Más de una decena de entidades y 60 personas acudieron el pasado 12 de julio a la I Jornada de Huertas Abiertas en el distrito de Villaverde, que impulsamos desde el Mar de Alimentación del proyecto MARES Madrid, en colaboración con otras entidades como la Fundación Afandice, quien hizo de anfitriona en estas jornadas. Una mañana que sirvió para trabajar y ahondar en un plan distrital para hacer las huertas más inclusivas y accesibles a todas las capacidades, a través de la metodología de las Comunidades de Aprendizaje (CAP).
Las más de 60 personas con diferentes capacidades que participaron fueron divididas en cuatro grupos por colores y trabajaron en huertas adaptadas, por un lado, y en espacios no accesibles, por otro. Tras cerca de una hora de trabajo y de experimentar ambos escenarios, las dinamizadoras reunieron a todo el grupo para recoger sus experiencias: ¿Qué has encontrado difícil? ¿Qué cambiarías en esta huerta? ¿Cómo os habéis sentido?
Las diferencias entre un huerto y otro tienen mucho que ver con el espacio físico: unas hortalizas están sembradas en la tierra a ras del suelo; otras, sobre unos bancales lo suficientemente altos como para no tener que agacharse y para que, sobre todo, las personas que usan silla de ruedas, puedan alcanzar a coger, por ejemplo, los tomates. Aunque no debemos dejar de lado un componente que resaltó en varias ocasiones, la acogida de nuevas personas a un espacio colectivo y compartido, así lo vivieron aquellas con problemas de salud mental, cuya diversidad no es percibida físicamente pero si en la interrelación con otros y requieren de una mayor atención y motivación.
Pero no sólo son físicas. Durante esta práctica metodológica, basada en la experiencia de vivir una escena u otra, también se trabajó lo sensorial a través de la empatía. Así, las dinamizadoras taparon los ojos a algunas participantes, o les pusieron cascos para impedirles escuchar, de forma que fueron conscientes de cómo se vive la huerta sin las virtudes de todos los sentidos trabajando a la vez. Esto sirvió también para que el resto reflexionara sobre cómo se podría ayudar a alguien con otras capacidades diferentes a las nuestras a la hora de trabajar la tierra.
Por último, para finalizar la jornada, hicimos una cata de tomates inclusiva de la huerta: tomate pera, rosado, kumato y tigre. De esta forma, se trabajó otro de los estímulos sensoriales y aprendimos a diferenciar los distintos sabores de la hortaliza del verano más famosa.
¿Por qué huertas inclusivas?
Una de las líneas estratégicas del Mar de Alimentación es acercar la huerta al distrito de Villaverde, con el objetivo de comenzar a cambiar hábitos alimenticios y generar dinámicas de consumo consciente. Para eso, este Mar puso en marcha la campaña “Alimenta Villaverde, de la huerta al plato”. Precisamente, en el marco de esta iniciativa, incluimos también la Comunidad de Aprendizaje de Huertas Inclusivas, cuyo objetivo es eliminar las barreras de todo tipo para que estos espacios sean participados por todas las personas, independientemente de sus capacidades y crear una plan de huertas inclusivas, que apoyen la integración de toda la comunidad, desarrollando un proyecto innovador en el Distrito de Villaverde.
No existe un modelo único de huerto, como tampoco existe un perfil único de personas que quieran implicarse en los mismos. Definir algunos aspectos básicos para ayudar a la integración de personas con necesidades especiales, es uno de los retos que el grupo de personas que forman parte de la CAP se marcan dentro de este proyecto.
MARES MADRID