En estos últimos días hemos visto la aparición de nuevos actores en el campo de la IA generativa, que aviva aún más esa carrera, no sé si desenfrenada, por ver quién crea la IA mejor y con menos coste. A las ya veteranas, podríamos decir, ChatGPT de OpenAI, Copilot de Microsoft y Gemini de Google, se han unido la china DeepSeek de DeepMind y la francesa Le Chat de Mistral AI.
La característica común de todas estas inteligencias artificiales es su capacidad para procesar y generar lenguaje natural. Cada una de ellas utiliza técnicas avanzadas de aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural (PLN) para comprender y responder a entradas de texto de manera coherente y contextualmente apropiada. Esta habilidad les permite interactuar con los usuarios de manera más natural y eficiente, ya sea asistiendo en tareas específicas, proporcionando información o generando contenido.
La facilidad de uso hace que cualquier usuario pueda aprovechar su potencia para realizar multitud de tareas y recabar información, sustituyendo en muchos casos la típica búsqueda en Google, la cual se hace cada vez más difícil por la gran cantidad de información que hay que filtrar para conseguir lo que se desea. Además, en muchos casos, dicha información está desfasada.
Podemos descargar sus apps para llevarlas en nuestros teléfonos y acceder fácilmente a ellas. Todas tienen una versión gratuita, incluso sin necesidad de registrarse, pero mejor hacerlo si queremos mantener nuestros chats y acceder a ellos en cualquier dispositivo. Las versiones de pago nos permiten acceder a más posibilidades y funciones, según nuestras necesidades.
Es interesante utilizarlas para conocer de primera mano y explorar sus capacidades y el uso que les podemos dar. De esta forma podremos ser cada vez más precisos en las instrucciones (prompts) que les demos y obtener mejores resultados.
No obstante, debemos tener en cuenta que la información que nos proporcionen podría tener algún error, especialmente en temas más técnicos. También debemos tener la precaución de no introducir información personal propia o de terceros, ya que todas las instrucciones que escribamos sirven para que la IA siga aprendiendo.
En cualquier caso, es un buen ejercicio “chatear” con una IA para perder el miedo y empezar a entender este mundo que está avanzando muy rápido.