Mª Cruz Sánchez
Se acerca el fin de año y, además de pensar en cerrar de la mejor manera posible el año fiscal, llega el momento de plantearse cómo afrontaremos el próximo. Buscaremos mejorar o, el que menos, mantenerse. Pero para tomar decisiones que nos lleven por el buen camino hay que hacer primero análisis.
Te propongo un sencillo ejercicio: coge un papel o abre un nuevo documento en tu ordenador y apunta cuál era el objetivo que tenías a principios de año. ¿Vender más? ¿Aumentar la base de clientes? ¿Aumentar el margen? ¿Exportar?
Ahora apunta una a una todas las acciones que has llevado a cabo a lo largo de este año. Promociones, presencia en redes sociales, eventos, emailing… Incluso si has redecorado tu negocio: recuerda que todo influye en la imagen que los clientes tienen, y por tanto en las ventas.
Analiza cada una de esas acciones. ¿Las valorarías como positivas, negativas o indiferentes? ¿Te han acercado a tu objetivo anual? ¿Habría cambiado algo si no las hubieras llevado a cabo, tanto para bien como para mal? ¿Han sido rentables? Cuando detectes una acción que no estás valorando positivamente, reflexiona: ¿por qué no funcionó?
Con esta información podrás repetir aquello que te funciona, que te acerque a tu objetivo para 2018. Invertir más en lo que está siendo rentable. Revisa lo que falla, analiza si puede hacerse mejor o si es mejor dejarlo.
Quizás pienses que no tienes tiempo para pararte a hacer esto, pero te aseguro que es crucial para mejorar los resultados del próximo año. Con este sencillo ejercicio, que puedes realizar mientras paras a tomar un café o esperas a ser recibido por un cliente, estarás aprendiendo más sobre tu negocio.