José Enrique Montero Gómez, aunque todos le conocíamos como “Kiki”, nos dejó hace un mes, y también ha dejado un gran vacío en las personas y colectivos que le conocíamos, e incluso a los que no le conocían pero habían oído hablar de él y de su ejemplo como activista social y vecinal.
Junto con otros amigos y vecinos puso en valor un espacio degradado, una escombrera, una zona destinada a equipamientos y que se quedó en el olvido, hasta convertirlo en un “huerto comunitario y vecinal”. Y esto fue el principio, pues este lugar, con la excusa del huerto, ha llegado a ser un espacio de participación social del barrio, un lugar de encuentro vecinal donde toda iniciativa social tenía su espacio y su sitio.
Esto, que ahora parece lógico, que los huertos comunitarios deberían atender también a labores sociales, solidarias, integradoras, educadoras y reivindicativas, es el mérito de “Kiki”, pues antes no se hacía, y ahora es casi obligatorio para acceder a cesión de espacios para huertos comunitarios.
El ejemplo de “Kiki” cambió la mentalidad de muchos, la mía también, y por eso, te doy, en nombre de todos, las gracias, “Kiki”, aunque no las quieras, pues eras también un ejemplo de humildad. Allá donde estés, seguro que también diseñarás algo para cultivar tomates, amistades y solidaridad.