Tras décadas de reivindicación, el edificio diseñado como cine en San Cristóbal, que nunca fue tal, se convierte en centro ‘para la innovación vecinal y el desarrollo’, al servicio del barrio, la ciudad y el mundo… Y todo gracias al tesón de los vecinos.
Gracias al tesón de sus vecinos, en San Cristóbal hay un espacio, relacionado en sus orígenes con el cine, donde al igual que en él los sueños pueden hacerse realidad. Así, si se te ha ocurrido una idea y no tienes claro cómo desarrollarla, si tienes un proyecto y no sabes dónde ponerlo en práctica, si te sobra tiempo y no has encontrado en qué emplearlo o si vives en el barrio (o en cualquier otro sitio, ya que SanCris es un lugar acogedor) y quieres hacer cosas con los vecinos, ya estás tardando en pasarte por Cinesia.
El edificio al que va ligado este bonito proyecto se construyó con el barrio, a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, fruto de la iniciativa de Poblados Dirigidos, organismo dependiente del Ministerio de la Vivienda. Fue diseñado para ubicar un cine de barrio, aunque nunca llegó a albergar tal actividad, nos cuenta María del Prado de la Mata, de la A.V. La Unidad de San Cristóbal, entidad impulsora del proyecto: “se utilizó de iglesia durante un periodo no muy largo, hasta que se construyeron las iglesias del barrio, y a partir de ahí se cerró”.
Abandonado
Tener en el barrio algo con tantas posibilidades y sin uso desazona a los vecinos, y así, explica, “hace unos 26-27 años, un grupo de gente entramos en la asociación reivindicando ese espacio para que fuera un centro juvenil. En aquel momento gobernaba el Partido Socialista en la Comunidad, y existía una oficina para proyectos del sureste de Madrid. Presentamos este proyecto y se aceptó, pero el PSOE perdió las elecciones, la oficina se desmanteló y no se pudo hacer nada. El edificio siguió cerrado y por dentro era un estercolero… Incluso había algún coche abandonado en el interior, a pesar de que la puerta era muy chiquitita. Había ratas, cucarachas, toda clase de basura… Nosotros continuamos reivindicando que ese edificio fuera para algo del barrio, y seguíamos con nuestra idea de centro juvenil. Entonces, ya cerca del año 2000, siendo delegado del Gobierno Núñez Morgades, éste tomó interés por el tema e hizo gestiones. Finalmente, Caja Madrid, a través de su fundación, compra el edificio y lo cede al Ayuntamiento, entonces con Álvarez del Manzano de alcalde. Ahí ya se acaba la idea de un centro juvenil, pero conseguimos que se rehabilite el edificio y nos hacen la propuesta de poner un centro de formación para el empleo. Aunque no era nuestro proyecto, nos pareció interesante, porque los datos de desempleo en el barrio ya eran altos. Se abre el centro, donde se hacen cursos y escuelas taller… pero llega la crisis y, argumentando que es muy costoso mantener el edificio, el Ayuntamiento lo cierra, y cerrado ha estado hasta ahora”.
Hace cinco años, la asociación decide que hay que seguir insistiendo para que el edificio sea destinado a un uso para el barrio, y empieza a trabajar de forma intensa en esa idea. Un año después, con la llegada de Ahora Madrid al Ayuntamiento, en la primera visita que hace al barrio el nuevo concejal del Distrito, Guillermo Zapata, le llevan a visitar el espacio. “Fue receptivo —recuerda Prado—, y comenzamos a trabajar con la Junta. Con todo, la cesión no ha sido fácil, y nos hubiera gustado que esto hubiera abierto mucho antes, pero el caso es que ya ha salido y ahora hay que ver… El edificio tiene 2.800 m2, no es pequeño, y tenemos muchas expectativas de futuro. Nuestra idea es que a San Cristóbal tiene que venir también gente de fuera, que no solo sea un proyecto de barrio o distrito, también de ciudad”.
Organización
En cuanto a la organización, aunque la impulsora del proyecto ha sido la asociación vecinal y es la concesionaria del edificio, ésta tiene muy claro que su papel no incluye “fiscalizar” el trabajo de Cinesia. En este sentido, La Unidad de San Cristóbal es como “el paraguas” del espacio: se encarga de las negociaciones, del trabajo “político”, por así decirlo. De la parte técnica de dinamización se ocupa Javier Santos, profesional del Servicio de Dinamización Vecinal de la FRAVM destacado en la asociación. Y luego, como nos explica Prado, Cinesia “tiene su vida propia, sus propuestas de trabajo y sus ideas”. Para desarrollarlas, las personas que participan en el espacio se han organizado en comisiones. Montse Moya, una de estas personas, nos ilustra: “Tenemos una Comisión Gestora, que supervisa un poco todo, y luego están otras: la de Comunicación, la de Cuidados, la de Programación… y cada una se ocupa de su actividad específica. Luego se va poniendo todo en común, y así, con la labor de todos, se va tejiendo”. Concluye Prado: “es un proyecto participativo: no hay un director, no hay conserjes… Cada uno aporta, decide y diseña, y se reparten las llaves en función de las necesidades de uso”.
En la actualidad se encuentran preparándolo todo para empezar en septiembre con una programación regular. Para ello hay que “pasar lista” a los proyectos y ver cuáles pueden empezar ya su actividad a la vuelta del verano. Montse nos informa de que ahora mismo el espacio cuenta sobre el papel con “27 proyectos de forma continuada, aunque confirmados de momento hay unos 22”. Sara, profesora de acroyoga que se ha encargado de “perseguir a la gente para que confirme”, anuncia sonriente: “tenemos 17 actividades seguras que empiezan en septiembre. Lo que estamos conformando ahora es un horario fijo, porque a partir de ahí es como puedes publicitar y moverte, con algo en firme para ofrecer a los vecinos”.
Proyectos
Como dice Montse, “Cinesia lo conforman personas, del barrio o de fuera, que quieran hacer actividades aquí y revalorizar su tejido social a través de la cultura, la danza, el teatro, la belleza, la interculturalidad… todo lo que pueda aportar cada uno. Lo que unifica un poco a todos los que estamos aquí son las ganas de que esto siga adelante, de que se cambie la visión del barrio y que la gente se acerque a San Cristóbal”. Veamos algunos ejemplos de estos proyectos, empezando por el que propone Sara: “Mi madre siempre nos llevó a actividades extraescolares y para ello siempre teníamos que salir del barrio. Entonces, cuando me he formado en esto del acroyoga, me dije que es algo que quiero ofrecer al barrio, porque yo no lo he tenido”.
Joaquín, vecino de toda la vida, nos proporciona dos ejemplos más con sus dos proyectos, en los que aprovecha sus profesiones: estilismo y peluquería, y sumiller: “He presentado Yo con estos pelos, un taller de visajismo, que en pocas palabras sirve para que una persona pueda aprender qué le queda bien y qué no, sobre todo en lo relativo al cabello. Mi segundo proyecto responde a toda mi pasión por el mundo del vino, que es mi segunda profesión, y también me pareció un taller interesante para ofrecer. En ambos casos son cursos que ya he hecho en otros ámbitos, y ahora los propongo aquí”.
Continúa Prado con más ejemplos: “Para hacerte una idea de la variedad de las actividades que se van a desarrollar, está Raíces del Ecuador, que es una asociación cultural ecuatoriana que hace bailes y promueve la cultura de su país. También los chicos de SK Bars, que practican street workout y boxeo”. Montse cita también a “AMIFIVI, que difunde el tema de la movilidad. Han estado metidos de lleno para que Cinesia fuera un espacio accesible, y de hecho lo es”. Y como explica Prado, “también va a haber reuniones de comunidades de propietarios que así lo soliciten, porque ahora mismo en el barrio no hay ningún espacio para ello y las tienen que hacer en el portal. Y luego Cinesia va a albergar varios proyectos municipales, como el Servicio de Mediación y Convivencia”.
Pero aún hay lugar para mucho más, por lo que Montse anima: “todo el que tenga un proyecto, que venga”. Le pedimos que nos cuente el suyo, también muy interesante: “Junto con el Espacio de Igualdad de Villaverde, voy a crear un taller allí sobre la historia de San Cristóbal, y luego quiero hacer la práctica aquí en el barrio, traerme a la gente para que conozca todo esto, y desde luego el colofón va a ser Cinesia”.
Hay para ilusionarse, y vemos el brillo de emoción en los ojos de Prado cuando nos confiesa que “el 25 de mayo, cuando se hizo la inauguración vecinal, con tantísima gente en un edificio que habíamos conocido siempre vacío, como un vertedero… Verlo ahora lleno de vida era una gran alegría a nivel personal. Yo entré en la asociación precisamente por este edificio, y ahora, décadas después, puedo asistir a la consecución de aquel objetivo”. Montse coincide: “cuando entré en la asociación y me explicaron el proyecto, dije: ‘pero si esto es lo que yo he querido hacer toda la vida’. Soy licenciada en Historia del Arte, y rehabilitar el tejido urbano de un lugar a través de la cultura… ¡Ábreme las puertas que allá voy! [risas]. Me parece superbonito, y sobre todo lo que más me gusta es la implicación de la gente y la ilusión que demuestra”. Lo resume Sara, con algo que es ya un lema: “¿Tienes un sueño? Ven a Cinesia”.
Más información: www.cinesia.org
ROBERTO BLANCO TOMÁS