Socorro pedí para con el tema, y Javier López de Guereña (escúchenlo) me sugirió escribir sobre la depresión del socorrista (nativo) por el porvenir en paro, a lo que Maleso (escúchenlo) apuntilló que a la vuelta del verano siempre nos obligaban a escribir una redacción sobre nuestras vacaciones.
Mis vacaciones
Me tiré mi verano trabajando,
esperando la buena mala suerte
de que alguno —es gerundio—, buceando,
se quedase en el sitio, como inerte;
pero no sucedió así; qué nefando
el oficio de ser el que invierte
su verano y su playa apuntalando
las paredes de la vida y la muerte.
Pero, al fin, esas son mis vacaciones,
sin helados, sandías ni melones,
en el mar que pintó mi desamparo;
pero, hoy, que el otoño se despierta,
¿la piscina cubierta sigue abierta
o me voy nadando a crowl hasta el paro?
Javier Báez