Luis II de Baviera fue conocido en su época como el “el rey loco” debido a su carácter romántico y soñador, el cual le llevó a ser el artífice de algunos de los castillos más especiales de todo el mundo. Con tan solo 19 años tuvo que hacerse cargo de la corona, cosa que le llevó a desviar su compleja personalidad derivando en grandes excentricidades. Una de ellas consistía en que, cada vez que tenía que asistir tanto a reuniones como a actos oficiales, mandaba colocar a sus lacayos grandes centros de mesa para no ver a los asistentes, así como también exigía a los músicos que tocaran sus instrumentos a un volumen elevado para no tener que escuchar a nadie.
Según iba aumentando su odio hacia la vida que llevaba, también fueron creciendo las dos grandes obsesiones en las que se refugiaba, que no eran otras que los palacios y las creaciones artísticas de Richard Wagner. Cuando se vio obligado a desterrar a Wagner bajo las acusaciones de que éste poseía demasiado poder sobre él, concibió la idea de construir un mundo de fantasía hecho a su manera, y se centró en la construcción de castillos y de fortalezas, los cuales ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico, pero sí para satisfacer sus ilusiones. Todo esto le llevó a la ruina después de mandar edificar palacios imposibles. Se obsesionó tanto con sus castillos que sus familiares y los políticos que le rodeaban decidieron darle por loco y destituirle. Después de enclaustrarse durante un tiempo en el bonito castillo de Neuschwanstein, el cual contemplaba desde que se levantaba hasta que se acostaba, le trasladaron a otro castillo donde falleció en extrañas circunstancias a los tres días de su llegada.
A día de hoy, la humanidad le debe al “rey loco” las siguientes maravillas arquitectónicas:
El castillo de Neuschwanstein
Conocido a nivel mundial como símbolo de la arquitectura romántica idealizada, actualmente es uno de los lugares más fotografiados de Alemania y uno de los castillos más visitados de Europa. Nacido de los sueños del “rey loco”, fue la fuente de inspiración de Walt Disney para comenzar a construir su propio sueño.
El palacio de Herrenchiemsee
Localizado en una isla del lago Chiemsee, es una construcción monumental realizada para satisfacer a Luis II desde que visitó Versalles por primera vez. Quería un palacio igual, y encargó su construcción. Aunque no llegó a verse acabado, el parecido entre ambas construcciones y sus jardines es asombroso.
El palacio Linderhof
Construido en uno de los cotos de caza de su padre y también con una clara inspiración en el palacio de Versalles, es el más pequeño de la colección de Luis II de Baviera y el único palacio que llegó a ver terminado. Aunque cuenta con un tamaño menor al resto, se trata de una construcción suntuosa que resulta un auténtico placer visitar.
DAVID MATEO CANO