El dolor de columna lumbar es una causa bastante común de consulta médica en nuestra población. Habitualmente las malas posturas al no mantener del todo recta la columna en nuestras actividades diarias, la repetición continua de un mismo tipo de movimiento de sobreesfuerzo físico que repercute a nivel lumbar o las cargas de peso diarios suelen corresponderse con una sobrecarga muscular en la región de nuestra espalda. En otras ocasiones, el dolor lumbar puede ser ocasionado tras un episodio traumático agudo (accidentes de tráfico, caídas, traumatismos deportivos).
Para especificar el tipo de dolor en la región lumbar, más conocido como lumbalgia, puede presentarse de modo limitado en la parte baja de la espalda (se corresponde de modo anatómico con las últimas cinco vértebras), o bien el dolor en algunas ocasiones puede extenderse hacia el muslo y la parte trasera del miembro inferior, hablando entonces de lumbociatalgia o lumbociática. En este último caso el tipo de dolor por ciática es muy intenso, resulta muy incómodo para las tareas habituales y puede dar una sensación de calambre o de hormigueo que puede causar sensación de acorchamiento y de pérdida de sensibilidad. La lumbociática también puede resultar muy incapacitante para ciertas tareas diarias, así como para la práctica profesional de muchas actividades, por lo que desgraciadamente suele ser un motivo habitual de baja laboral.
La lumbociática consiste en el compromiso a nivel de salida de las raíces nerviosas que conforman el nervio ciático en la columna vertebral. Este compromiso suele estar causado por pinzamientos vertebrales que provoca una hernia discal en el origen de las raíces nerviosas.
Sin embargo, la mayoría de lumbociatalgias se pueden abordar desde el punto de vista médico con tratamiento farmacológico (analgésicos, antiinflamatorios), fisioterapia y medidas rehabilitadoras, que mejoran habitualmente los síntomas. En todo momento se recomienda el seguimiento de los mismos por parte de su médico para reconocer algunos signos de alarma, como puede ser el déficit motor progresivo (conforme pasan los días la persona siente menos fuerza en la pierna al caminar), y la relajación de esfínteres (la persona se orina encima de modo involuntario y sin presentar necesidad), lo cual puede significar que la hernia está comprimiendo a un nivel más delicado. Finalmente, si los síntomas son muy intensos y no se consigue mejoría clínica con el tratamiento médico habitual tras un periodo de tiempo prudencial, se aconseja una valoración más especializada, donde la cirugía es recomendable en una parte de los casos.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero