Carlos Gómez Cacho. Tecnólogo
Se acercan las fechas en que el consumismo nos ataca de forma implacable, y la “obligación” de comprar regalos se convierte en una obsesión, que empieza con el “viernes negro” (black friday), sigue con el “ciberlunes” (cyber monday) y se rematará con las fiestas navideñas, acabando el próximo enero.
Los regalos tecnológicos suelen ser los más deseados entre los menores, desde juguetes hasta dispositivos móviles. Es importante tener en cuenta a la hora de realizar estos regalos que, por desgracia, todos aquellos dispositivos que se puedan conectar a Internet son susceptibles de ser pirateados, con sus nefastas consecuencias. Por eso es fundamental atender a la seguridad de los mismos, más si son para menores.
Los videojuegos que usan Internet para jugar con otros jugadores deben ser controlados especialmente por adultos, y se debe evitar que se descarguen vídeos piratas, tanto por seguridad como por legalidad. Los drones con cámara de vídeo deben utilizarse de forma correcta, pues no se puede grabar a nadie sin consentimiento, por ejemplo. La tecnología vestible (wearable) también es otro punto de atención, pues pulseras de entrenamiento deportivo o relojes inteligentes (smartwatches) pueden dar muchas pistas de nuestras actividades si son pirateados. Y por último el rey de los dispositivos, que es el móvil, con conexión a Internet y con muchas apps que pueden espiarnos si no tenemos precaución al instalarlas. Debemos plantearnos su necesidad y su uso en cada etapa del menor.
Con todo esto no se trata de provocar miedo en el uso de dicha tecnología, sino de dar un toque de atención en la utilización de dichos dispositivos, y más especialmente si son para menores. Siempre hemos insistido que no se trata de aprender a manejar la tecnología, sino de saber utilizarla. Solemos comentar con gracia las habilidades de los niños con los aparatos: quizás eso nos debería preocupar también. Los responsables adultos tienen que poner todas las medidas de seguridad para proteger la privacidad de los menores, así como enseñarles a utilizar de forma correcta toda esa tecnología. Evidentemente se debe acudir a expertos si no se poseen esos conocimientos.
No se trata de prohibir su uso, sino de velar por su seguridad. ¿Sabes cómo proteger tecnológicamente a tus hijos?