La ONU ha declarado el 2021 como Año Internacional de las Frutas y las Verduras. ¿Por qué nos gusta tanto esta idea? Porque queremos aumentar su consumo promoviendo estilos de vida saludables y reducir el impacto medioambiental.
No hace falta nombrar cifras mundiales o nacionales para saber que el consumo de estos alimentos es bastante menor al que las recomendaciones nutricionales nos indican. Solo hace falta pasar un par de días en la casa de amigos o familiares para confirmar dicha hipótesis, y preguntarse: “¿Cuántos comen fruta en su desayuno? ¿Acompañan sus platos de verduras? ¿Cuántos meriendan comidas procesadas?”.
La gran variedad que existe de verduras y frutas en nuestros mercados, junto con la gran variedad de formas de cocinarlas y presentarlas en el plato, debería conseguir que la excusa de que “las verduras y frutas son aburridas” o que “no saben a nada” se quede en el 2020.
Por otro lado, ¿cuántas veces has escuchado decir que un plátano blando ya no vale y acto seguido se ha tirado a la papelera? ¿Cuántas veces una manzana ha tornado a tonos marrones fruto de la oxidación natural y se ha tirado también a la basura? El desperdicio de estos alimentos supone un gran impacto medioambiental y también en nuestros bolsillos. ¿Cómo lo podríamos haber evitado? Con el plátano podríamos haber hecho un maravilloso batido lleno de energía, y la manzana la podríamos haber cortado en dados, pasado por la sartén y añadido a una ensalada tibia de legumbres. ¿Se te ocurren más formas de aprovecharlas? Seguro que sí, hay muchísimas.
Sarai Alonso. Nutricionista – Dietista