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Son tiempos de máscara. Los espejos han sido relegados a la mera devolución de una imagen que ya no le interesa a nadie. Las pantallas de nuestros móviles se llenan de rostros distorsionados, embellecidos, pulidos. El poder ya no se mira al espejo. Sus tentáculos han aprendido a hacerse un selfie.
Déjennos, pues, si nos permiten, ser orfebres: artesanos de la máscara. Y hacerlo a través de El balcón, una de las obras más irreverentes del francés Jean Genet. Una pieza en la que el dramaturgo retuerce la imagen del poder, haciéndola objeto de deseo: deseable, deseosa, erótica, cruel.
El próximo martes 21 de mayo lo que verán será Una casa de ilusiones, una versión libre a partir de la obra original del escritor galo. La pieza pondrá en la cuerda del “si yo fuera” a ocho intérpretes del distrito de Villaverde: ocho seres humanos subiendo a un escenario para mirarse en el espejo. Ocho personas dispuestas a dejarse el cuerpo por la máscara, por el reflejo, por lo grotesco. Lo que allí se verá, allí se quedará.
Una lámpara de araña ha caído al suelo, un baúl se ha llenado de disfraces y una reina teje en una meditación infinita.
Vengan a vernos: hemos tallado bellos espejos para ustedes, ¿se verán reflejados?

El pasado sábado 27 de abril, la Asociación Vecinal La Unidad de Villaverde Este organizó un acto para celebrar el Día del Libro, durante el que se entregaron los premios a los ganadores del IV Certamen de Relatos y Microrrelatos “Maribel Redondo”. Durante cerca de una hora y media, los asistentes al evento pudieron escuchar las canciones de Miguel Navarro, disfrutaron de la lectura dramatizada de una obra de Iván Cerdán realizada por algunos miembros del Grupo de Teatro Bambalina ViBa y conocieron a los ganadores del certamen.

Las personas finalistas y la ganadora en cada una de las cuatro categorías fueron las siguientes:
Relato infantil:
Relato juvenil:
Relato adulto:
Microrrelato:

Los textos de las personas ganadoras en cada categoría se pueden ver a continuación:
RELATO INFANTIL
El cambio del tiempo
Tres jóvenes, Marta, Lucas y Juan, vivirán una aventura genial.
Un día, en la casa de Marta, Lucas y Juan estaban leyendo con ella, justo cuando la madre de Marta abrió la puerta y les regaló unos relojes, que resulta que eran mágicos.
Marta exclamó: “¡Qué chulos son, madre!”.
Juan dijo: “Me gustan mucho”.
Y Lucas dijo: “Son preciosos, señora”.
La madre de Marta les dijo: “Espero que os gusten mucho, los he comprado en una joyería a la vuelta de la esquina y he pensado que os gustarían. Además, ponía en el anuncio que son ideales para los niños de nueve años”.
De repente, los relojes se les dispararon creando un portal en la pared, y entonces se abrió un portal que los llevó… ¿al pasado?
Lucas dijo: “¡Qué recuerdos!”.
Pasaron por toda su vida: cero, uno, dos años, etc. Después volvieron al presente.
Entonces se abrió otro portal, donde veían escenas… ¿del futuro?
Juan exclamó: “¡Qué raro es el futuro!”.
Tras horas y horas en el futuro (regresaron a las nueve y cincuenta y nueve), todos se fueron a su casa por la noche.
Al día siguiente, después del colegio, los protagonistas les contaron a sus amigos la aventura que estaban viviendo.
Miraron en sus relojes al llegar a casa y vieron… ¿un cuarto portal?
Se veían de mayores, de pequeños y ahora de adultos. Juan era jefe de unas empresas de comida, Marta una madre de dos hijos y Lucas era presidente de la comunidad de “ASNAR”.
En el pasado se vieron cómo eran de bebés, incluso vieron cómo nacieron.
Los protagonistas tuvieron nietos. Marta se casó con un joven llamado Marcos. Marta murió a los noventa y nueve años, Juan murió a los ochenta y nueve y a Lucas los bisnietos le nacieron en el año dos mil tres.
Sus padres estarían muy orgullosos. Creo que esta es la familia más rara del mundo. Esta historia se pasó por diez generaciones de esta familia tan rara. Esta historia seguro que te gusta mucho. ¿Verdad?
Laura Sánchez Risco
RELATO JUVENIL
Las tribus del techo del mundo
Este verano mis padres me tenían una sorpresa como viaje de vacaciones de verano, y pensé que sería un viaje a la playa, la montaña o a un país cercano como mucho, pero lo que no sabía era que íbamos a ir a la ciudad con la que cualquier montañero soñaba: Katmandú, la capital de Nepal en el techo del mundo, y ahí empezó mi aventura en el Himalaya.
¡Hoy era el día! Nos despertamos pronto para coger el avión a Katmandú, ya que eran catorce horas de avión hasta llegar allí.
Cuando llegamos, salimos del avión y… ¡estábamos rodeados de montañas! Era como un sueño. Mientras estábamos viendo la ciudad, alguien me tocó la espalda. ¡Era un niño! Me dijo que se llamaba Rajiv, y que podíamos ir con su grupo, ya que eran nómadas; mis padres dijeron que sí, porque sería una aventura inolvidable y además no parecían malas personas. Estuvimos todos hablando y dijeron que querían llegar hasta Pokhara, para vender leche de yak. Ellos se acostumbraron a nuestro ritmo, ya que no estábamos acostumbrados a tanta altitud. Estuvimos andando toda la tarde, ya era casi por la noche y creo que más o menos habíamos hecho unos diez kilómetros; así que decidimos parar para pasar la noche. Por la mañana me despertaron los yaks mugiendo, era el despertador de Nepal, así los llamaban. Luego para desayunar nos hicieron un desayuno muy típico de allí, “los Momos”, que son unas empanadillas rellenas de carne y un poco de leche de yak, que estaba para chuparse los dedos. Más tarde nos pusimos en marcha hacia Pokhara. El nombre del grupo más utilizado era “Parvati”. Yo tenía mucha curiosidad de qué significaba, así que le pregunté a la madre de Rajiv y ella dijo que significaba “Hija de la montaña”, ya que sus dioses eran la naturaleza y la montaña.
A lo lejos había un río, el Koshi (el río dorado), el más grande de Nepal, con setecientos veintinueve kilómetros de longitud, pero llevaba demasiada agua y sobresalía del valle, y además iba demasiado rápida. Los nepalíes con los que nos cruzamos creyeron que sería buena idea ir por arriba de la montaña, ya que no se podía cruzar el valle porque eso iba a suponer correr varios riesgos. Todos nos montamos en los yaks para subir. Era impresionante. Al rato de subir había un problema: estaba empezando a haber ventisca y cada vez se veía menos el camino.
Los nepalíes intentaron divisar una cueva, ya que como fuéramos para atrás nos caeríamos al río, pero no encontraron ninguna y, como cada vez la ventisca era más fuerte, decidieron excavar un agujero en la nieve; así que todos ayudamos para hacerlo lo más rápido posible y después nos metimos en nuestro refugio a esperar que acabara la ventisca. Al día siguiente había un manto de nieve encima de nosotros. Los yaks estaban bien, ya que ellos estaban preparados para sobrevivir a esas condiciones. Lo malo es que, con tanto lío, se perdieron unas pocas botellas de leche. Nos pusimos en marcha a Pokhara, ya que quedaba muy poco.
Cuando llegamos les ayudamos a vender la leche que les quedaba y nos regalaron un poco para volver a España. Luego nos despedimos y les dimos las gracias por todo, ya que habían sido muy buenos con nosotros y nos lo habíamos pasado genial.
En este viaje aprendí que los nepalíes protegen mucho la naturaleza, porque allí los dioses son ríos y montañas. También aprendí de esta tribu nómada la humildad, el respeto mutuo, la capacidad de supervivencia y una frase genial:
“Las ramas de los árboles abrazan el cielo y se conectan con la tierra creando el ciclo de la vida”.
Claudia Sánchez Sánchez
RELATO ADULTO
Acoso y derribo
Me dejo caer hacia atrás sin apenas resuello, extasiada, sudorosa, satisfecha, muy satisfecha, y feliz, sobre todo feliz. Apoyo la cabeza sobre sus abdominales perfectos mientras recobra la cadencia normal en la respiración y se recuesta sobre la almohada medio adormilado. Y entonces decido que es el momento de sincerarme.
—¿Sabes? Hace unas horas tenía muchas dudas sobre cómo acabaría la noche, he estado a punto de no seguir adelante con esto. Pero ahora ya te lo puedo contar sin problema. No me malinterpretes, en realidad estaba deseando que sucediera, el cuerpo me lo pedía a gritos, pero mis complejos casi acaban por estropearlo todo. No he disfrutado como hubiera querido hacerlo, ya has visto, todo el tiempo con la luz apagada: por el color carne, tan poco femenino, de mi ropa interior; por esta faja que recoge todas mis partes blandas; porque no tocaras sobre zonas de las que me avergüenzo, en fin… Seguro que habrás pensado: “¿De qué va esta tía?”. Pero ahora ya da igual todo, estoy encantada de haberme entregado a ti y, en especial, de que hayas podido disfrutar de mi cuerpo tal como es.
—…
—No te puedes imaginar lo feliz que me haces, ni en mis mejores sueños pensé que pudiéramos acabar siendo pareja, aunque no te voy a engañar, en el fondo tenía esperanzas de que así fuera. Me has gustado desde siempre, aunque todo este tiempo solo tenías ojos para otras. Y mientras tanto, yo me moría por ocupar algún día ese lugar, y ahora… aquí estamos. Juntos, tú y yo.
—Pero es que yo no…
—Estoy deseando que conozcas a mis padres, te van a encantar. Papá es un apasionado del futbol como tú. Ya os puedo imaginar juntos, viendo el partido desde el sillón de casa mientras tomáis una cerveza. A mamá le he hablado mucho de ti, incluso le he dejado caer lo que, con bastante probabilidad, acabaría sucediendo entre nosotros. A pesar de ser mi madre puedo contarle este tipo de cosas con toda confianza. Además, cuando pruebes su famosa tarta de frambuesa, darás gracias al cielo por haber puesto una suegra así en tu camino, ya me contarás, ya.
—Igual te estás precipitando un poco, ¿no te parece?
—Bueno, no quiero agobiarte con esto, pero es que ya verás qué bien que vamos a estar juntos.
—Mira, hemos pasado un buen rato, pero eso no significa que…
—Sí, sí, ya te he oído, pero por favor no sigas por ahí, tengo muchos planes para nosotros. ¿Acaso no te gustaría tener hijos en un futuro? De hecho, se me está ocurriendo algo —le digo con cara traviesa, mientras lo intento volver a poner a tono con caricias—. ¿Y si fuéramos ya a por uno? Bueno, si te apetece algo más sucio… No hace falta que te diga que estoy dispuesta a complacerte en todo lo que me pidas. En todo.
—¡Quita tus manos de encima ya, joder! —dice apartándome a un lado e incorporándose de la cama al tiempo que comienza a vestirse—. Que te quede bien claro, lo nuestro no existe, jamás me plantearía una relación contigo, es mejor que no volvamos a vernos, de hecho apenas me atraes, no sé cómo he podido… Solo ha sido un polvo, un jodido polvo, ¿es que no lo entiendes, zorra?
Me deja sin réplica, totalmente asolada con sus frases. Es lo último que hubiera querido escuchar de su boca, y a pesar de ello es esa palabra, justo esa última palabra la que me hace despertar de mis fabulaciones: zorra. Porque es innecesaria, porque pese a haberla pronunciado sigo sintiendo que lo quiero, porque mi único pecado ha sido abrirme en cuerpo y alma con él, porque a fin de cuentas no merezco este trato, y porque acabo comprendiendo que él nunca sentirá nada por mí. Y entonces tomo una decisión, las circunstancias me obligan a tomar una decisión, sin vuelta atrás, dolorosa, porque se ha sobrepasado, me ha jodido y en este momento solo deseo que obtenga un castigo por ello, un castigo con el que aprenda bien la lección.
Ahora sí voy a ser una verdadera zorra.
—¡Puto niñato de mierda! —grito a la vez que hago jirones mi ropa interior, golpeo la cabeza con todas mis fuerzas contra la pared e incluso, con lo primero que encuentro, el mando a distancia de la televisión, comienzo a provocarme desgarros en la vagina de forma indiscriminada—. Vas a arrepentirte de esto el resto de tu vida.
Está petrificado con mi reacción, perplejo, aterrado diría yo. Incluso siento pena por él durante un instante, sin embargo no vacilo, mi determinación es absoluta. Así que camino marcha atrás, hacia el balcón del dormitorio, despacio, asegurándome de que entiende bien lo que voy a hacer, recreándome con el pánico de sus ojos…
…Y me lanzo al vacío.
Juan Ramón Martín Cerro
MICRORRELATO
La llegada de papá
Al día siguiente hacíamos como si nada hubiera pasado. Volvía a casa con los ojos ensangrentados y desafiantes. Buscaba una buena excusa para confrontarnos y creerse dominante. Las unas, empequeñecidas, huíamos corriendo a la habitación; las otras, encolerizadas, se enfrentaban a él desgastándose, sin darse cuenta de que no era el mejor momento para hacerle entrar en razón. Tras una concatenación de palabras incoherentes y absurdas, la escena terminaba, por su parte, roncando en el sofá; por la nuestra, a puerta cerrada, cada una en su habitación, sintiendo que no entendía nada.
Eva García López de Rodas
Soy usuario de biblioteca pública. Voy a la María Moliner, en “El Alto”, para el préstamo de libros, sobre todo de inglés adaptado por niveles.
Pedí algún libro de texto para resolver dudas y preparar una convocatoria. Lo único que me han proporcionado son libros de ejercicios (año 2015), que está bien, pero sin el que te aporta el conocimiento y resuelve las dudas lo encuentro con menor aprovechamiento del que se podría sacar.
Si una biblioteca es para preservar y difundir el conocimiento, fomentar la lectura y el aprendizaje, no estaría de más poder encontrar algún libro de este tipo, como en la Biblioteca Pública Almudena Grandes de Móstoles (en este caso la comparación me parece necesaria).
En muchas de las ofertas laborales a día de hoy se pide o exige inglés (medio o alto). Cada año batimos récords de turismo y el sector hostelero requiere de personas con habilidades para comunicarse en diferentes idiomas. Facilitemos que adolescentes y jóvenes de nuestro barrio puedan labrarse un futuro con mayores y mejores expectativas.
Siguiendo con las peticiones e intentando aportar iniciativas al centro, estaría bien crear clubs de lectura, ya que veo que solo hay tres en Madrid capital, el más cercano en Vallecas, y donde la exigencia mínima es un B-2.
Creo que iniciativas como ésta y con el apoyo de centros educativos del barrio fomentarán el tejido social entre personas de diferentes ubicaciones del Distrito, relaciones entre diferentes generaciones, estatus sociales, etnias (recordando que tenemos una diversidad de las mayores en esta zona), y fomentará la diversidad, el debate y el respeto a diferentes puntos de vista sobre un mismo tema, siempre con la premisa del fomento de la lectura y el conocimiento.
Gracias.
Vecinas y Vecinos de Barrios y Pueblos de Madrid vuelve a convocar una manifestación en defensa de la sanidad pública en el momento en que se sobrepasa la cifra de un millón de pacientes en lista de espera en la Comunidad de Madrid.
Los convocantes aseguran que existe un malestar profundo y extendido entre la ciudadanía por el estado crítico en el que se encuentra la sanidad pública madrileña, fruto de un plan consciente para su desmantelamiento progresivo en beneficio de la sanidad privada.
A la cifra escandalosa de un millón de pacientes en lista de espera se suman muchas otras que, lejos de ser datos fríos, suponen que miles de ciudadanas y ciudadanos de Madrid tengan limitado el acceso de atención sanitaria pública. Esto en la comunidad autónoma cuyos profesionales sanitarios tienen las peores condiciones laborales de todo el país.
Centros de salud y hospitales sin personal suficiente, urgencias extrahospitalarias sin médicos, menores sin pediatra y demoras eternas para conseguir cita son ya la norma en la sanidad pública madrileña.
“Tenemos derecho a vivir con salud. Tenemos derecho a vivir con una atención sanitaria de calidad. Nos va la vida en ello”. Con este llamado, Vecinas y Vecinos de los Pueblos y Barrios de Madrid apela a toda la ciudadanía de la Comunidad de Madrid que sufre en sus carnes la degradación de su sanidad pública a manifestarse el próximo domingo 19 de mayo.
