Quiero aprovechar la oportunidad que me ofrece este medio para contar la triste historia que vivía mi familia el pasado día de Reyes, y a su vez alertar a los vecinos de que no ha sido un hecho aislado.
Mi padre entraba en el portal de su casa dicho día sobre las 19:00 cuando, sin darse cuenta, alguien pasó detrás de él, y en el primer rellano de la escalera le agarró del cuello por detrás, dejándole inconsciente y tirándole al suelo para después robarle la cartera.
La consecuencia, aparte del dinero robado y del gran susto, fue pasar un día entero en el hospital intentando controlar unos valores tensionales y de azúcar que se habían disparado por el susto, aparte de un fuerte dolor de garganta y afonía que ha durado varios días.
Quiero transmitir mi repulsa hacia estos actos tan cobardes, y a la vez decirles a los cuerpos de seguridad, como la Policía, que los necesitamos en nuestras calles; que queremos verlos, convivir con ellos, ayudarles y sentirnos protegidos.
Para mí el mundo se divide en dos tipos de personas, las buenas y las malas. Ojalá que aquellos que realizan esta crueldad sean los únicos malos en esta historia, y los buenos demuestren de qué lado están.
Basta de manipulaciones y mentiras.
Inmaculada A.