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Las personas hacen los barrios

Texto del pregón de Roberto Blanco Tomás, coordinador de contenidos de Distrito Villaverde, para las fiestas de Villaverde Bajo 2025, leído el pasado 24 de julio

Buenas tardes, barrio,

Permitidme comenzar este pregón agradeciendo a los vecinos y vecinas de Villaverde Bajo; a su asociación vecinal, La Unidad de Villaverde Este; y a la Junta Municipal de Distrito, el haberme concedido el honor de ser pregonero de estas Fiestas de Villaverde Bajo 2025. Un honor que así, de repente, me había abrumado un tanto, ya que este humilde plumilla siempre ha estado convencido de que los periodistas tenemos que ser los que cuentan las noticias, no sus protagonistas; pero un honor con el que me siento muy reconocido, y la redacción de Distrito Villaverde conmigo, pues sabemos bien lo importantes que son para un barrio sus fiestas, y entendemos que haciéndolo Villaverde Bajo expresa su aprecio y cariño por la labor que lleva a cabo su periódico hiperlocal, lo que nos llena de orgullo y satisfacción, como dijo aquel.

Algunos de vosotros sabéis que no vivo aquí: mi relación con Villaverde Bajo es, o parte, de una relación laboral. Yo empecé a colaborar con el periódico del Distrito allá por 2012, que ya ha llovido, y tengo que decir que el Distrito y este barrio me acogieron estupendamente desde un principio. Procedo de un barrio obrero del sur de Madrid como es éste, así que me fue fácil encajar, aunque lo hubiera sido en cualquier caso, ya que un rasgo común de los barrios de trabajadores es que son lugares de acogida, en los que es sencillo encontrar tu hueco y sentirte cómodo.

Una de las mejores cosas de la profesión periodística, al menos para quien esto os cuenta, es que te obliga a sumergirte y conocer a fondo los temas sobre los que vas a escribir, así que desde el principio me pateé el distrito y el barrio, conocí sus lugares y sus gentes y descubrí su riqueza. Sí: riqueza en historias, en experiencias, en ideas, en energía y en creatividad. Una riqueza no material pero sí valiosa que considero característica de Villaverde, y como buen representante de su distrito, del barrio de Villaverde Bajo. Con el tiempo, los que entonces éramos trabajadores del periódico nos hemos convertido en sus propietarios, lo que me ha proporcionado otra perspectiva desde la que observar el barrio, que no ha hecho sino confirmar tal idea.

fiestas de Villaverde Bajo

Los que leáis regularmente el periódico Distrito Villaverde (espero que muchos), habréis visto que cada enero solemos dedicar las páginas centrales a un resumen de lo que ha acontecido en el distrito el año que acaba de concluir, en el que destacamos las temáticas que han caracterizado esos doce meses, y también solemos apuntar lo peor y lo mejor. Como habréis visto, de forma habitual hemos considerado lo mejor de Villaverde a sus vecinos y vecinas, y no lo hacemos así por decir o por regalaros los oídos: es algo que creemos realmente. En nuestra redacción consideramos que un barrio es una comunidad, que es el conjunto de personas que lo habita, y que dicho barrio (o el distrito, como conjunto de barrios) será todo lo que las personas que allí viven quieran que sea, pues son ellas las que hacen los barrios. Nosotros conocemos bien Villaverde, nos parece un buen lugar para vivir, y ello es gracias a las personas que aquí desarrollan toda o parte de su vida y constituyen esa acogedora comunidad que es Villaverde, que es Villaverde Bajo.

Entendemos que no ha sido fácil, y por eso también lo celebramos. Villaverde Bajo, como decía al principio, es un barrio de gente trabajadora, gente que sabe lo que vale el pan y lo que cuesta ganarlo, y que en la vida no te regalan nada, hay que trabajar duro y a menudo pelearlo. Este barrio que hoy vemos, un lugar bonito y agradable, con sus zonas verdes, sus conexiones de transporte público, sus centros educativos, de salud o culturales, sus instalaciones deportivas… Todo eso no estaba ahí cuando el famoso elefante de Villaverde se paseaba por el lugar. Hay una historia detrás, que es la de las gentes que aquí han nacido o han ido viviendo, también las de las que han tenido que irse o de las que después han regresado, que han ido marcando el crecimiento de lo que en tiempos fue un pueblo, después absorbido por la gran ciudad y convertido en distrito con sus barrios como éste, viviendo un auge con la industrialización y una caída con el fin de la misma, recuperándose después hasta la realidad actual pero manteniendo su identidad: siempre barrio receptor de clase trabajadora que venía aquí buscando un futuro, antes procedente de Córdoba, Zamora o Cáceres, hoy de lugares un poco más lejanos como Rumanía, Marruecos o Ecuador.

Todos ellos, todos nosotros, hemos tenido o tenemos nuestra parte en el Villaverde Bajo que vemos hoy. Un lugar que está bastante bien gracias a que lo habita gente inquieta y persistente, que ha reclamado hasta conseguir cosas tan importantes como una conexión con el metro, equipamientos educativos, culturales o tantas otras reivindicaciones históricas vecinales. Gente que conoce el valor del colectivo, y para hacer cosas se organiza en asociaciones vecinales, culturales, de padres y madres de alumnos, de comerciantes, clubes deportivos… y así se convierten en motores del barrio. Gente solidaria, que ante las adversidades, ya sea la COVID, la Filomena o la DANA, se organiza y arrima el hombro para echar una mano a aquellas personas que tengan más dificultades o que lo estén pasando peor. Gente creativa, que ante el clásico modelo cultural concentrado en los centros de las ciudades (que afortunadamente en la actualidad va variando fruto de una nueva conciencia de sus habitantes), idean, preparan y brindan al barrio un rico panorama cultural autoorganizado con grupos de teatro, certámenes literarios, exposiciones y tantas otras muestras de inquietud cultural y talento.

Por supuesto que nada es perfecto y que siempre hay cosas que faltan o que han de mejorarse. Y un colectivo humano inquieto se caracteriza por mirar siempre al horizonte. Así, los vecinos y vecinas de Villaverde Bajo siguen hoy pugnando por estar todavía mejor: defendiendo su sanidad pública, pidiendo que no traigan a estos barrios instalaciones insalubres que no quieren en otros lugares y manteniéndose muy pendientes de todo aquello que no funciona o no luce como debe, lo que sin duda puede constituir una ayuda de incalculable valor para una Administración inteligente, permitiéndole detectar con rapidez cómo este ya excelente barrio puede estar aún mejor. No quiero terminar esta parte sin hacer mención al comercio de barrio, por su papel tradicional de vertebrador de comunidades (un barrio no es un barrio sin su comercio), que no pasa por buenos tiempos y que necesita todo nuestro apoyo.

En este escenario, nuestro/vuestro periódico siempre ha querido ser parte y ayudar en todo lo posible al progreso de los barrios del Distrito Villaverde. Así, uno de nuestros objetivos más importantes, a la par que proporcionaros toda la información que aquí se genera para que estéis al tanto de todo, ha sido siempre que encontréis en nuestras páginas un vehículo de expresión para vuestros proyectos, ideas, elogios, quejas, sueños, comentarios, creatividad y todo lo que consideréis interesante compartir con el resto del Distrito. Por ello, os animo a utilizar como mejor os sirva esta herramienta, el periódico Distrito Villaverde, que además el presente año cumple treinta ya al servicio del Distrito y sus barrios, siempre deseando seros de utilidad.

No me enrollo más, que estamos de fiesta… Como diría el gran Chiquito de la Calzá: ¡al ataque! ¡Y que vivan las fiestas de Villaverde Bajo!

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