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«Al ayudar a otros, nos ayudamos nosotros»

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Ángel, Ana y María, del grupo de Alcohólicos Anónimos de Villaverde, dan testimonio de que es posible superar el alcoholismo.

La Biblioteca Nacional de Medicina de EE UU define “alcoholismo” como una “enfermedad que causa ansia (una fuerte necesidad de beber), pérdida de control (incapacidad para dejar de beber una vez que se comenzó), dependencia física (síntomas de abstinencia) y tolerancia (la necesidad de beber cada vez más cantidad de alcohol para sentir el mismo efecto)”. Dejar la bebida requiere convencimiento y mucho esfuerzo, pero puede hacerse. Nos lo explican Ángel, Ana y María, miembros del grupo de Alcohólicos Anónimos de Villaverde.

¿Qué es Alcohólicos Anónimos (AA) y a qué se dedica?

Ángel: Voy a utilizar el propio enunciado de AA… Somos una comunidad de hombres y mujeres que compartimos experiencia, fortaleza y esperanza. Para ser miembro lo único que se necesita es el deseo de dejar de beber. Cualquier persona de cualquier raza, religión, partido político, ideas… si tiene el deseo de dejar de beber, es miembro de AA. Nos mantenemos de nuestras propias contribuciones: ni pedimos ni aceptamos contribuciones ajenas. AA no forma parte de ninguna secta, religión, partido político, organización o institución. No apoyamos ni nos oponemos a ninguna causa. El objetivo primordial de AA es que los miembros tengamos sobriedad para de esa forma poder ayudar al alcohólico que está sufriendo. Al ayudar a otros, verdaderamente los que nos ayudamos somos nosotros.

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Ana: A mí me da la sensación de que la gente no sabe muy bien lo que es AA. Cuando me plantearon ir, yo pensaba el primer día que me iba a encontrar con un montón de vagabundos tirados con el tetrabrik de vino al lado de los contenedores, y no tiene nada que ver. Aquí en España tú dices: “voy a AA”, y la gente piensa: “una borracha”. Al contrario: en AA te enseñan a vivir… Yo tengo unas emociones muy desbocadas, y este programa te enseña precisamente a comportarte, a ser feliz, a gestionar las emociones, y eso hay mucha gente que no es alcohólica ni adicta y no lo tiene. Es un sitio maravilloso, y desde luego es una solución. Yo no conseguía dejar el alcohol, era horrible, era una pesadilla mi vida, y es que no me lo puedo creer… Para mí es un milagro…

Ángel: Los alcohólicos buscamos la negación: la negación de la enfermedad, la negación de la recuperación… y nos buscamos cualquier excusa para seguir bebiendo… AA lo que procura es no poner ninguna excusa a nadie. Por eso nosotros ni apoyamos ni nos oponemos a ninguna causa. Solamente buscamos recuperarnos de la enfermedad: no hacemos prevención, no estamos en contra ni del que produce el alcohol ni del que lo vende. Nosotros únicamente estamos para tender la mano al alcohólico que está sufriendo y quiere dejar de beber. Ése es nuestro objetivo.

Lleváis dos años, ¿cómo ha sido la evolución del grupo de Villaverde?

Ángel: Todos los inicios son complicados… Empezamos cinco o seis compañeros más o menos comprometidos, y últimamente los frutos se están viendo… Han venido algunas personas jóvenes, lo que es una maravilla, porque los años de sufrimiento que se pueden ahorrar son muchísimos… Y hemos visto que el grupo va creciendo y se va consolidando. A mí me ha servido: yo pensaba que no tenía solución, que para salir del infierno en el que estaba lo único ya era morirme. Lo había intentado a base de fuerza de voluntad, no había podido, y afortunadamente llegué a un grupo de AA y me sirvió… Esa misma oportunidad que he tenido yo se la quiero dar también a los vecinos del Distrito.

¿Qué encuentra una persona cuando decide acercarse a AA?

Ángel: Cualquier persona que llame al teléfono o venga directamente al grupo es bienvenida. Si viene porque cree que tiene problemas con el alcohol, nosotros no le vamos a decir, ya que no somos especialistas, si es alcohólico o no: eso lo tenemos que reconocer cada cual. Yo me identifiqué cuando los compañeros me contaron lo que les ocurría a ellos, porque a mí me ocurría lo mismo: no quería beber pero me encontraba borracho a las cuatro horas… Y luego, el primer día que llegué, sobre todo lo que noté yo es el amor y la comprensión con la que me trataron, que es lo que se le dedica en la reunión al compañero que llega nuevo. Se le lee algo de nuestra literatura para que se pueda sentir identificado, y los compañeros luego le cuentan cómo llegaron, lo que han hecho y cómo están ahora. Se puede decir que sacamos lo más duro de nuestra vida para que él no se sienta un bicho raro, ya que a otra mucha gente también nos ha ocurrido.

María: Cada grupo es autónomo, y establece su forma de actuar siempre y cuando no afecte a lo que es AA como un todo. En nuestro grupo, cuando entramos y empieza la reunión se lee el enunciado que ha citado antes el compañero. Después leemos algo de la literatura que tenemos, la que se haya decidido ese día. Luego cada uno aproximadamente tenemos unos diez minutos para compartir, y el resto se calla. No entramos en el diálogo: cada uno comparte en esos diez minutos lo que considera oportuno. Por ejemplo, yo era lo que se puede denominar un “ama de casa alcohólica”, es decir, que llevaba al niño al colegio y volvía a casa con la botella de lo que fuera, dependiendo del dinero que tuviera, y bebía en mi casa a solas. Los últimos diez años que estuve bebiendo no supe lo que era un día sin beber, sin estar borracha. Quien pagaba todo mi alcoholismo sobre todo era mi hijo, y bueno… son cosas de las que me siento profundamente avergonzada. Entonces, si estoy en una reunión y aparece alguien con ese mismo problema y cuenta su caso, yo no me refiero luego a él o ella diciéndole: “lo que tienes que hacer es…”. Lo que yo digo es: “yo he estado en esa situación, me he sentido de esta manera, y he hecho esto y ahora hago esto otro, trabajando mi programa con ayuda de mi madrina (la persona que ya conoce cómo se hace el programa y te guía), y ahora soy capaz de hacer las cosas de otra manera y tratar a mis hijos con mucho más amor, estar más pendiente y poner límites, pero sanos, sin gritos…”. Como ves, estoy hablando de mi experiencia, no de lo que tiene que hacer el otro. Y eso hace que la otra persona no se sienta juzgada ni criticada, y sobre todo que se vea identificada y diga: “jolín, pues si esta persona ha estado donde estoy yo y está ahora de otra manera, entonces yo también puedo estar de otra manera”.

Ana: En mi caso, nadie sabía que bebía. Incluso salía con amigas y siempre pedía algo sin alcohol. Yo bebía en casa, a escondidas, por la noche. Era una locura, porque ya estaba divorciada pero vivía con mis hijos, que ya son mayorcitos, y claro, se daban cuenta del problema, y tenía que arreglármelas para conseguir el vino, las cervezas, lo que fuera… Bueno, he llegado a beber alcohol de 96º porque no podía pillar otra cosa… Si la gente supiera que estoy en AA, que soy alcohólica, se quedaría alucinada, porque lo he ocultado siempre, me daba una vergüenza impresionante… Y claro, no fui a AA por primera vez porque pensara que tenía un problema con el alcohol, porque yo bebía para evadirme de los problemas que tenía, y si me iba de vacaciones, como estaba fenomenal, no necesitaba el alcohol. Entonces, claro, no pensaba que fuera alcohólica: el concepto que tenía de mí es que yo era una viciosa asquerosa que no pensaba más que en beber, que pasaba de mis hijos, que pasaba de todo… Cuando llego a AA y me dicen que es una enfermedad reconocida por la OMS, me dije: “pues no soy una viciosa, soy una enferma”. Y eso para mí ya fue un consuelo impresionante, porque claro, todos esos trapos sucios que tenía no se los podía contar a nadie, pero llego a un grupo de gente que ha hecho cosas parecidas, no me siento juzgada, puedo hablarlo, puedo desahogarme y me entienden, y es una maravilla… Yo desde la primera reunión de AA puedo decir que se me quitó la compulsión por la bebida. Llegué ahí por mis hermanas, que se dieron cuenta del problema, se informaron y me llevaron a la reunión. Como decía, pensaba que iba a ser otra cosa, pero una vez allí, con el cariño, la comprensión, el sentirme identificada, puedo decir que cuando salí y luego llegó mi “hora de beber”, no sé cómo, porque yo no podía estar ni un solo día sin beber, pues ese día ya no sentí esa necesidad. Hay a compañeros que les cuesta más, pero en mi caso fue desde el primer día.

Ángel: Algo muy importante que también hacemos: al nuevo, en la primera reunión, le solemos regalar un libro con unas pautas para los primeros días intentar no beber. Pero lo que le damos y que para mí fue lo más importante son teléfonos. Me dijeron: “cuando te venga la obsesión por beber, llama, que eso es un instante”. Nada más que el simple hecho de llamar a otra persona ya te está ayudando.

María: Claro, es que otra herramienta que tenemos es la máxima “no a una copa por 24 horas”. Lo hacemos en periodos de 24 horas, y si nos resulta muy largo lo hacemos en doce, seis, o incluso por un minuto, y se trata de enganchar un periodo con otro. En ese periodo hay que hacer todo lo necesario para no beber. Y si ves que no lo puedes controlar, son muy útiles los teléfonos. El compañero al que llamas lo primero que te va a decir es: “tranquilo, estás haciendo lo que tienes que hacer, que es pedir ayuda”.

Para terminar, ¿algún mensaje especial para los lectores?

María: Que si tienen problemas, aquí estamos.

Ana: Y que hay una solución.

Hagámonos 12 preguntas

Solamente usted puede tomar la decisión de probar en Alcohólicos Anónimos, si le parece que el programa le puede ayudar. Para ello, el primer paso es darse cuenta si sufre usted de alcoholismo. Las siguientes 12 preguntas pueden ayudarle, si es el caso, a identificar este problema, siendo indicador de ello cuatro o más respuestas “Sí”.

  1. ¿Ha intentado alguna vez dejar de beber durante una semana o más, sin haberlo conseguido?
  2. ¿Le fastidian los consejos de otras personas respecto a su forma de beber?
  3. ¿Ha cambiado de una clase de bebida a otra con ánimo de evitar las borracheras?
  4. ¿Durante el pasado año ha tomado alguna copa al levantarse por la mañana?
  5. ¿Tiene envidia de las personas que pueden beber sin meterse en líos?
  6. ¿Ha tenido algún problema relacionado con la bebida durante el año pasado?
  7. ¿Ha causado su forma de beber dificultades en casa?
  8. En reuniones sociales, ¿trata usted de conseguir “tragos extra” por temor a no tener suficiente?
  9. ¿Sigue usted diciendo que puede dejar de beber en el momento que quiera, a pesar de que se sigue emborrachando cuando no quiere?
  10. ¿Ha faltado a su trabajo o a la escuela a causa de la bebida?
  11. ¿Ha tenido “lagunas mentales”?
  12. ¿Ha pensado que llevaría una vida mejor si no bebiera?

Grupo Alcohólicos Anónimos Villaverde

Parroquia Santa Bibiana. C/ Romeral, 2
Reuniones: lunes y martes de 19:30 a 21:30 (cerradas, solo alcohólicos), viernes de 19:30 a 21:30 (abiertas, entrada libre).
Correo-e: villaverde@area07aa.org
Tel.: 91 341 82 82
Web: www.alcoholicos-anonimos.org

ROBERTO BLANCO TOMÁS

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