El ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, declaró el 21 de enero que a finales de este año podríamos considerar la crisis económica que padecemos desde 2008 como terminada.
Las declaraciones las hizo en el Foro de Davos, donde se reúnen los poderes políticos y económicos del mundo, recogidos en la frialdad de los Alpes suizos, en modernos edificios con calefacción que desafían el clima extremo de la zona, como si quisieran demostrar su magnánimo poder, venciendo todo tipo de obstáculos logísticos para aislarse del resto del mundo. Nos imaginamos las reuniones que allí se producen como exclusivas y elitistas, que deciden asuntos de vital importancia, punto de encuentro de intereses poderosísimos de las mayores fortunas mundiales. Juntos diseñarán planes de colaboración para salvaguardar sus beneficios, e intentarán (y posiblemente conseguirán) influir nuevamente en las instituciones nacionales y supranacionales para que no pongan trabas a sus planes de expansión y crecimiento. Es asombroso ver cómo siempre se salen con la suya.
En nuestro país, 20 personas tienen tantos recursos como el 30% más pobre (unos 13 millones de personas). Pero eso es bueno, porque si los ricos tienen mucho dinero, podrán dedicarlo a invertir en crear empleo, nunca lo dedicarán a especular con, por ejemplo, el precio de los productos agrícolas o de los medicamentos (véase Sovaldi, véase Cinryze). Es decir, los trabajadores tenemos que esperar que los grandes capitales nos den trabajo, y además suponer que sea en buenas condiciones, y para ello, no tenemos que subirles los impuestos, porque se asustan y se van, dejando de invertir en nuestros países. Mientras esperamos, vemos en nuestro barrio que las ONG´s se multiplican, como Actúa España. Según nos comenta su coordinador, Domingo, está atendiendo a un número récord de familias (240) estos días, desde que se instaló en el barrio, hace cuatro años. Cáritas no da abasto, y las asociaciones de vecinos y el Banco de Alimentos igual.
Esta pobreza se ceba especialmente con los más débiles, los inmigrantes, carentes de una estructura familiar arraigada, y con menor cualificación en general. Diles tú que estamos saliendo de la crisis: el mantra machacón repetido una y otra vez, y que parece que muchos medios de comunicación han comprado, no se convierte en verdad solo por su repetición. Lo que sí es innegable es que la macroeconomía, ésa que se rige por los mercados (sí, los que se ponen nerviosos y hunden la bolsa si la rumorología es adecuada), está creciendo. PIBs y primas de riesgo dibujan buenos números en los titulares de la prensa y televisión. Pero esto no sirve absolutamente de nada al 99% de la población; y ojo, podría servir, puesto que el optimismo se podría trasladar a la contratación o al crédito, pero claro, entonces igual nuestros “amigos” de Davos tendrían que dejar de ganar un pellizco de sus millones o arriesgarse a dar créditos con el poco dinero que poseen…
Es un ejemplo extremo, pero compañías como Bayer o IBM compraron presos de campos de concentración alemanes en los años de Hitler para utilizarlos como mano de obra esclava. Que no se nos olvide que las grandes fortunas por sí solas nunca se preocuparon de crear un mundo más justo. Esta idea de crear fundaciones, obras sociales y destinar una parte (ridícula) de sus beneficios a programas de desarrollo y demás solidarias iniciativas surgen pasada la II Guerra Mundial, cuando se dan cuenta de que las clases medias se empiezan a preocupar de estos problemas y que esta “imagen corporativa” empieza a ser determinante en sus hábitos de consumo.
JÓVENES REPORTEROS