Cuando respiramos, el aire entra y sale a través de los bronquios en su camino para circular y llegar a los pulmones. Las personas asmáticas presentan inflamación en las vías respiratorias, por lo que los bronquios se estrechan y, por ese motivo, el aire que entra lo hace con mayor dificultad; lo que desencadena una mayor dificultad respiratoria y además surge la presencia de unos pitidos al respirar, que son la manifestación clínica del estrechamiento de la vía aérea, al circular el aire a su través por un calibre disminuido. Cuando la dificultad respiratoria es importante, puede ir acompañada por síntomas de un mayor trabajo respiratorio (se marcan las costillas al respirar, se hunde mucho el pecho o necesita respirar más a menudo con respiraciones más profundas).
Los asmáticos presentan una mayor sensibilidad a distintos elementos desencadenantes, que tienen relación con el ambiente al que estamos expuestos a diario, como pueden ser el humo del tabaco, el aire frío, el ejercicio físico o elementos que provocan alergias (los ácaros del polvo, el polen de las plantas, los árboles, el moho). Muchos asmáticos también tienen alergias.
Los cambios de temporada, especialmente en primavera aunque también en otoño, son épocas en las que debemos prestar especial atención a la aparición de síntomas respiratorios; que se controlan con inhaladores orales cuyo mecanismo de acción facilita la apertura de los bronquios. En caso de empeoramiento de la dificultad respiratoria, se pueden hacer dos inhalaciones cada 4-6 horas hasta mejoría clínica.
Las crisis asmáticas se desarrollan como episodios de dificultad respiratoria, que en algunas ocasiones pueden ir asociadas también con cuadros por infección respiratoria de vías altas (catarro de vías altas), o en otras ocasiones se pueden complicar con neumonías, que son infecciones pulmonares que requieren tratamiento médico.
Los síntomas que deben motivarnos especialmente para consultar con el médico, sean o no asmáticos conocidos previamente, son aquellas personas que presentan fiebre y tos que persiste durante varios días a lo largo de la semana. La gran mayoría de cuadros por infección respiratoria de vías altas son producidos por causa viral, y por tanto no precisan de antibiótico. Aún así, en algunas situaciones especiales, su médico puede considerar la necesidad de exploraciones complementarias para concretar el diagnóstico, así como iniciar tratamiento antibiótico en caso de sospecha de una sobreinfección bacteriana.