Cuentan que en un país muy lejano había un rey que era muy polémico por sus acciones. Los prisioneros de guerra eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala, y el rey gritaba diciéndoles:
— Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala.
Al hacer esto, los prisioneros veían a soldados armados con arcos y flechas, listos para dispararles.
— Ahora —continuaba el rey— miren hacia lado izquierdo.
Los prisioneros veían una horrible y grotesca puerta negra, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver.
— Escojan: ¿qué quieren? ¿Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra?
Todos los prisioneros decidían lo mismo: morir atravesados por las flechas.
Pasado el tiempo, uno de los soldados del “pelotón de flechas” estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado, con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó:
— ¿Sabes, gran rey? Yo siempre tuve una curiosidad… No se enfade con mi pregunta, pero… ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?
El rey respondió:
— Ve y abre esa puerta negra.
El soldado abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo de sol besar el suelo de la enorme sala. Abrió un poco más la puerta y un delicioso aroma a verde llenó el lugar. El soldado vio que conducía hacia un gran camino. Fue ahí cuando se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la libertad.
En éstos tiempos de tanta incertidumbre, ¿cuál es tu puerta negra? ¿Ésa que observas con miedo y que, sin embargo, si te atrevieras sería el comienzo de algo mejor?
Beatriz Troyano Díaz – Directora de la Escuela Europea de Habilidades Sociales & Remodelatuvida, Socióloga Coach Personal y Profesional.
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