Se han cumplido tres años desde que ChatGPT apareció en nuestras vidas un 30 de noviembre de 2022. En ese tiempo, la inteligencia artificial ha pasado de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en algo tan cotidiano como consultar el tiempo o pedirle al móvil que te ponga una canción. Hoy, las IA escriben textos, traducen, resumen, dan ideas para cocinar y hasta ayudan a estudiar o buscar trabajo.
Ya no hace falta ser experto para usarlas. Están metidas en el correo, en los buscadores, en los programas de oficina e incluso en las redes sociales. Muchos las usan sin darse cuenta, mientras que otros las han incorporado a su rutina como una herramienta más, igual que en su día lo fueron el navegador de Internet o el teléfono inteligente.
Claro que no todo es entusiasmo. También hay dudas, debates y miedos sobre hasta dónde llegará esta tecnología, qué empleos podría cambiar o cómo afectará a la manera en que aprendemos, nos comunicamos o pensamos, si nos volverá más “tontos” porque lo dejemos todo en sus manos. Pero lo cierto es que la mayoría ya empezamos a convivir con la IA sin tanto asombro y con más naturalidad, como si siempre hubiera estado ahí.
El futuro parece apuntar hacia una convivencia cada vez más fluida: inteligencias artificiales integradas en objetos cotidianos, aplicaciones que se anticipan a lo que necesitamos y herramientas que harán muchas tareas invisibles, pero más eficientes. Tal vez dentro de otros tres años hablar de IA sea tan normal como hablar de electricidad: algo que simplemente está, encendido en segundo plano, sosteniendo nuestra vida moderna.
Y un apunte más: aunque la inteligencia artificial lleva décadas presente en diferentes aspectos de nuestra vida, lo que realmente ha cambiado la película ha sido la llegada de la IA generativa, esa capaz de crear textos, imágenes o música conversando contigo, como hace ChatGPT. Esa revolución, que arrancó hace apenas tres años, es la que nos hizo mirar a la inteligencia artificial de otra manera. Ahora, cada quien puede sacar sus propias cuentas sobre lo que ha significado en su día a día, pero lo cierto es que, hoy por hoy, vivir completamente al margen de ella se está volviendo más complicado… y casi imposible para muchos.


