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‘Las palabras se las lleva el viento, las imágenes no’

Visitamos la Asociación Fotográfica de Villaverde

En el Distrito hay un grupo de vecinos apasionados con el arte de la fotografía que un buen día, hace ya 18 años, decidieron organizarse en la que desde entonces es la Asociación Fotográfica de Villaverde. Sus socios fundadores habían realizado cursos en el Centro Cultural Los Rosales, y después en el Centro Cultural Santa Petronila, pero llegó un momento en el que sus expectativas de aprendizaje ya estaban colmadas en aquella dinámica y se imponía dar un paso adelante. Casi dos décadas, un buen número de exposiciones y muchísimas fotos después, les visitamos en su local del número 22 de la calle Diamante, edificio que comparten con OMC Radio y la Asociación de Vecinos La Unidad de Villaverde Este.

Agus, presidente de la asociación, me cuenta su historia. Los pioneros, allá por el 2004, fueron 18: “El objetivo era promocionar este arte y seguir haciendo fotos en el barrio. El Distrito estaba en aquella época muy dejado de la mano de Dios, y nos propusimos hacer fotos y reportajes de Villaverde. Se trataba de transmitir con la fotografía lo que cada uno pudiese y le pareciese. Era una forma de reivindicar el barrio haciendo reportajes sobre él”, explica.

AMo Ruiz Administrador fincaas
Asociación Fotográfica de Villaverde
Intimos mínimos (2007), una de las exposiciones realizadas por la AFV (izquierda). A.F.V.

Los primeros años fueron muy prolíficos en exposiciones: Frontera Sur, Mujeres de Villaverde, Íntimos mínimos… “En aquella época se presentaba un tema, se planificaba una exposición con un comisario, hacía cada uno sus fotos, se las presentábamos al comisario y éste las escogía con arreglo al concepto de la exposición. Teníamos una forma de trabajar distinta, por así decirlo más rígida”, recuerda. Con el tiempo han ido relajando el funcionamiento y abriendo el espectro para tratar también otros temas más allá del Distrito: “Habitualmente nos reunimos los jueves a partir de las 19:30. Montamos el estudio, hacemos las fotos, decidimos qué vamos a hacer esa tarde, escogemos temas y programamos salidas, por ejemplo para fotografiar aviones, atardeceres… lo que surja”.

Experiencias

La asociación se ha mantenido estable en cuanto a número de socios: actualmente son 21, y siempre han estado entre 17 y 20, compensándose de forma natural las bajas con las altas. No les preocupa especialmente crecer: “el objetivo es que los que participamos desarrollemos nuestro proyecto, y si quiere apuntarse alguien es siempre bienvenido”. Coincide que, cuando les visito, buena parte de los presentes se han incorporado en los últimos años. Hago una ronda para conocer su experiencia y me llama la atención que todos proceden de los cursos de Santa Petronila, auténtico vivero de la asociación.

Carmen, socia “desde hace cuatro o cinco años”, me lo explica: “Todos hemos coincidido en la misma pauta: aprendemos en el centro cultural, pero cuando terminas de hacer un curso o dos (yo hice hasta tres) ya no cabe hacer más cursos. Vivo muy cerca, en Butarque, y la asociación me pareció una idea fantástica para dar continuidad a esta pasión y ponerla en común con otras personas que están en la misma onda. Aparte de que el grupo humano que la compone son gente muy maja. La verdad es que yo estoy encantada, aprendiendo y disfrutando de este arte”.

 

 

La incorporación de Ángel Millán es más reciente: lleva en la asociación desde diciembre. “Hace unos años hice un curso: yo también era alumno de Santa Petronila. Entonces el profesor, que yo creo que ha sido el de casi todos, Amadeo Sánchez, una persona con mucha capacidad docente y una pasión enorme por la fotografía, acordó con la asociación hacer un curso. Nos dijo a sus alumnos que si queríamos podíamos apuntarnos, conocí a la gente de la asociación, y a partir de ahí me interesó y pensé en unirme cuando tuviera tiempo. En diciembre por fin lo hice, y estoy muy contento. El rasgo más importante yo creo que es lo involucrada que está la asociación con el barrio y sobre todo el carácter didáctico: aquí todo el mundo está deseando enseñar a los demás lo que sabe, ayudarles a solucionar cualquier problema. La fotografía tiene muchos palos, y cada palo es un universo, algo casi inabarcable… Entonces todos los compañeros siempre intentan ayudar, y también tenemos biblioteca, donde a veces buscamos ejemplos. Realmente aquí vienes a aprender, y de una manera que yo disfruto como si estuviera en el colegio”, confiesa.

Ángel Rincón asiente: los dos Ángeles vinieron en diciembre, y la historia de ambos es similar. Él hizo “cuatro o cinco cursos”, y lo dejó “porque era un poco repetitivo”, pero no renunciaba a seguir practicando su pasión. Su experiencia es también muy buena, por el mismo motivo: “aquí vienes, y la pega que tengas en una foto, uno u otro te la soluciona”. Coincide Enrique, que lleva en la asociación un mes y pico: “conozco a varios compañeros que llevan tiempo, me invitaron, estuve con ellos haciendo unas fotos y me gustó la idea de estar aquí”.

Llega Fernando, otro socio fundador, y nos da una clave: “aquí no enseñamos, pero sí podemos ayudar a aprender”. Carmen asiente: “claro, porque aquí no hay secretos: todo el mundo se ayuda. Lo que queremos todos es aprender y evolucionar, y compartimos conocimientos, opiniones y experiencias”. En este sentido, Paloma cuenta su historia: “Yo vine aquí por primera vez porque me lo había recomendado el pescadero del mercado del barrio. Entonces entré y pregunté que cómo funcionaba el tema de las clases. Me dijeron que no se daban clases, y Carmen me recomendó ir a Santa Petronila con Amadeo. Entonces, como quedaban todos los jueves y fueron tan riquiños conmigo, pues venía todos esos días. Al final me hice de la asociación y me apunté a las clases de Santa Petronila. Este año será el tercero, y aquí estoy: encantada de la vida, muy a gusto”.

 

 

Evolución

Hablamos de la evolución de la fotografía los últimos 20 años. Fernando recuerda los inicios: “cuando empezamos, contactamos con una asociación que había aquí en el barrio. Se llamaba Nuevo Encuentro, y acordamos dar un taller (yo era uno de los encargados) los sábados por la mañana de fotografía química. Hicimos cámaras estenopeicas y alguna cosilla más con cámaras analógicas para los chavales de la asociación. Cuando empezó lo digital, antes de los móviles (y ya con los móviles no te digo), encerrar a unos chavales ahí en el laboratorio con el carrete y decirles que tienen que esperar…”. Reímos, y nos enfrascamos en la charla recordando cómo ha cambiado este arte y también la relación de las personas con la foto y el acto fotográfico. Carmen cuenta que la primera vez que vio un revelado daba saltos: “ver de la nada que empiezan a aparecer las imágenes es algo extraordinario, es muy emocionante…”. Enrique reconoce que él también se emocionaba, y todos asienten.

Hablamos de proyectos. Agus enumera: “Los jueves, venir aquí y hacer las salidas que se nos ocurran para lo que se tercie. Y luego, el proyecto anual que tenemos es un concurso interno en el que participamos los socios. Es un proyecto anual, pero es un concurso mensual: cada mes hay un tema y un ganador. A final de año se hace un libro con todas las fotos, y la portada es para el socio que ha sacado más puntos a lo largo del año. Los que participan tienen que votar, los socios que no participan votan si quieren, y el que más puntos saca ha ganado. Cuando termina el año se suman todos los puntos y la mecánica es la misma, pero el ganador también tiene que haber ganado al menos un mes. Lo hemos hecho desde 2016, durante la pandemia inclusive”.

En 2024 celebran su 20º aniversario, y quieren hacer algo especial. Fernando me cuenta la idea: “nos gustaría organizar unas jornadas fotográficas, contactar con algún fotógrafo o fotógrafa y que venga a hablar de su obra y del arte de la fotografía”. “Sí, ése sería el proyecto para el 20º aniversario —interviene Agus—: unas jornadas… Y oye, si luego cada año se tercia y se siguen haciendo, pues hay en lugares que empezaron así y ya llevan seis o siete, ¿quién sabe?”.

Ya estamos terminando, y Ángel Millán resume la pasión que les une: “La fotografía es un medio de expresarte, de darte a conocer y lanzar mensajes… Y las palabras se las lleva el viento, las imágenes no”. Un broche final inmejorable, a fe mía.

Más información y trabajos de la asociación en photovillaverde.org

Exposición: ‘La sierra de Guadarrama’

Exposición: ‘La sierra de Guadarrama’

Durante todo este mes puedes visitar la exposición La sierra de Guadarrama, una selección de fotografías realizadas por socios de la Asociación Fotográfica de Villaverde y miembros de La Incolora Fotografía (el grupo de fotografía de la A.V. La Incolora, con quienes han establecido bastante relación), en el Centro Cultural Santa Petronila (C/ María Martínez Oviol, 12). En octubre estará en el Centro Cultural  Los Rosales (Avda. de los Rosales, 133). ¡No te la pierdas!

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