Las propuestas de Podemos, CCOO, UGT, Ciudadanos.
“Es la hora del rescate social” era el título de un artículo firmado por Xavier Vidal-Folch. Y escribía sobre rentas mínimas, renta básica y la ILP propuesta por las direcciones de CCOO-UGT. Al margen de lo que substantivamente defendía, que es lo que vamos a discutir a continuación, proponía discutir “sin gritos”. Es cierto que con gritos nadie se aclara y, para qué vamos a ocultarlo, sobre la renta básica, hemos podido leer a lo largo de las últimas semanas y meses gran cantidad de textos que más que gritos son exabruptos histéricos. Argumentemos para lo que pueda servir.
No vamos a entrar en detalle con la propuesta de CCOO y UGT. Solamente apuntaremos que respecto a lo que hoy existe, su propuesta… mejoraría para algunas personas la situación. Respecto a lo que creemos que se necesita realmente… es una propuesta insignificante por minúscula. Ellos sabrán hasta donde quieren llegar, pero parece ser que a no muchos palmos de donde nos encontramos.
Es una pena que cada vez sorprenda menos esta incapacidad de buena parte de la izquierda de hacer propuestas tan “arriesgadas” como ponernos en el promedio europeo de presión fiscal (el Reino de España está siete puntos por debajo) o reducir el índice de desigualdad para dejar de estar entre los 5 países de la UE más desiguales.
Pero lo que nos interesa ahora es discutir alguna de las afirmaciones que ofrece Xavier Vidal-Folch en el artículo mencionado. Dice el autor:
“[Las] propuestas de “renta mínima” nacen de una misma inquietud social que las fórmulas de “renta básica universal”. Pero difieren en que se concentran en quienes las necesitan, y en que exigen requisitos. Por el contrario, la “renta básica” se otorgaría a todos los ciudadanos sin excepción: de Ana Patricia Botín al último mendigo. Solo que al final, en el IRPF, Ana Patricia se pagaría la suya y las de unos cuantos más, por aumento de la presión fiscal.”
No somos ni muchos menos de la misma opinión. Veamos por qué. Las inquietudes sociales (por utilizar los mismos términos) de los partidarios de las rentas mínimas y de la renta básica, aunque pueden coincidir obviamente en algunos aspectos, son diferentes. Las personas que defienden las rentas mínimas quieren acabar con la pobreza, o hacer frente a las necesidades de los sectores sociales más desfavorecidos o maltratados por las políticas económicas puestas en marcha especialmente a partir de la crisis económica. Las personas partidarias de la Renta Básica (si bien hay que ser prudentes: “personas partidarias de la Renta Básica” las hay de signo filosófico, social, económico y político muy diferente, con lo que mejor curarnos en salud y decir que lo que estamos afirmando lo pensamos nosotros, no “las personas partidarias de la Renta Básica”) difieren de los anteriores en al menos dos puntos muy importantes porque son de la opinión que: 1) las rentas mínimas no son una buena herramienta para afrontar lo que quieren afrontar, y 2) la Renta Básica pretende sí, efectivamente, la erradicación de la pobreza, pero tiene otros objetivos ambiciosos, como es señaladamente el incremento de la libertad de la mayoría de la población no rica. Este último punto queda lejos de los objetivos de las rentas mínimas o de garantías de rentas. (…)