ALEJANDRO MURCIANO.
Si has visto últimamente a un turista con maletas cerca de tu casa, no estabas teniendo una alucinación. Una postal como ésa, tan típica en el centro de Madrid, amenaza con volverse también común en Villaverde y otros barrios trabajadores. Pero el verdadero riesgo no es ése, sino que los alojamientos turísticos contribuyan a aumentar el precio de unos alquileres ya suficientemente disparados. En otras zonas de nuestra ciudad ya saben bien lo que esto significa sobre el precio de la vivienda, ocasionando además una onda expansiva que afecta a todo Madrid. Pero si este fenómeno sigue creciendo, el resultado puede ser aún peor.
Si visitamos la conocida web Booking y buscamos alojamiento para un fin de semana de octubre, en Villaverde podemos encontrar hasta ocho opciones, algo difícil de imaginar hace unos años. De ellas, solo dos parecen ser hoteles u hostales con la regulación que ello requiere; el resto son pisos o apartamentos adaptados al turismo. En Airbnb, la plataforma más importante de viviendas particulares hechas alojamiento vacacional, encontramos nueve posibilidades para ese mismo fin de semana. Aquí sí que no hay vuelta de hoja: son todos pisos o habitaciones que podrían ser alquilados para alguien que viviera allí permanentemente. Con tales cifras, puede éste parecernos aún un problema marginal, pero la amenaza a medio plazo sobre la oferta de vivienda y los precios del alquiler es evidente.
Para verlo nos vale con mirar al conjunto de Madrid. Según Idealista, los precios de los alquileres en la capital han aumentado un 38% en tan solo tres años. Y aunque los alojamientos turísticos no sean la única razón de esta locura, son un gran problema al sacar del mercado pisos que podrían ser la vivienda habitual de alguien. Seguramente no es casualidad que en distritos como Centro, especialmente afectados por la fiebre del turismo, los precios se hayan disparado casi un 45%. En este mismo distrito, se calcula que el 25% de las viviendas en alquiler son para turistas. Una de cada cuatro, nada menos. Además, de los 24.000 apartamentos vacacionales que se estima que hay en Madrid, tan solo el 1,1% tienen licencia del Ayuntamiento. Los demás navegan, en el mejor de los casos, en una alegalidad dudosa. Y al contrario que los hoteles, amenazan directamente con dejar a alguien sin acceso a vivienda.
Hasta el momento, la turistificación masiva ha tenido ya efectos claros en barrios como Villaverde. Los vecinos de las zonas céntricas que no pueden alquilar en su barrio han tenido que desplazarse a otros lugares, generando un efecto bola de nieve que presiona el precio del alquiler en nuevas ubicaciones. Pero a medida que esta fiebre crece y llega a nuestros barrios, esa presión es (y será) aún mayor. La culpa, aun así, no es del turismo como tal, sino de cómo éste pasa por encima de cualquier interés o beneficio local. Y por supuesto, de quienes lo promueven. Y de quienes lo consienten.