La mente es una centrifugadora de ideas que funciona a toda velocidad. Algunas investigaciones han calculado que podemos albergar hasta 60.000 pensamientos diarios, y muchos de ellos se confunden en una amalgama de ideas, sensaciones y emociones que están efervescentes en nuestra cabeza. Ponernos a escribir nos ayuda a tener que organizar toda esa información y sintetizarla, ya que la mano va muchísimo más lenta que la mente; ahí radica la magia de la escritura como terapia.
Y para poder conseguir todos sus dones sí es recomendable seguir éstas normas:
1. No juzgarnos cuando escribamos. Dejar fluir nuestras ideas sin censuras y soltar sobre el papel.
2. Darte permiso. Cualquier tema es interesante, nada es tabú, si algo está llamando a las puertas de tu atención es importante que le des espacio y te explayes.
3. Tener tu método. Lo que hayan escrito otras personas te puede servir como base, pero no te compares, busca tu estilo, es el perfecto para ti. Algunas personas prefieren frases cortas, otros párrafos largos… Tú eres tú, y tú eliges.
4. Si no te fluye ningún tema, parte de alguna pregunta y verás como todo brota. Por ejemplo: ¿qué estoy dejando de hacer por estar ocupado con lo urgente? ¿Cuáles eran mis sueños “de mayor” cuando era pequeño?
5. Escríbete a ti directamente. Es un modelo que hemos visto incluso en algunos anuncios: que hable tu yo de dentro 20, 30 o 40 años con tu yo de hoy. ¿Qué le contaría que ha vivido y conseguido? (por supuesto, que le cuente todos los sueños que ha cumplido, que no se base en contar penas y temas desmotivantes).
Si quieres liberarte y fluir… ¡escribe!
Beatriz Troyano Díaz – Directora de la Escuela Europea de Habilidades Sociales & Remodelatuvida, Socióloga Coach Personal y Profesional.
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