ROCÍO G. SOLDEVILA.
Hace tiempo
que no me paro a pensar,
quizás a recordar,
la alegría de verme viva.
Hace tiempo
que me detengo a observar,
tal vez a sentir,
el recorrido silencioso
de las agujas de mi reloj.
Es posible
que hace algún tiempo
mis ilusiones menguaran
acompañando a la luna
en su viaje a oscuras.
Es posible
que no haga tanto tiempo
desde que mis ojos brillaron,
aún desolados,
al ver tu ausencia;
no hace tanto tiempo
desde que el silencio,
otra vez, se pasó a acariciarme.
Otra vez,
mis ojos humedecidos
anhelan el impacto
del sol y sus destellos
al verme desnuda;
otra vez,
a pesar del miedo,
a pesar de perder,
vuelvo a pararme a ver.