Por estas fechas es costumbre escribir sobre el uso de la tecnología en la época estival, con las oportunas recomendaciones y precauciones en nuestros viajes. Pero esta vez he creído más oportuno hablar de una deficiencia que, prácticamente, a todo el mundo nos afecta: la desorganización de nuestra vida digital.
Como falta de organización podemos señalar: el desconocimiento de la información que tenemos en nuestros dispositivos (móviles, tabletas, portátiles, discos duros externos, memorias USB…), lo que nos puede impedir gestionarla correctamente; no prestar atención a los temas de seguridad, como la fortaleza de las contraseñas y su control, la configuración óptima de nuestras redes sociales y otros aspectos de control de nuestros equipos; y el desaprovechamiento por desconocimiento de las capacidades que tienen nuestros dispositivos. Pero ese mal organizativo podemos solucionarlo mediante pequeños cursos presenciales o por Internet, o simplemente dedicarles un tiempo explorando sus características.
Nuestra vida es cada vez más digital, y de la preocupación de cómo la vivimos y la organizamos puede depender nuestra seguridad. La cesión de datos sin conocimiento, los ciberataques, los programas espía, el control remoto de nuestros dispositivos, el robo de nuestra identidad, etc., son algunas de las consecuencias de no preocuparnos por tener controlada esa vida digital, la cual está conectada con nuestra vida real y habitual, puesto que ambas viven juntas y son inseparables.
Si en la vida real cerramos la puerta de casa o del coche con llave, si cuidamos dónde dejamos nuestras cosas personales, si solo decimos a quien elegimos información personal… ¿por qué en Internet somos tan “generosos” y no tenemos más cuidado en cerrar esas puertas o elegir a quién damos nuestra información?
Pero podemos aprender a “controlar” mejor nuestra vida digital, formándonos, prestando atención a lo que hacemos en la red, desconfiando sin llegar a la paranoia, dejándonos orientar por los profesionales y haciendo menos caso a los amigos y familiares, que, aunque de buena fe, pueden meternos en un buen “lío tecnológico”. El mundo digital es necesario hoy en día, pero saber cómo desenvolverse es básico para aprovecharlo plenamente y estar seguros. A veces pensar lo que haríamos en la vida real nos puede ayudar a decidir lo que debemos hacer en la vida digital.
Por eso este periodo estival, más relajado, podría ser un buen momento para repasar esa vida digital, que, aunque no sea tangible, es muy real. ¿Tienes controlada tu vida digital?
Carlos Gómez Cacho. Tecnólogo.
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