“Dice que su vida es miserable, pero se la pasa riéndose”; “Dice que es un hombre feliz, pero está siempre estresado”. Algunas veces oímos frases como ésas, que parecen denotar una contradicción, pero según la encuesta mundial de Gallup sobre felicidad y bienestar, esto no necesariamente es así, y sus datos son muy curiosos.
De acuerdo con Kahneman, el sujeto vive de una forma y evalúa de otra. El primero de los datos es que, cuando se trata del bienestar valorativo, existe una alta correlación entre riqueza económica, medida por renta per cápita, y la sensación de comodidad. En cambio, cuando se trata del experimentado, esa correlación se atenúa. En otras palabras, pareciera que el dinero y la riqueza tienen más impacto en la forma en que valoramos nuestras vidas que en la forma en que la experimentamos.
El segundo dato relevante es que en la clasificación de los países con los índices de experiencias positivas más altas existe una elevada concentración regional: ocho de los primeros diez países, incluyendo los tres primeros, son latinoamericanos. Se trata de un fenómeno fundamentalmente cultural, ya que algunas sociedades tienden a responder a cualquier problema de manera más positiva; se inclinan a ser más optimistas sobre la vida y su futuro. Si esa actitud está acompañada además por mejoras significativas en las condiciones materiales de vida, como las que ha experimentado buena parte de Latinoamérica en la última década, esos resultados no deben sorprendernos.
Beatriz Troyano Díaz. Socióloga Coach Personal y Profesional. siquieres@remodelatuvida.es www.remodelatuvida.es