La angina de pecho es un dolor torácico opresivo que aparece como resultado de una enfermedad de las arterias coronarias. Es el dolor que se siente cuando el músculo cardiaco no recibe suficiente irrigación ni oxigenación porque se ve disminuido el flujo sanguíneo adecuado debido a un estrechamiento de las arterias que irrigan la pared muscular del corazón. Puede sentirse como una presión o quemazón en la región central del pecho que se puede desplazar hacia la mandíbula en su región inferior y hacia el hombro izquierdo, en ocasiones dando la sensación de presión con adormecimiento del hombro y antebrazo izquierdos.
El dolor o presión aumenta con los esfuerzos físicos (como subir escaleras, caminar por cuestas, caminar durante un largo periodo de tiempo), y también aumenta con las emociones sentimentales (como al recibir una mala noticia, en situaciones de estrés); y cede con el reposo. El dolor suele ser de tipo opresión o pesadez, en algunas situaciones puede asociarse a sensación de dificultad respiratoria y palpitaciones.
El diagnóstico inicial puede encaminarse a partir de una exploración física general y un electrocardiograma. Puede ser recomendable la valoración cardiológica para completar el estudio con otras pruebas que nos ofrecen mayor información para ayudar a determinar la presencia de isquemia:
- La prueba de esfuerzo: consiste en caminar sobre una cinta móvil con unos electrodos sobre el pecho que miden la capacidad del corazón para responder al ejercicio físico y evalúan la presencia de enfermedad.
- El ecocardiograma: consiste en una ecografía que consigue imágenes del corazón donde muestra el tamaño del corazón y el flujo de sangre a través de las válvulas cardiacas.
- La coronariografía: es una prueba en la que se introduce una aguja por la ingle o la muñeca, y a través de ella se accede para inyectar un contraste que sirve para visualizar las arterias coronarias que irrigan la pared muscular, con los rayos X se puede ver cuando se inyecta el contraste si hay alguna arteria que esté obstruida o más estrecha.
En general, cuantas más sean las arterias coronarias afectadas o mayor el grado de obstrucción (estrechamiento), más desfavorable será el pronóstico. Sin embargo, habitualmente las personas con una angina estable y capacidad normal de bombeo (función del músculo cardiaco conservada), suelen llevar una vida normal con el correcto seguimiento y tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular: evitar el tabaco, y control de los niveles de colesterol.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero