Las digestiones pesadas nos crean problemas de hinchazón abdominal, gases y plenitud. A veces, tener sobrepeso por sí mismo influye negativamente en las digestiones, porque el abdomen está más rodeado de grasa y entonces ejerce más presión sobre el estómago y facilita que suban más fácilmente los ácidos grasos hacia el esófago y dar problemas de reflujo, que aumenta el malestar después de las comidas: la quemazón, los eructos y la distensión abdominal. Por eso conviene mantenerse a raya en el peso adecuado y rebajar las cantidades de comida, o distribuir la misma cantidad en tomas más pequeñas.
1) Tener un horario fijo para las comidas ayuda a activar el metabolismo en un mismo tramo del día y facilita las digestiones. Es una manera de “educar” a nuestro organismo para que las secreciones digestivas y de hormonas estén más controladas. Cuando los horarios son irregulares, tiene un impacto negativo sobre el mismo y no hay un correcto equilibrio entre lo que comemos y cómo se transforma en nuestro organismo.
2) Espaciar las comidas durante el día en pequeñas tomas sirve para mantener la sensación de saciedad durante todo el tiempo y no sentir hambre, y para reducir las grandes tomas que hinchan el estómago y nos crean problemas de digestión.
3) Tomar demasiada fibra puede ser negativo, porque cuando se toma demasiada cantidad puede generar hinchazón y gases. La fibra está presente en los cereales, las frutas y verduras. Es muy beneficiosa, pero sin abusar, porque puede generar molestias. A pesar de ello, tomar frutas y verduras es muy importante: se recomienda cinco piezas de fruta al día.
4) Tomar ensaladas es muy beneficioso, sin abusar de la lechuga, porque tiene alto contenido en fibra y tomada en gran cantidad también puede ser indigesta. Se puede rebajar un poquito la cantidad de lechuga y añadir zanahoria, manzana y trocitos de pollo o jamón para complementar la ensalada con una pequeña cantidad de proteína.
5) Hacer ejercicio físico durante el día ayuda a asimilar los alimentos y facilita la quema de calorías.
6) Comer tranquilo, sin prisas, masticando bien los alimentos. Hablar con la boca cerrada o no hablar es una buena costumbre para no generar gases. Beber buena cantidad de líquidos sin abusar, evitar el alcohol y las bebidas gaseosas repercutirá positivamente.