OFRECIÓ LOS DÍAS 20 Y 21 DE SEPTIEMBRE UN TOTAL DE 11 ACTUACIONES DE MAGIA, PAYASOS, EQUILIBRISMO, DANZA-TEATRO Y CUENTACUENTOS
La XIII edición del certamen, organizado por AVIB, se celebró en una nueva ubicación, el anfiteatro junto al CEIP El Greco, y reunió a familias y amantes del arte escénico. El festival contó con artistas habituales, como Lorenz de Parla o Máximo Óptimo, y con otros nuevos como la payasa Eli Donnola, que presentó su espectáculo ‘Sonata’
El 50 por ciento del dúo Mala-Mente es Aitor, el hijo del mago Lorenz de Parla. La primera vez que actuó en el Titiriverde tenía apenas diez años, mucha vergüenza y unas ganas tremendas de seguir los pasos de su padre. En la XIII edición del Titiriverde ha vuelto más atrevido, con más oficio y un galardón en el bolsillo: el Premio Internacional de Mentalismo 2023 de Valongo, en Portugal, por el espectáculo Tsunagari que hace junto a su padre y que fusiona magia, mentalismo y humor. El domingo lo presentaron en el Titiriverde.
Lorenz de Parla, igual que Máximo Óptimo, Rita Tamborenea o Davide Dinarsini, son ya artistas “de la casa”. “Los inicios del festival fueron duros —explican desde la Asociación Vecinal Independiente de Butarque (AVIB), organizadora del evento— porque no nos conocía nadie, y éste es un festival que no tiene ayuda institucional, únicamente contamos con el apoyo incondicional de los comercios del barrio, que son quienes ayudan a que lo saquemos adelante año tras año”. La asociación, explican, paga una parte muy pequeña, y los artistas pasan la gorra. Y pese a todo ello, tras 13 ediciones, el festival se ha consolidado en el Distrito como una cita cultural anual que ofrece actuaciones de magia, danza o escapismo, entre otras, de artistas reconocidos a nivel nacional e incluso internacional.
Umami, pareja artística de danza-teatro formada por Gustavo Hoyos y Jerome Leperlier, visitaron el festival hace casi una década y les debió de gustar bastante el barrio porque ambos residen en Butarque desde hace un tiempo. Han viajado por toda Europa con sus espectáculos Salao, Vacuum o Agridulce. Este último fue el que presentaron en el festival y conquistó al público con su fusión de danza, breakdance y mucho humor.
La organización intenta siempre traer algún artista nuevo, y en esta ocasión fue la payasa Eli Donnola quien arrancó las risas de grandes y pequeños con su espectáculo Sonata. Tampoco faltaron los mensajes reivindicativos, como los de la compañía Aquí y Allá, que encendieron una vela por Palestina, deseando el final de la guerra.
Y así, entre risas, sustos, música y humor, el Titiriverde se despidió el domingo hasta la próxima edición porque “queremos que siga creciendo y cumpliendo muchos años, siendo un ejemplo de que la cultura tiene que llegar a los barrios”, aseguran en AVIB.



