Las libélulas son unos animales fascinantes, y además fáciles de observar. Son pilotos de primera clase. Vuelan rápido, y tienen un excelente control de sus maniobras en el aire, gracias a sus cuatro alas que pueden mover y batir de forma independiente (únicos insectos que lo hacen). Cuando vuelan velozmente (son los insectos más veloces), suelen mantener sus patas espinosas en forma de canastas para atrapar insectos voladores. Las libélulas tienen dos ojos compuestos muy grandes, que llenan casi toda su cabeza. Ven muy bien, y el movimiento más ligero lo detectan. Son los insectos con mejor visión y mayor campo visual.
Son veraniegas, y los adultos están entre los insectos más grandes y espectaculares por sus extraordinarios coloridos y sus acrobacias en el vuelo. Los colores del abdomen son clave para la diferenciación de las especies, siendo relativamente fáciles de reconocer.
Tienen vida anfibia: larvas acuáticas y adultos terrestres. Están varios años en estado de larva, pero tan solo unas decenas de días en estado adulto. Es extraordinario que un animal que hasta ese momento ha vivido, respirado y cazado en el agua, en el transcurso de unos cuantos minutos pase a respirar en el aire, cazar presas que no ha visto nunca y volar con una destreza que no es comparable con ninguna otra especie animal.
En el mundo hay unas 5.700 especies. En Europa 120 especies, 77 de ellas en la Península Ibérica. En Villaverde tenemos más de 20 especies: todo un orgullo tener esta diversidad.
RAÚL MARTÍNEZ