NARCISO CASAS
Construido en el siglo II a.C., en honor al dios Amón. Tras la anexión de Egipto al Imperio Romano, los emperadores Augusto y Tiberio culminaron la magnífica construcción. Actualmente ubicado en Madrid junto al Paseo del Pintor Rosales, fue un regalo de Egipto a España en 1968 en compensación por la ayuda española tras el llamamiento internacional realizado por la Unesco para salvar los templos de Nubia.
Una vez desmontado el templo en 1961, fue llevado a la isla Elefantina, junto a Asuán, la antigua Siena. Allí permanecieron la mayoría de los bloques de piedra hasta el mes de abril de 1970, en que de nuevo viajaron; esta vez, rumbo a Alejandría. El 6 de junio de dicho año, las cajas embaladas que contenían los bloques del templo de Debod fueron embarcadas en el buque Benisa y llegaron al puerto de Valencia el día 18 de ese mismo mes. Desde Valencia fueron transportadas en camiones hasta Madrid. Se abrió al público en su actual ubicación (donde se encontraba el Cuartel de la Montaña), inaugurado en 1972. Fue declarado como Bien de Interés Cultural el 17 de abril de 2008.
El templo cerró el 4 de julio de 2016. Reabre sus puertas después de casi tres meses por problemas de climatización y el evidente deterioro del monumento más antiguo de la ciudad, debido a la climatología. Por bajas temperaturas en invierno y excesivo calor en verano. Además la contaminación sobre la piedra arenisca, de la fauna, la flora, y los pájaros crean sus nidos en los huecos de la estructura pétrea y la degradan.
Más de mil visitantes diarios demuestran que el Templo de Debod es uno de los monumentos más turísticos de la Comunidad de Madrid. Es un edificio que no está pensado para visitas, porque se construyó como un hogar para los dioses y sus sirvientes.
La complejidad de la técnica y el gran desembolso que supuso traer el santuario hasta Madrid determinaron que el templo se instalara al aire libre. Italia, Países Bajos y Estados Unidos optaron por integrar sus templos en museos, pero el de Debod es el más grande de los cuatro, y crear una sala de exposiciones en la montaña de Príncipe Pío o en la Casa de Campo, que era la otra opción, con esa envergadura y en aquella época, no era tarea sencilla.
Por cuarta vez, el monumento milenario ha tenido que cerrar sus puertas el 28 de noviembre de 2017. Las obras comenzaron a primeros de diciembre. Si el trámite burocrático no se retrasa más, los responsables del templo dejarían atrás el calvario de depender de la temperatura para poder abrir en marzo de 2018. La entrada al templo es gratuita para todos los visitantes. El aforo queda limitado a treinta personas al mismo tiempo, y no se permite en grupos. La duración de la visita al interior del monumento es de treinta minutos.