Ojalá los Reyes Magos nos trajesen todo lo que pedimos y dejasen de traernos lo que no.
Con sus lazos
Los Reyes ya no traen largos abrazos,
ni libros, rosas, pan, amor, canciones;
los Reyes no reciclan corazones
envueltos en regalos, con sus lazos;
los Reyes ya no traen ni los retazos
de lo que, un día, fueron las razones
por las que acallar las aflicciones
que pinta el día a día a grandes trazos.
Los Reyes ahora traen desesperanzas
que impelen las empresas de mudanzas
que anuncian lo que ya nadie presagia;
los Reyes ahora envían tristes guiños
a la estulta inocencia de los niños;
los Reyes, por no hacer, no hacen ni magia.