La gripe A es una infección respiratoria causada por una cepa del virus influenza. Es uno de los causantes de los principales brotes epidémicos actualmente desde el año 2009 en adelante, y se relaciona con infecciones en las vías aéreas altas (nariz, garganta) y en conjunto de todo el sistema respiratorio. Su modo de transmisión se produce a través de gotitas de saliva que se expulsan al estornudar, toser o al hablar en proximidades. Es más frecuente su transmisión en invierno, ya que la temperatura fría favorece su mantenimiento en el ambiente y además porque las personas nos recogemos en sitios más cerrados.
Los síntomas son muy parecidos a los de una gripe común, aunque a menudo se presentan de forma repentina y con mayor intensidad: fiebre alta por encima de 38 ºC, tos frecuente e intensa, dolor de cabeza, dolores musculares, cansancio y debilidad generalizada. En caso de mayor dificultad respiratoria, dolor en el pecho, o aturdimiento es conveniente buscar atención médica. Hay que tener especial precaución en embarazadas, y en personas mayores o con otros problemas de salud que reciben tratamientos médicos, a veces las situaciones de debilidad en nuestro sistema de defensas pueden contribuir a una progresión de la gripe y favorecer la aparición de neumonías.
La protección de nuestra salud se puede garantizar con las medidas básicas higiénico-dietéticas que consisten en un lavado de manos antes y después de salir de casa, y también cuando hayamos estado en relación con otras personas o en lugares públicos en contacto con objetos donde los virus pueden quedar recogidos (ascensores, barandillas, mesas y sillas) y evitar compartir objetos u otros utensilios que hayan sido manipulados. Los lugares de mayor afluencia, como centros comerciales, restaurantes y transporte público, también son zonas donde puede haber presencia de estos virus, debido a la acumulación de personas. Para el lavado de manos sirve con agua y jabón, aunque también se puede emplear desinfectante a base de alcohol. Es importante evitar tocarse manos, nariz y boca sin tener lavadas o desinfectadas antes las manos.
Seguir una dieta equilibrada con todos los nutrientes también es importante para mantener un sistema inmunitario fuerte, y ayuda a su cuerpo a combatir la infección. Dormir lo suficiente y realizar ejercicio físico de forma regular contribuyen a evitar las infecciones porque garantizan que nuestras defensas tengan una buena estructura. La gripe A es una enfermedad que puede comprometer nuestro equilibrio, pero en caso de contagiarse se puede curar en unos días con analgésicos y sin olvidar hidratarnos adecuadamente. Podemos protegernos siguiendo la vacunación anual y con las medidas indicadas.
DR. ÁNGEL LUIS LAGUNA CARRERO
Especialidad Medicina Familiar y Comunitaria
Máster Medicina de Urgencias y Emergencias
Experto universitario en Nutrición y Dietética


