de radio estuvieron analizando las condiciones de vida que han favorecido la extraordinaria longevidad de una persona centenaria fallecida a los 117 años. El estudio se comenzó en vida de ella y con su consentimiento. Tomaron muestras de su saliva, orina y sangre, para analizar y poder concluir las características biológicas que propician tanta longevidad. La leyenda popular habla de que comía unos yogures concretos que, como era previsible, se están demandando a los fabricantes de forma masiva y descontrolada.
A falta de nuevas conclusiones de estos estudios, los investigadores hablan de cinco pautas básicas que pueden favorecer cumplir tantos años: primero buena salud intestinal (la famosa microbiota en condiciones), segundo buen sistema inmunológico (defensas del organismo para combatir infecciones), tercero actividad constante (con ejercicio físico moderado), cuarto buena genética (las herencias de nuestros antepasados) y por último, en quinto lugar, la buena socialización (convivir y compartir). La soledad no deseada se está convirtiendo en una lacra de nuestro siglo en muchas sociedades. Esto se comprobó en la pandemia, aunque ya es de todos conocido, debido a que nuestro país cada vez está más envejecido.
Habría que añadir a estas cinco razones el control del estrés, ese enemigo que genera la producción masiva de cortisol, una hormona que, en exceso, altera el organismo y los procesos biológicos. Aunque tomarse la vida relajadamente puede ser incompatible con los ritmos en las ciudades, con unos horarios que nos presionan y con una masificación en todos los ambientes. Hasta en el turismo.
Y para concluir, lo que creo que también favorece una vida larga, o al menos una vida plena, como en el caso de los artistas mencionados, es el tener proyectos e ilusiones, incluso en una avanzada edad, si la salud y los problemas asociados a ella lo permiten.
¡Larga y fructífera vida, queridos lectores!
