La osteoporosis es una enfermedad que afecta a la estructura de los huesos, que se caracteriza por una disminución y una modificación en la masa del tejido óseo. Estas alteraciones, tanto cuantitativas como cualitativas, conllevan una disminución de la resistencia en los huesos, lo que implica un aumento del riesgo de fracturas. Podemos distinguir dos tipos fundamentales: la osteoporosis tipo 1, también llamada “postmenopáusica”, que es debida a carencia de estrógenos en las mujeres (hormonas femeninas) y que aparece dentro de los diez primeros años que siguen a la menopausia; y la osteoporosis tipo 2, también llamada “senil”, que afecta a hombres y preferentemente mujeres mayores de 70 años.
Las personas de edad avanzada presentan con regularidad una cierta tendencia a la disminución en los niveles de vitamina D y la absorción del calcio en el metabolismo, lo cual se puede traducir a largo plazo en un deterioro de los tejidos óseos, siendo las fracturas de cadera y de muñeca las complicaciones más frecuentes. En la actualidad, la osteoporosis se considera un riesgo importante de fracturas. Por este motivo, es conveniente un diagnóstico adecuado del estado de la arquitectura de nuestros huesos, y así conseguir en la medida de lo posible una prevención eficaz de estos problemas.
Existen otros motivos que favorecen la aparición de la osteoporosis (tabaco, alcohol, enfermedades reumáticas, insuficiencia renal, fármacos…); evitar los hábitos tóxicos, llevar a cabo una dieta saludable y el ejercicio físico adecuado a las etapas de la vida también influyen en la salud de nuestros huesos.
En nuestros días, existen avances para el diagnóstico del estado de nuestra masa mineral ósea, que se indican bajo criterio médico cuando se estima oportuna la realización de una prueba radiológica llamada “densitometría”, con un aparato especial de rayos X capaz de determinar la calidad de nuestros huesos. Por norma general, se suelen tomar imágenes de la cadera y de la región lumbar de la columna vertebral. Es una prueba cómoda, no intervencionista, que no requiere de ninguna preparación especial. En caso de detectar anomalías, puede ser necesario una evaluación y tratamientos más especializados y seguimiento más estrecho para evaluar con una cierta continuidad.
¿Cómo mejorar la salud de nuestros huesos? Se aconseja una adecuada ingesta de alimentos ricos en calcio (lácteos, frutos secos, legumbres) y vitamina D (pescado azul, leche o huevos); también se debe evitar tabaco y alcohol, y hacer un ejercicio físico adecuado: evitar el sedentarismo favorece el asentamiento de una buena calidad del hueso.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero
Especialidad Medicina Familiar y Comunitaria
Máster Medicina de Urgencias y Emergencias
Experto Universitario en Nutrición y Dietética