RED8M VILLAVERDE.
Manifiesto de Red8M Villaverde con motivo del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, leído en el acto de conmemoración y denuncia realizado el viernes 22 en el cruce de Villaverde Bajo
Ana, Fátima, Rocío, Laila, Cándida, Gracia, Andrea, Thais, Vanesa, Bianca, A.B.F, Natia, Rachida, Florica, Soledad, nombre no conocido, Petri, Laura, Ammal, Rosi, nombre no conocido, Susana, Juliana, Sara Abigail, Gertruida, Margarita, M.C.C., M.R.M., Mónica, Pilar, Mari Àngels, Amparo, Lorena, María Elizabeth, Yaneli, María Nieves, Fadoua Akkar, Mainca, Hafsa y Estela.
Son los nombres de cada una de las 40 mujeres asesinadas en lo que va de año por la violencia machista, cifra que se eleva a 1.284 desde 2003, año en el que comenzaron a contabilizarse en las estadísticas oficiales.
Mujeres con nombres y apellidos, historias, trabajos, familias, hijos e hijas; en ningún caso son un simple número. Este año desde la Asamblea 8M de Villaverde queremos poner especial énfasis en la infancia y visibilizarles como víctimas directas de la violencia machista. Tan solo en este año 10 menores han sido asesinados por sus padres y 29 niños y niñas se han quedado huérfanas de madre. Siendo ya 462 los huérfanos y huérfanas de la violencia machista desde que se empezaron a contabilizar en 2013. Muchos de ellos presenciaron el asesinato de su madre ante sus ojos.
Los huérfanos se enfrentan a muchas secuelas cuya afectación depende en gran medida del apoyo que reciban, por parte familiar y de las Administraciones, con intervenciones psicosociales adecuadas, trámites burocráticos agilizados y ayudas económicas que les amparen.
El abuso directo no es la única forma de maltrato hacia la infancia. Del total de mujeres que han sufrido violencia por parte de sus parejas o exparejas, el 63,6% afirma que los hijos o hijas la presenciaron.
— Ser testigos de la violencia hacia sus madres es violencia.
— Ser manipulados por sus padres para que vigilen a su madre es violencia.
— Escuchar como sus padres hablan mal de su madre es violencia.
— Que utilicen a tus hijos e hijas para hacerte daño es violencia.
— Amenazar con quitártelos es violencia.
— Utilizar los momentos de recogida del régimen de visitas para insultarte o humillarte también es violencia.
Aunque cada vez es mayor el reconocimiento de la exposición a la violencia de género contra la madre como una forma específica de maltrato infantil, en este país algunos partidos políticos se niegan a participar en minutos de silencio, y medios de comunicación y creadores de contenido niegan, banalizan o camuflan la violencia machista.
Debemos asumir el compromiso de condenar cada uno de los machismos que convierten a las mujeres y sus hijos en sujetos de violencia. No es solo una obligación moral, sino una necesidad para construir una sociedad más justa e igualitaria.
Exigimos mayor formación de los profesionales que atienden a las mujeres y a sus hijos e hijas. Y sobre todo recursos económicos y de personal “estables y suficientes”, una mayor coordinación de los recursos existentes, así como programas de prevención y educación para la infancia y la adolescencia.
Por las que ya no están, debemos seguir militando en el feminismo y luchando para acabar con la violencia patriarcal y estructural que tiene como resultado importantes secuelas, como el daño psicológico y la muerte de las mujeres y sus hijos.
Seguiremos trabajando en tejer redes de vecinas donde el apoyo mutuo sea clave. Fomentando espacios de uso público donde las mujeres se desplieguen, se expresen y habiten. Espacios inclusivos que respondan a las necesidades de las mujeres y que aborden desigualdades, que fomenten el encuentro y el cuidado desde lo social.
Como Red8M de Villaverde adquirimos el compromiso de luchar para un distrito y unos barrios feministas, donde tengamos acceso a una educación y atención sanitaria de calidad, barrios seguros y un salario digno; cuestiones todas ellas relacionadas con la prevención y la erradicación de la violencia machista.
Por todas las que ya no están, por sus hijos e hijas, por nosotras y por todas las que vendrán.
Queremos un barrio y una sociedad libres de violencia machista
