Se le llama “ley del hielo”. Se da en todo tipo de relaciones: pareja, amigos, padres e hijos, familiares, etc., y es el conjunto de comportamientos que tienen por objetivo ignorar al otro: acciones como dejar de hablarle a alguien, no tomar en cuenta lo que el otro dice o fingir que no se le escucha.
Quienes la aplican piensan que al imponer este silencio el otro va a cambiar algún comportamiento o que va a hacer que el otro haga lo que ellos quieren. Piensan que es una herramienta educativa, pero muy equivocados: ignorar al otro como una forma de castigo solo destruye las relaciones.
Como muchas tácticas, en el fondo defensivas y fruto de la inseguridad, imponer la ley del hielo revela una mala gestión de la comunicación. El silencio es sano cuando hay mucha exaltación y se hace necesario hacer una pausa antes de agravar lo que sucede. Sin embargo, cuando se usa como medio de control o de castigo se convierte en abuso.
¿Y qué ocurre con la persona que, sin saber por qué, es ignorada? Quien es ignorado se sumerge en sentimientos de tristeza que a veces se convierten en depresión. También siente ira, miedo y culpa. La víctima de este tipo de comportamientos también suele llenarse de angustia. No termina de saber qué está haciendo mal o por qué exactamente se le trata de este modo. Experimenta la situación como si hubiera perdido el control, y esto origina un fuerte estrés. De ahí que se le considere una forma de abuso en la que no hay gritos ni golpes, pero sí mucha violencia.
Si lo detectas, exige una conversación entre adultos: ¡tienes derecho a una explicación!
Beatriz Troyano Díaz. Coach personal y profesional